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32 pies: en nombre del deseo

De la redacción de El Litoral

Recibimos la nueva edición de la revista 32 Pies, editada por la Fundación Puerto de la Música. En la exquisita edición, la nota editorial destaca que el deseo atraviesa este número de 32 Pies. Aunque inasible en su dimensión más profunda, el deseo es el gran motor de la vida. Señal y bandera de los creadores y los justos. Sólo los ignorantes o los necios desprecian ese combustible.

Así lo entendió el gran poeta Mario Trejo cuando escribió en los sesenta. “Es mejor ser cabeza de león que cola de ratón” o “el mejor modo de esperar es ir al encuentro” o más tarde, cuando sugirió andar por la vida con “cabeza fría, corazón caliente, sexo a punto”.

Ese gran ilusionista del cine que es Fernando Birri también lo sabe. A los 87 años sigue imaginando proyectos. La puesta de “El Fausto Criollo” y su participación actoral en un filme de Eliseo Subiela, son ejemplos. Birri siempre va por más. Lo sostiene un entusiasmo juvenil, una sed esencial.

Lo sabe César Brie, actor, director y dramaturgo -continúa el texto-, quien se siente una suerte de Ulises en busca de la añorada Ítaca. Los viajes lo llevaron a Bolivia y a la creación del Teatro de los Andes. Ahora, radicado en Italia, mantiene en alto su idea de conmover al espectador. En una profunda nota de Miguel Passarini, el creador dice: “Provocar un shock de pensamiento y a la vez, un shock emotivo”. Pensar y sentir. Vale.

Lo explica Ronald Shakespear, el notable diseñador, cuando dice “Yo vendo ideas” o cuando explica el diseño, su oficio, como un plan mental. Sus ideas señales-signos están esparcidas por las ciudades argentinas sin que se vea la mano de su creador.

El maestro Jorge Riestra lo vive. Para él, las explicaciones están de más. Es un narrador a la intemperie. Un honesto y riguroso contador de historias, ubicado entre la biblioteca y la ventana abierta.

El deseo. De eso se trata todo. El Puerto de la Música, desde el primer trazo de Oscar Niemeyer, está contaminado por el deseo. La idea de modificar el perfil urbano de Rosario con un Centro Cultural de magnitud es tan osada, como noble. Su búsqueda, no su eventual concreción, es nuestro modo de ir al encuentro.

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