Un cambio de paradigma en la operatoria pública
Planes de viviendas donde el que construye es el futuro propietario
La provincia promueve un mecanismo donde el Estado localiza el suelo disponible, se hace cargo de las obras de urbanización y ayuda al beneficiario a financiar los materiales. Pero es el particular quien, según prototipos preestablecidos, debe levantar su casa.

Sobre la base de esquemas básicos y calidad de materiales uniforme, cada propietario termina de dar forma a su casa.
Foto: Archivo El Litoral
Ivana Fux
Sin abandonar -al menos por ahora- el sistema tradicional de construcción de viviendas, la provincia instrumenta otros mecanismos que prevén mayor participación de los beneficiarios. Históricamente, las localidades planteaban sus demandas a la provincia y ésta, con asistencia financiera del Fonavi, construía los planes y habilitaba las casas. Ahora, el Estado -en sus diferentes niveles- se hace cargo de identificar el suelo disponible, y lo ofrece en cuotas accesibles al potencial adjudicatario; la provincia se responsabiliza de las obras de infraestructura y ayuda al propietario brindándole financiamiento para que compre los materiales. Ya no es la provincia quien construye, sino el adjudicatario. En diálogo con El Litoral, el secretario de Hábitat, Gustavo Leone, explicó las fortalezas y debilidades del sistema.
—¿Los terrenos siempre son cedidos desde el ámbito público?
—Estamos abiertos. Primero creemos que el impulso que está generando el Estado en este momento va a llamar a privados a que ofrezcan lo mismo. Si hay una familia que tiene algunas hectáreas pero no la plata para la infraestructura, lo podemos trabajar a través de los esquemas de gestión asociada de urbanización. Podemos asociarnos de alguna forma, compensando lotes con obras de infraestructura para lograr que el privado habilite parte de ese suelo en forma parcial. Lo más tradicional es que el privado apunte a un sector del mercado que está dispuesto a pagar una cuota mucho más alta, pero creemos que es posible generar un esquema de asociación con el Estado mediante el cual podamos lograr un valor referencial del suelo que llegue a sectores de ingreso medio.
—¿La construcción estará a cargo del particular?
—Estamos abiertos a programas de distintas características. Hay situaciones de construcción individual donde el propio beneficiario tiene que resolver la autogestión de la vivienda. Los programas de construcción en altura obviamente requieren de la intervención de la provincia asociada a un gremio o entidad intermedia y se resuelve con la visión tradicional de la contratación de la obra.
—¿Dejar librada la construcción al propietario no provocaría demasiada heterogeneidad?
—En la variedad está el gusto... Estamos definiendo un prototipo para estas operatorias, pero será flexible. Las ventajas que tiene es que posee un componente básico para baño, cocina y estar, y en función de cómo se ubique eso en el terreno, la vivienda tiene posibilidades de crecer hacia atrás, el costado o arriba. La idea es llevar adelante talleres con los beneficiarios para que según como proyecten su casa en el futuro, ubiquen eso en el terreno. Esto es común para todos. Habrá un seguimiento; no se deja librado al azar. Garantizamos que haya una calidad determinada; es más, este prototipo tiene dimensiones universales como para que las usen personas con movilidad reducida, y tiene un nivel de materialidad básico que no se puede alterar.
—¿Se avanza hacia un modelo donde la provincia no va a construir ya viviendas, en todo caso va a aportar los elementos para que el beneficiario pueda hacerlo?
—No, es ampliar la base. Nosotros hoy tenemos la visión tradicional de que la Dirección provincial construye viviendas. Lo que hemos hecho con Hábitat es incorporar otras operatorias adicionales a la tradicional para ampliar la base porque también nos parece que con la operatoria tradicional no vamos a cubrir la necesidad que hay en términos de demanda, lo cual no significa que dejemos de construir. Lo que vamos a hacer es habilitar otras opciones para lograr más soluciones habitacionales.
—¿La operatoria tradicional la siguen aplicando?
—Sí. Tenemos barrios en construcción mediante este sistema; en total, 6.500 viviendas. No es un sistema más rápido; son cosas complementarias. En cualquier caso, para hacer viviendas tenemos que tener el suelo urbanizado, con lo cual es el primer paso de la construcción. Sí tiene la ventaja de que hay un seguimiento mucho más cercano de parte del beneficiario y ésa es una herramienta muy importante porque muchas veces el Estado a través de sus sistemas de control, tiene sus mecanismos de seguimiento, pero que esté el beneficiario mirando cómo se hace la casa, nos da una mayor tranquilidad. El albañil lo puede buscar el propietario o puede construir él mismo. Es un esquema que tal vez sea alternativo al esquema tradicional, porque lo común era que la provincia construyera un plan y entregara las viviendas.
—¿Ponen el eje en esta nueva operatoria?
—Tratamos de abrir el abanico. No quiero decir que priorizamos una u otra. Decimos que tenemos 6.500 viviendas en construcción en la provincia y sólo en Rafaela, con el plan “Mi tierra Mi casa”, estamos pensando en 1.500 lotes, Rosario dos mil, Santa Fe mil, Venado Tuerto, 400. Cuando empecemos a sumar, vamos a llegar en menos de un año y medio a la misma cantidad de viviendas en ejecución.




