CONTRA LAS CUERDAS

Retuvo Duer

La porteña Carolina “La Turca” Duer retuvo por puntos el título de campeona de la categoría supermosca de la Organización Mundial de Boxeo ante la rosarina Marisa “La Piba” Portillo, en pelea desarrollada en la megamuestra Tecnópolis de Villa Martelli. El combate se decidió a través del veredicto de las tres tarjetas de los jueces donde Duer, en la sexta defensa de su corona, se impuso en todas por 97-92. En el primer round ambas peleadoras no se sacaron ventajas y se estudiaron en demasía. Luego la campeona comenzó a tirar golpes al cuerpo que minaron la resistencia física de Portillo. Pero en el cuarto round estuvo más activa la retadora y enredó a Duer, quien no pudo atacar con precisión. Esto hizo que la pelea fuera deslucida y con pocos matices de emotividad. En el quinto le quitaron un punto a Portillo por un cabezazo al pómulo de la campeona, en una muestra de impotencia porque su trabajo solamente se quedó en frenar a su rival y no en sumar agresividad a sus golpes para tratar de ganar la pelea. Así, Duer siempre colocó las mejores manos. Aunque no le dio continuidad a su ataque, le alcanzó para llevarse un triunfo muy cómodo en las tarjetas, pero deslucido en el trámite. Duer, de 33 años, había peleado por última vez el 6 de julio pasado en el club donde retuvo la corona ante la rumana Corina Carlescu, mientras que Portillo (24) desperdició su segunda chance de ganar un título del mundo, luego de su presentación ante la mexicana Ana María Torres. Previamente, por la división supermediano, se efectuó el combate de semifondo a ocho rounds, donde Ricardo Ramallo venció por puntos, en fallo dividido, a Abel Adriel.

Carrasco, campeón

Un cross de derecha y otro de izquierda fueron la firma con las que Gumersindo Carrasco despachó al bonaerense Daniel Dorrego en la pelea de fondo realizada en el Polideportivo Juan Domingo Ribosqui de Maipú, escenario que albergó a cerca de 1.800 personas que presenciaron el combate, obteniendo el título Latino del Consejo Mundial de Boxeo. Contundente, certero, implacable: de esa manera lució el “Pitbull de La Favorita” para imponer su fuerza y potencia ante un noqueador como Dorrego. Sonó la campana y “Gumer” salió desaforadamente en busca de la victoria, en busca de esa revancha personal que significaba reponerse al traspié sufrido en Inglaterra frente a Lee Purdy.

Sangre en el ojo y sudor en el pecho provocaron una química explosiva que detonó en la humanidad de su oponente en el primer asalto de un combate pactado a doce.