EDITORIAL

Efectos políticos de determinados gestos

Cuando dirigentes políticos ideológicamente contrapuestos deciden unirse con el mero objetivo de abatir a un enemigo en común y alcanzar el poder, sus estrategias suelen ser de corto alcance y, por lo general, terminan en el fracaso. La historia reciente del país refleja algunos claros ejemplos en este sentido, como lo sucedido con aquella Alianza en la que confluyeron Fernando De la Rúa y Carlos “Chacho” Alvarez. Más cercana en el tiempo, fue la frustración en que derivó el acercamiento entre Ricardo Alfonsín y Francisco De Narváez durante las elecciones de 2011.

 

Sin embargo, cuando esos mismos políticos dejan de lado sus apetencias personales o sectoriales de poder y deciden aunar sus esfuerzos para defender la vigencia de valores esenciales de la democracia y la república, las probabilidades de alcanzar el éxito se multiplican de manera notable.

Cuando el kirchnerismo intentó desmoronar la figura de Leandro Despouy para desplazarlo de la Auditoría General de la Nación (AGN) por la incomodidad que sus controles provocan, se produjo un hecho poco común en la política argentina de hoy: referentes del radicalismo, del peronismo disidente, el Frente Amplio Progresista, el PRO y la Coalición Cívica, se mostraron unidos en el Congreso de la Nación, para reclamar el respeto del sistema y velar por la continuidad en el cargo de este funcionario.

Entre otros antecedentes, Despuy había sido el autor de informes en los que, antes de la tragedia ferroviaria de Once, advertía que el sistema ferroviario estaba en virtual colapso. Y después del siniestro, se encargó de marcar responsabilidades de algunos funcionarios importantes del gobierno nacional.

El resultado de aquella presencia masiva de dirigentes políticos opositores en el Congreso fue concluyente, y el kirchnerismo decidió poner freno a su estrategia destitutiva. Por eso el funcionario sigue en su cargo.

A mediados de agosto pasado, el oficialismo se mostró abiertamente decidido a instalar en la agenda de discusión pública el tema de la re-reelección de Cristina Fernández de Kirchner. Distintos referentes del sector se encargaron de hablar del tema, en una seguidilla de declaraciones que no parecieron ser fruto de la casualidad.

En aquel momento, y a modo de preludio de lo que luego ocurriría con el caso Despouy, referentes de los principales partidos de la oposición protagonizaron rápidos movimientos, se mostraron juntos y dejaron en claro que tal decisión política representaría un avasallamiento de la Constitución Nacional.

En los últimos días, se produjo en el país un nuevo gesto político. El radicalismo impulsó la creación de una “multisectorial” con otros partidos e, incluso, con organizaciones sociales, con el objetivo de oponerse a cualquier intento por alcanzar la reelección indefinida.

A pesar de sus diferencias y de aspiraciones sectoriales, los opositores no deben olvidar que tienen en sus manos la responsabilidad esencial de velar por el país.

Y esto, va mucho más allá de ganar o de perder elecciones.