Encuentro en la Alianza Francesa
Encuentro en la Alianza Francesa
Tres lectores para “Tres poemas de Baudelaire”
Cada uno de los expositores comentará su poema preferido del autor de Las flores del mal.
El profesor y traductor Silvio Cornú, el escritor y periodista Enrique Butti, y el profesor y escritor Jc Ramírez presentan un acercamiento a la poética del escritor francés Charles Baudelaire (1821 - 1867). Cada uno de los expositores comentará su poema preferido del autor de Las flores del mal, con el fin de conformar un panorama conjunto que contemple las interpretaciones biográficas e históricas, los aspectos estilístico-composicionales, la problemática de la traducción y las peculiaridades que revelan el impacto, las repercusiones y la vigencia de Baudelaire.
Tendrá lugar en la Alianza Francesa, Bv. Gálvez 2147, el miércoles 7 de noviembre, a las 20.
Lecturas del poeta maldito
Enrolado en las filas de los “poetas malditos”, como llamó Paul Verlaine (tomando el término de “Bendición”, poema de Baudelaire) a los escritores bohemios, incomprendidos por sus contemporáneos, transgresores y estilísticamente revolucionarios, el autor de Las flores del mal fue leído de diversas maneras con el paso del tiempo. Esa variedad de lecturas quizás sea uno de los mejores signos para vaticinar su ingreso entre los grandes escritores clásicos. Como señala Erich Auerbach, la poesía de Baudelaire plantea dos motivos antitéticos: en primer lugar la antítesis simbolismo-realismo. Es evidente el afán de Baudelaire por significar algo más allá de las imágenes que describe; sin embargo, en su tiempo, lo duro, ominoso, erótico, indócil, eran componentes que de por sí definían al realismo, y de ahí las malinterpretaciones y los juicios por obscenidad y herejía que tuvo que soportar Baudelaire.
La otra antítesis estriba en la contradicción entre el tono elevado y virtuoso de sus poemas y la “escasa dignidad” de los temas, un hecho que a nosotros no nos sorprende porque ésa es una de las características más firmes de la poesía actual (precisamente merced a Baudelaire), pero que en su tiempo fue considerado una discordancia estilística y como tal fue duramente combatida.
Posteriormente, una biblioteca enorme da testimonio de las distintas lecturas a las que fue consagrado (y sometido) Baudelaire: los estudios de Benjamin, Porche, Bourget, Valéry, Eliot, Sartre, Todorov, Bernard, aparte de las interpretaciones a las que dieron pie sus lúcidas críticas de artes plásticas, su nouvelle La fanfarlo, su ensayo sobre el haschís y el opio (Los paraísos artificiales), los textos de Pobre Bélgica, sus cartas y sus memorias. También es importante computar las constantes y raramente felices traducciones, porque en las traducciones lo que se lee en primer término es un lector.
En lo hondo del corazón
En Baudelaire, se asiste a un cambio radical para la poesía; contemporáneamente a la escritura de los primeros poemas de Las flores del mal cae el último ícono de la poesía romántica, Hölderlin, y lejos de continuar, por ejemplo, la celebración a la primavera, nuestro poeta le canta a lo más hondo del corazón de las ciudades y los gentíos, a los personajes generados y congregados por la oscuridad de la noche y sus vicios, o al embriagador espectáculo que ofrece una calle comercial.
Esto no implica una simplificación ni una mera adecuación del oficio literario al materialismo moderno. En su ensayo sobre Edgar Allan Poe, ese otro “maldito”, Baudelaire repite la imagen del poeta que aparece varias veces en su poesía: “Hay en la historia literaria predestinaciones análogas [a las de Poe], como la influencia de misteriosas maldiciones, hombres que llevan la palabra infortunio escrita con caracteres invisibles entre las arrugas de su frente. El Ángel Ciego de la expiación se apodera de ellos y les entrega implacable para edificación de los demás. En vano tienen talento y están ungidos por la gracia... ¿Existen, pues, espíritus sagrados, inmolados en un ara bárbara y condenados a caminar a la muerte y a la gloria a través de su propio desastre?”.
En su charla, Cornú, Ramírez y Butti intentarán transmitir el encanto de algunos poemas de Baudelaire, “la forma más modesta y quizás más efectiva de sustentar su fuerza y vigencia”.

Charles Baudelaire retratado en 1860 por Gaspard-Félix Tournachon (Nadar).
Foto: Archivo El Litoral