EN LA REVISIÓN, Un verdadero poker de ases

Monzón, Pérez, Locche y Galíndez, insuperables

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Primero él. En términos generales, se acepta a Carlos Monzón como el líder indiscutido del boxeo argentino a nivel mundial. Su estampa de campeón indestructible dejó una huella difícil de borrar. Foto: Archivo El Litoral

 

Sergio Ferrer

A principios de este año, remitimos a Julio Ernesto Vila un listado preliminar, en el que enumerábamos a quienes consideramos como los 50 mejores pugilistas argentinos de todos los tiempos. A esa altura ya incluíamos a Sergio Martínez como el número 10, tal como puede apreciarse en el cuadro anexo. Queríamos saber dónde estábamos “parados”, por así decirlo, habida cuenta que, fallecido don Amílcar Brusa, Julio es uno de los pocos entendidos en la materia que los vio pelear prácticamente a todos. También consultamos por algunos nombres puntuales al colega Carlos Irusta, así como charlamos en diversas ocasiones con José Lemos y Rufino Cabrera, otros dos referentes locales que han visto y experimentado mucho boxeo.

Hecha esta aclaración, no está de más señalar que el rótulo de “mejores”, viene con el agregado “para nosotros”. Incluso, una de las cosas que le aclaramos a Vila fue que la definición de “mejores” no nos parecía la más apropiada, porque, si bien se buscó un consenso general, para la definición de la mayoría de los puestos prevaleció el gusto personal, por sobre otros conceptos.

En tal sentido, también cabe mencionar que podríamos haber solucionado nuestro dilema con la frase “Los 50 boxeadores argentinos más importantes de todos los tiempos”, pero entonces la escala de valores sería otra, en especial para medir lo hecho por Luis Angel Firpo, Justo Suárez y Oscar Bonavena. Este último fue, lejos, el más famoso en Estados Unidos, al haberse atrevido, entre otras cosas, a confrontar hasta verbalmente y de igual a igual en el entarimado con Muhammad Ali.

Ellos lo hicieron

Hasta Horacio Accavallo y Santos Laciar no nos quedan dudas. Carlos Monzón y Pascualito Pérez son líderes inamovibles. Estuvimos tentados de poner a Víctor Galíndez delante de Nicolino Locche -para respetar el orden de ingreso al Salón de la Fama de Canastota-, pero luego decidimos que lo de “El Intocable” fue surrealismo puro. Eso sí, Galíndez queda cuarto. Fue un peleador enorme, dignísimo, curtido en una agresividad jamás vista (al estilo de Archie Moore) y un coraje a pruebas de balas. Todos ellos fueron grandes campeones del mundo, un elemento que no necesariamente marginó de esta selección a otros, como Eduardo Lausse (coloso del cuerpo a cuerpo) y el negro Luis Federico Thompson (pugilista de alto vuelo, excepcional), que no fueron monarcas del orbe porque hubo mezquindades y truculencias que jugaron en su contra. A Jorge “Locomotora” Castro lo consideramos más allá del bien y el del mal la noche de 1994 que noqueó todo ensangrentado a John David Jackson en Monterrey (México), a la vez que nos preguntamos hasta dónde hubiera llegado de no haber sido tan negligente.