Esta mañana

Un emotivo acto vivió el Colegio Inmaculada

La institución ignaciana conmemoró el 150º aniversario de su reapertura en nuestra ciudad. Y lo celebró con su comunidad educativa, autoridades políticas y de la congregación. El gobernador Bonfatti ponderó el humanismo y la vocación de servicio del legado jesuita.

Un emotivo acto vivió el Colegio Inmaculada

“Debemos abrigar los valores de la ciencia, del humanismo y del hombre bueno, que durante tantos siglos los jesuitas han pregonado”, dijo el gobernador durante el acto”.

Foto: Amancio Alem

 

De la redacción de El Litoral

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En un solemne acto del que participó toda la comunidad educativa, el Colegio de la Inmaculada Concepción conmemoró hoy el sesquicentenario de la reapertura de su institución, en 1862. Sus autoridades rescataron la extensa historia de más de cuatro siglos de presencia jesuítica en Santa Fe, y una larga tradición en la formación educativa basada en la fe, el cultivo de las ciencias y el humanismo como bandera. La fecha evocativa congregó en el salón principal del colegio a representantes de la congregación, y a autoridades políticas como el gobernador Antonio Bonfatti y miembros de su gabinete.

Desde su llegada en 1610 -en la aldea de Santa Fe la Vieja-, los jesuitas promovieron incansablemente el servicio de educación, contribuyendo a la pacificación de los pobladores originarios, el crecimiento de la cultura de la sociedad y, fundamentalmente, el cultivo de las ciencias. “Pero en 1767, con la expulsión de los jesuitas, la institución pasó a vivir 95 años oscuros: hubo bibliotecas saqueadas, la actividad cultural fue clausurada, y el edificio fue ocupado por extraños, y hasta abandonado”, relató en apretada síntesis histórica el padre Leonardo Nardín, rector del colegio.

Recién 1862 se logra el retorno de los jesuitas, por gestiones del entonces gobernador Patricio Cullen. Así, se vio una puerta abierta a la esperanza de que el colegio vuelva a ofrecer una educación de calidad. Ese año tuvo lugar su reapertura: con el tiempo se equiparon los laboratorios de fisíca-química, se instaló el observatorio astronómico, se abrió una prestigiosa academia de literatura, recuperaron el esplendor de la institución educativa. Pasaron 150 años desde entonces.

El servicio social se constituyó como uno de los pilares fundamentales: “Hoy en día siguen nuestros jesuitas y alumnos trabajando con comunidades vulnerables, siguiendo la sabiduría más honda del Evangelio y las enseñanzas de Ignacio de Loyola. Cada uno de nuestros antecesores ha aportado desde su corazón forjado en el generoso temple ignaciano, a este tejido de la historia en servicio a la sociedad”, resaltó Nardín.

“Un orgullo”

El gobernador Bonfatti había desistido de ir a una actividad en Rosario para estar presente en el acto del colegio ignaciano. Y al momento de su discurso, no se ahorró elogios: “Los jesuitas son los que nos han traído las ciencias, nada menos, y con un enorme humanismo. Gracias a ustedes tuvimos un observatorio astronómico, y la primera pileta de natación techada de América del Sur, con todo lo que el deporte significa para la formación integran de una persona. Ello además de ser los precursores de la Universidad del Litoral”, subrayó.

“Hubo mucha entrega en formar personas buenas con vocación de servicio, con valores y con ética. Éste es el agradecimiento que les quiero hacer en nombre del pueblo de la provincia a la comunidad jesuítica, por sus 402 años de vida, por todo lo que nos ha dejado. Son un ejemplo que tenemos que tomar en una época donde hay muchos disvalores. Debemos abrigar los valores de la ciencia, del humanismo y del hombre bueno, que durante tantos siglos los jesuitas han pregonado”, cerró Bonfatti.