Artes visuales
Artes visuales
“Habitar”
Domingo Sahda
En el local de Estudio 24 Galería de Arte, peatonal San Martín 3026, Santa Fe, con Producción y Montaje de Raquel Minetti y texto curatorial de María Laura Pacitti, el grupo de artistas plásticos esperancinos integrado por María Susana Hominal, María Rita Montalbetti, Mónica Monin, Danilo Grasso y María Cristina Behrenz expone una colección de trabajos plásticos que centra su punto de partida creacional en torno del concepto “Habitar”, que da título a la muestra colectiva a la vista.
“...Incertidumbre del estar/impresión íntima en continuo movimiento/ tiempo inasible/ espacios inmutables/ espacio infinito/ planos habitados por otros escurridizos/ construir sobre lo deconstruido/ resguardos y refugios/ vientres cerrados/ parados en la nada/ silencio/ mi casa soy yo...”. Con este texto de construcción colectiva se inicia un recorrido visual atento intentando sostener —en realidad avalar— aquello que está a la vista, el que puede ser internalizado desde diversos puntos de anclaje en virtud de la amplitud, mejor dicho la ambigüedad impersonal de lo enunciado.
Curiosamente en esta colección expuesta, como en muchas otras muestras vistas recientemente, el sostén expresivo se apoya en la conceptualización verbal del contenido apelativo inherente a “la palabra” —dicha escrita— virando la esencialidad del lenguaje propio e intrínseco al arte visual. En estos casos mencionados se sujeta e “ilustra” aquello que se formula verbalmente. Dadas así las cosas, el llamado lenguaje visual, las artes plásticas, subsumen su repertorio específico al campo de la palabra, del concepto, el que adquiere entidad direccional y justificatoria “per se”, empobreciendo en la mayoría de los casos la vibración sensoperceptiva y actitudinal del Arte Visual.
Esta suerte de moda artística o camino alternativo hipotético, que aspira a justificar desde los saberes ajenos el cosmos expresivo inherente a la imagen y el espacio, plano o volumétrico, en los hechos empobrece la experiencia estética convirtiendo a muchas de las proposiciones expuestas, en una suerte de enigma o “teorema” a resolver, dejando fuera a los no “iniciados” en esta, por cierto, árida y tediosa experiencia que soslaya la poética propia de la imagen significativa.
Dadas así las cosas, los trabajos en exposición en esta exhibición rezuman el oficio que cada uno de los expositores cuenta en su haber. En ningún caso aparecen como improvisaciones gestuales o experimentaciones baladíes. Cada uno de los expositores cuenta con sólida formación y trayectoria probada. Esta oportunidad debería ser entendida como “resbalón que no es caída”.
La ambigüedad de la proposición que da título a la muestra, permite infinitas interpretaciones que, por su amplitud admiten la dispersión de sentido generador de la colección. La palabra siempre conlleva una carga específica propia cuando se la interpreta como fundante del sentido, y por sí misma es el núcleo del lenguaje hablado, lecto-escrito. El arte visual entendido como lenguaje tiene otros núcleos específicos que le son propios e inalienables. Apelar a éste con el sólo objetivo de sostener los conceptos del primero de los nombrados es hacer del arte plástico un “ilustrador” subsidiario.
Los trabajos de la muestra comentada, más allá de su inobjetable concretización matérica, orillan constantemente el sentido de aplicación prolija de interpretaciones multidireccionales que nos conducen “De la Ceca a la Meca”, sin anclajes posibles.
La cita impresa en el tarjetón de la exposición, del filósofo M. Heidegger resulta de interpretación tan abarcativa que se recorta como en extremo diluida como solución de compromiso ajena a lo que se expone pues lo que se ve puede ser rotulado de infinitos modos, todos ellos posiblemente válidos en sí mismos. Las obras a la vista, intemporales por la dispersión de su enunciado fundante se emparentan con las modas del internacionalismo visual, el llamado “bienalismo” que siempre es ajeno a la reflexión poética, a veces estremecedora, del tiempo y el espacio capturados en eso que llamamos “cuadro situado”.