Les Luthiers y “¡Chist!: Antología”
La música como materia viva
Les Luthiers y “¡Chist!: Antología”
La música como materia viva

Ignacio Andrés Amarillo
El subtítulo de “Antología” viene a recordar que “¡Chist!”, el último espectáculo de Les Luthiers (con el que desembarcaron anoche en el estadio Ángel P. Malvicino, y repetirán esta noche y mañana) es en realidad una recopilación de momentos estelares de toda su carrera. Viene a recordarlo, porque es fácil olvidarlo: el show, además de su carácter fragmentario, funciona como un todo, más allá de muletillas y referencias cómplices de un número a otro (“godo”, “dubidubidú”, etc.).
Esto viene a demostrar que el grupo integrado por Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés y Carlos López Puccio trabaja sobre algunos tópicos inmanentes, desde los tiempos en que Ernesto Acher compartía andanzas con ellos.
¿Cuáles serían éstos? Uno podría plantearse como una peculiar dialéctica entre “civilización y barbarie”: desde su expresión más cruda (la ignorancia y los barbarismos contra el saber y el buen decir) hasta su expresión en la vida musical (la más rancia academia contra los géneros populares). Es notable que la incultura sea un tema recurrente para un proyecto de “humor culto e inteligente”, tal como repiten muchos que apenas nadan en la superficie de sus creaciones.
Esencia musical
Porque ahí surge otra clave de la propuesta: el “humor musical” no se limita a una letrística ingeniosa, sino en permitirse jugar con las reglas de los géneros abordados. La demostración más palmaria de esto puede estar en “Educación sexual moderna (cántico enclaustrado)”, un motete a cuatro voces y basso continuo que hubiese hecho las delicias de Monteverdi, pero no se hubiese animado a incluirla en su “Selva morale e espirituale”.
Algunos recordarán cuando el sacerdote Jorge “Pato” Gómez irrumpió en el escenario mayor de la Fiesta del Chivo de Malargüe 2011 para impedir que el Coral Lutherieces (elenco que tributa al grupo que hoy nos ocupa) interprete esta obra. ¿Qué es lo que molesta tanto? No solamente la parodia sobre las concepciones de la ortodoxia católica sobre el tema (“Amen... lo menos posible”), sino que la obra está escrita con los códigos de la más antigua tradición de la música sacra.
Mismo caso ocupan algunas creaciones atribuidas al inefable e intemporal compositor Johann Sebastian Mastropiero, como “La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa (madrigal)”, una obra renacentista para grupo vocal e instrumental, en el que las confusiones en la lectura de la letra no afectan la estructura compositiva. Aquí también tienen su momento los instrumentos de cuerda confeccionados con latas, creaciones heterodoxas de las que proviene el nombre del grupo.
Y también “La hija de Escipión (fragmento de ópera)”, un paso de comedia estelarizado por Rabinovich y Mundstock, en donde se combinan las grandilocuencias de las arias decimonónicas con las coloraturas y los recitativi apoyados en el clave propios de la ópera barroca.
“Los jóvenes de hoy en día (r.i.p. al rap)” es otro de los números más conocidos y difundidos en YouTube, y uno de los momentos donde el cruce de culturas musicales se usa para reflejar las diferencias generacionales: entre el clave barroco de los carcamanes que aleccionan a los jóvenes y el hip hop con el que tratan de llegar a ellos.
Nervio popular
Los géneros populares tienen sus momentos, como en el homenaje al lamentable cantautor “Manuel Darío (canciones descartables)”, epígono subdotado de tantos creadores romántico-festivos (“shalalala”) y que a veces arremeten con otras músicas, como el folk americano, o temáticas, como el supuesto compromiso social.
Hablando de temáticas: los más músicos del grupo, Maronna y López Puccio (quien cuando no hace reír dirige el prestigiosísimo Estudio Coral Buenos Aires), encarnan a un dúo de ex hippies devenidos en ambientalistas, para interpretar “Sólo necesitamos (canción ecológica)”, con todo el sabor de los años ‘60.
En el “Bolero de los celos (trío pecaminoso)”, tras un ampuloso poema leído por Mundstock, el grupo arremete con los clichés de la música romántica de algunas décadas atrás, con sus letras metonímicas (“los guantes que acarician tus manos”) que terminan llevando a lugares inesperados.
Los pasos de comedia más teatral están en “La redención del vampiro (hematopeya)”, donde otra vez los clichés del repertorio tropical chocan con el folclore vampírico (“es como una estaca clavada en mi corazón”), y en “Encuentro en el restaurante (rapsodia gastronómica)”, un diálogo amoroso imposible en el contexto de la banda que toca en vivo en el local.
Victoria listaazulista
Pero lo que termina de redondear el espectáculo es la saga titulada “La comisión (himnovaciones)”: una sátira política protagonizada por el Partido Liberal Populista Lista Azul, cuya voluntad de renovar el himno de vaya a saber qué país imaginario los lleva hasta el estudio del maestro Mangiacaprini (un atildado profesor que, a la sazón, compone cumbias: otra vez la academia choca con lo más popular) para que reversione la canción patria.
Así, la búsqueda de efemérides que rimen, la adecuación a públicos nuevos y la intención proselitista del presidente Pedro Garcete (también difícil de rimar) se encargan de mechar entre los diferentes momentos del show (amén de los ácidos comentarios sobre otro tipo de comisiones en el mundo de la política). Y su versión final, arreglada y lista para usar, es la que se encarga de despedir a los asistentes. Pero antes hay lugar para un bis: el Blues Op. 14 de Mastropiero, o “Blues del Fortín” (14 = Fourteen), un duelo entre el piano de Nuñez Cortés y el gran despliegue de Maronna en el bolarmonio (instrumento hecho a base de pelotas y tubos, creado por el artesano Fernando Tortosa para el Concurso de Instrumentos Informales realizado durante la Expo de los 40 años de Les Luthiers).
Así se cierra el círculo: Les Luthiers haciendo honor a su nombre (hacedores de instrumentos) y demostrando que la música no es un mero acompañamiento, sino la materia viva con la que construyeron una trayectoria “de antología”.
El veterano grupo repasa momentos de su trayectoria, que funcionan como un espectáculo integral, donde la música y el humor forman un todo indivisible. Foto: Pablo Aguirre