Se llama “Mi mejor relato”...

Enrique Cruz (h)

Cuando Ricardo Porta se puso manos a la obra para escribir el libro, se dio cuenta de que “Mi mejor relato” podía llegar a tener una segunda versión. “Cuando terminé de escribirlo, brotaron más anécdotas, hechos, personajes y opiniones que no están”, comentó en la charla de amigos de ayer en la cervecería, donde anunció lo que será la presentación oficial de su libro, el próximo lunes a las 20.30 en el Teatro Municipal.

Mucha agua pasó debajo del puente desde aquel 1963 en el que Ricardo relató su primer partido. Por eso, una o dos horas de charla o cientos de páginas de un libro parecen no alcanzar a la hora de efectuar un repaso de su trayectoria y de esas ricas anécdotas que empezaron desde mucho antes que aquel año y aquel primer partido relatado.

“Hay dos cosas de mi infancia que me marcaron a fuego. El olor a cuero de la primera pelota que mis padres, con mucho esfuerzo, nos regalaron a mi hermano Roberto y a mí cuando vivíamos en nuestra casita del barrio La Lona. Y también mis primeros relatos, que eran de niño y cuando jugábamos con mi hermano ‘al fútbol con los botones' ”, comenta con mucha emoción, dejando también en claro el agradecimiento eterno al ejemplo que le dieron sus padres. “Mi papá me enseñó que en la vida hay que ir de frente, ser honesto y con la verdad”.

Pasaron dirigentes, jugadores, entrenadores, miles de partidos de fútbol, peleas y el básquet, a quien Ricardo define como el deporte “más vibrante, dramático y emotivo para relatar, pero el fútbol es el fútbol”. Y obviamente, miles de anécdotas también.

“Jamás podré olvidarme de aquel 7 de noviembre de 1970. Era mi primer viaje a Europa. Estábamos en el hotel Sporting de Roma y eran las 6 de la tarde. A esa hora, Amílcar Brusa le dio la charla técnica a Carlos Monzón, quien horas después se iba a enfrentar con el campeonísimo Nino Benvenuti. Tuve la dicha de haber sido testigo presencial de aquella charla. Y aunque el grandote Brusa nunca lo iba a reconocer, en el final de la charla le dijo: ‘Carlos, si veo que el tano te castiga mucho, no te hagas problemas que no dejaré que te golpee'. A lo cual Monzón, apoyándole la mano en el hombro, le contestó: ‘Amílcar, esta noche seré el nuevo campeón mundial de los medianos' ”, comenta Ricardo, que no puede soslayar en todos sus comentarios la ineludible cita mexicana en 1986, cuando fue uno de los relatores que llevó el popular Gordo Muñoz para transmitir ese histórico e inolvidable Mundial para radio Rivadavia.

Hubo dos momentos claves en la vida profesional de Ricardo. Una de ellas se dio en 1974, cuando fue contratado por Radio Belgrano “y me volví porque mi mujer de ese entonces extrañaba mucho a Santa Fe”. Y la otra se dio en 1991. El mismo fin de semana en que iba a relatar sus últimos dos partidos para LT 9 antes de emigrar a Buenos Aires para ser el sucesor de Muñoz en Rivadavia, tuvo el accidente cerebro-vascular que lo mantuvo alejado del relato durante bastante más de un año.

Cuando se le preguntó por dirigentes, Ricardo habló de Ítalo Giménez y Super Manuel Corral como aquellos que lo marcaron, a su manera y estilo. Y cuando le preguntaron por jugadores, surgió espontáneamente el nombre del Bichi Borghi en Unión y de Cococho Álvarez en Colón, como los que más lo sorprendieron por su calidad.

A los 69 años de edad, Porta sigue siendo un referente. Mantiene el timbre de voz que acompañó a generaciones de santafesinos que durante décadas vibraron y se emocionaron con su relato. Es un sello marcado a fuego para el periodismo santafesino y una verdadera carta de presentación para quienes luego hemos necesitado, en algún momento, una llave que abriera alguna puerta en Buenos Aires.

Casi cincuenta años después de su primer relato, llega “Mi mejor relato”. Es el legado que Porta dejará para una ciudad a la que él inmortalizó en ese ya lejano diciembre de 1987, cuando en un partido entre Colón-Temperley en el Centenario gritó la famosa frase: “¡Qué futbolera que sos Santa Fe, por favor, cómo sentís el fútbol Santa Fe!”.

Ricardo Porta posa en el patio de la cervecería junto a la gigantografía que deja ver el excelente dibujo de Lucas Cejas. Foto: Flavio Raina