Una pasarela en el corazón de París

Una pasarela en el corazón de París

Vista de la avenida durante la exposición del artista francés Gad Well, llamada “Capital de la Naturaleza”, que cubre el trayecto.

 

Considerada por muchos la más hermosa del mundo, la Avenida de los Campos Elíseos, con su explosión de comercios y de ocio, es parada obligada para los cerca de treinta millones de turistas que aterrizan cada año en la Ciudad Luz.

TEXTO. MARTA RAMÓN PASCUAL. FOTOS. EFE REPORTAJES.

Unas 300.000 personas al día recorren la Avenida de los Campos Eliseos, atraídos por el Grand Palais, donde recientemente se expuso la obra del artista francés Daniel Buren o el fotógrafo Helmut Newton, o la monumentalidad de los afamados enclaves que la coronan a ambos extremos: la plaza de la Concordia y el Arco del Triunfo.

“Los Elíseos son la zona de compras más importante en Europa, pero la gente viene aquí sobre todo para pasear, las tiendas son algo secundario”, precisó el delegado del Comité de los Campos Elíseos, Edouard Lefebvre.

La avenida también es apreciada por los propios parisinos, que la han invadido en varias ocasiones como escenario sobre el que festejar una diversidad de eventos. Así, año tras año pone punto final al Tour de Francia, además de recibir las celebraciones de Nochevieja y de triunfos deportivos, como sucedió tras la victoria de Francia contra Brasil en el Mundial de fútbol de 1998.

El sorprendente alumbrado navideño, cuyo encendido ha venido de la mano de celebridades como los actores franceses Catherine Deneuve y Alain Delon y la estadounidense Liza Minnelli, es otra de sus atracciones.

Asimismo, es un lugar predilecto para la conmemoración de los actos nacionales, pues allí dieron su primer saludo los presidentes François Hollande o Nicolas Sarcozy como jefes de Estado recién investidos, o tienen lugar los desfiles militares del 14 de julio.

Además, fue testigo de importantes hitos históricos, como la entrada de los ejércitos franceses en París tras la liberación de la ciudad al final de la Segunda Guerra Mundial.

GÉNESIS

El proyecto de construcción de la Avenida de los Campos Elíseos nació en el siglo XVII de la mano del Rey Sol, Luis XIV, quien encargó a André Le Nôtre prolongar el Jardín de las Tullerías.

Le Nôtre, que había diseñado para el monarca los suntuosos palacios de Versalles, Chantilly o Fontainebleau, debía trazar para la ocasión una alameda que partiese de Tullerías y se extendiese por lo que entonces era una zona de pastos.

Ese paseo de álamos, bautizado con el nombre de Campos Elíseos, equiparable al cielo cristiano en la mitología griega, fue ganando territorio con el paso del tiempo hasta llegar a la altura de lo que hoy en día es el Arco de Triunfo.

DESPEGUE

Los Campos Elíseos aportaron vida festiva a París con la puesta en escena de funciones en el Circo de Verano o el Palais de Glaces, ocupado hoy en día por el teatro del Rond-Point, donde se representaron polémicas obras como “Gólgota Picnic” y “René l’énervé”.

Tras la renovación urbana llevada a cabo por Napoleón III durante la Segunda República, los Campos Elíseos se convirtieron en un lugar de moda para las damas de la burguesía, que se paseaban en calesa hacia el cercano bosque de Boulogne.

También los conductores pioneros hallaron en la avenida un circuito perfecto para hacer rugir los motores de sus vehículos, al amparo del Grand Palais, epicentro de los avances técnicos de la época.

Los Campos Elíseos irrumpieron en los años ‘30 en la cúspide del lujo, flanqueados de tiendas, automóviles y espectáculos de cines y teatro, un apogeo que fue in crescendo. Ante el avance descontrolado del carácter comercial, las autoridades sometieron a la avenida a una última operación de “lifting” con la creación de un estacionamiento subterráneo y la cesión del espacio libre a los peatones.

Así, recuperó el espíritu original de alameda de paseo, al tiempo que la actividad comercial seguía vibrando su motor económico.

CULTURA

Los Campos Elíseos vivieron una historia de amor con el cine en los años ‘20, con míticas salas como le Colisée, la Fémina o Broadway, desaparecidas en la actualidad, y cuya estela siguieron otras tantas surgidas tras la segunda guerra mundial.

Pero el esplendor y la prosperidad se desvaneció y la avenida ha sufrido la pérdida de una treintena de cines en las últimas tres décadas. “Los comercios han tomado el espacio de los cines”, explicó el presidente del Comité de los Elíseos, Jean Noel Reinhard.

Las salas independientes son las grandes víctimas del aumento del precio de alquiler de los locales, lo que les obliga a bajar el cierre, subrayó el propietario de Le Balzac, Jean-Jacques Schpoliansky.

“Donde antes estaba el Monte-Carlo ahora hay una parte de Virgin; L’hermitage ha cedido su lugar a Sephora, etc”, agregó Reinhard.

El director general de UGC Cine Cité, Hugues Borgia, comentó que los Campos Elíseos son la cuarta potencia cinematográfica en París, por detrás del céntrico distrito de les Halles, Bercy BNF y Montparnasse.

Además, tienen que hacer frente a la competencia surgida en otros lugares de la ciudad que apuestan fuertemente por el arte y el ambiente intelectual.

“Defendemos la identidad cultural, organizamos eventos culturales como festivales de jazz y tenemos cafés donde a menudo se ofrecen conciertos”, explicaron responsables del Comité de comerciantes del barrio de Saint Germain de Près.

La avenida cuenta actualmente con 36 salas y cinco cines, además de Le Balzac y Le Lincoln que acostumbran a proyectar películas de autor.

Los Campos Elíseos mantienen el interés por el sector cinematográfico, por lo que recientemente han puesto en marcha una serie de iniciativas para reanimar el espíritu del séptimo arte en sus entrañas.

Así, este mismo año nacieron dos nuevos festivales, por cuya alfombra roja desfilaron un reparto de personajes como el productor estadounidense Harvey Weinstein y el actor Donald Sutherland.

Prueba de que la avenida más hermosa del mundo no se rinde y, bajo el abrigo de proposiciones de corte comercial y cultural, lucha por continuar iluminando diariamente la ciudad de la luz.

COMPRAS Y LUJOS

El 60% de los turistas que llegan a París reconocen que su objetivo es comprar y recorrer sus más de 17.500 almacenes, según estimaciones de la oficina de Turismo de la ciudad.

Esta avenida es una auténtica meca del consumo y funciona como uno de los puntos cardinales en los circuitos comerciales parisinos.

“Hay tiendas abiertas hasta medianoche, de lunes a domingo. Eso sólo pasa aquí”, indicó con firmeza la joven francesa Nilofer, quien no dudó en calificar que los Elíseos son uno de sus lugares favoritos para el “shopping”.

Además, en ellos se exhiben no sólo ropa, cosméticos y perfume, sino también bancos, restaurantes, concesionarios de coches, hoteles y cines. La avenida abraza unas 110 tiendas de una gran variedad, pues acoge desde exclusivas marcas hasta las más accesibles, como H&M, cuya sede fue inaugurada en 2010 y diseñada por el arquitecto Jean Nouvel.

Entre las más distinguidas se cuentan Cartier, Louis Vuitton y la Maison Guerlain, que ya dedicó a la avenida un perfume con su mismo nombre al considerarla símbolo de “prestigio”.

La oferta que brindan los Campos Elíseos ha evolucionado en los últimos 20 años, pues en la actualidad “apuesta por una combinación entre lo elitista y lo popular”, explicó Edouard Lefebvre.

“El resultado de esta estrategia es la marca premium, que está funcionando y con la que queremos continuar”, agregó.

Este enfoque está presente también en la restauración, pues heladerías, restaurantes y hoteles de distinta fachada se mezclan unos con otros a pocos metros.

Tanto McDonald’s, donde se pueden degustar los pasteles tradicionales franceses, los macarons, como el restaurante Fouquet’s, cuyo menú fue elegido por Nicolas Sarcozy para celebrar su victoria en las elecciones de 2007, se han apropiado al mismo tiempo de los Campos Elíseos.

La avenida se populariza y, como la joven Alice dijo a Efe, sentada en una terraza donde degustaba un helado de “marca”, “me gusta porque los ricos y los pobres se pasean juntos. No es como antes, cuando sólo se veía gente elegante”. El hecho es que el lujo más “auténtico” ha preferido desplazarse e instalarse en las calles adjuntas, como la Avenida Montaigne y Faubourg Saint Honoré, cerca de la residencia del Presidente de Francia.

Precisamente estas vías son un verdadero paraíso para los amantes de los productos de gama alta, con la presencia de tiendas exclusivas como Chanel y Loewe.

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Una de las emblemáticas tiendas de la avenida de los Campos Elíseos.

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El sorprendente alumbrado navideño es uno de sus atractivos.