Colón jugó dos tiempos diametralmente opuestos...
Todo lo malo primero; todo lo bueno después
Entre el equipo del primero y el del segundo, hubo una diferencia abismal. De ser un equipo leve, pasó a convertirse en avasallante. Lo pudo ganar ante un Independiente arreciado por los problemas.
El último 11 sabalero del año. De pie, Mugni, Pozo, Raldes, Pellegrino y Bastía. Agachados, Bernardello, Graciani, Gigliotti, Urribarri, Luque y Caire. Foto: Matías Nápoli
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Algunos la verán como una campaña aceptable, otros (la mayoría) coincidirán en que se debió sumar más y pelear más arriba. La sensación de torneo discreto no se la saca nada ni nadie al hincha sabalero. No es fracaso, no debe tomarse como eso ni apelar a un término tan duro y despectivo para definirla. Pero esta campaña de Colón no conformó, no fue la adecuada en función de las expectativas que se crearon y los 26 puntos de este torneo, más los 29 del anterior, redondean 55 en el primer año de Sensini (se hizo cargo del equipo en la tercera fecha del Clausura pasado) que no son suficientes ni para el propio entrenador, que fue por más.
Esto es lo bueno de Colón. Las ambiciones son fuertes y altas. No se juega por jugar, sino que se juega para ser competitivos y para pelear arriba. “Algo mal hicimos —y eso me corresponde descubrir a mí— para no prendernos en la lucha por el título”, se encargó de repetir una y mil veces el técnico a la hora de hacer declaraciones, máxime después del buen comienzo de campeonato.
Y la impresión que se tiene es que lo vivido ayer en Avellaneda resume, en buena parte, la tendencia que mostró el equipo en el campeonato. Hubo mucho de irregularidad y de sensación a dejar que pasen partidos y momentos que no se supieron aprovechar. El primer tiempo de ayer fue de una levedad tremenda, insoportable e inentendible. Apenas un par de aproximaciones al arco de Rodríguez mal definidas por Graciani y Luque, respectivamente. Poco y nada, para permitir que Independiente, este pobrísimo y asustado Independiente, se termine yendo al vestuario con un resultado a favor por el cual apenas si había aportado un arranque vertiginoso y un tiro libre tremendo de Ferreyra que dejó sin posibilidades a Pozo.
Moreno y Fabianesi trajo el fútbol y el despertador en Colón. Lo único que el equipo mantuvo en el complemento, en relación con el primer tiempo, fue la camiseta al estilo de la del Milan que utilizó. Después, pareció “otro equipo”. Afirmado en el cambio de mentalidad, actitud y aptitud futbolera que le dio el ingreso de Moreno, Colón se lo llevó por delante a Independiente. Dio vuelta el trámite y el resultado, aparecieron en toda su dimensión los dos volantes laterales, Graciani desbordó cuántas veces quiso a Morel Rodríguez y lo propio ocurrió con Cáceres en el mano a mano con Luque por el otro sector.
Este Colón, el de los primeros 20 minutos del segundo tiempo, fue avasallante por donde se lo mire. Mugni se convirtió en el paso obligado del juego entre los volantes y los delanteros, mientras que Graciani y Luque le dieron un cambio de ritmo y una dinámica que no había tenido en el primer tiempo. No sólo le alcanzó para dar vuelta el resultado, sino para ponerse a tiro del 3-1, lo cual habría sido lapidario para Independiente.
Después de esos 20 minutos a todo vapor, Colón se tomó un respiro que fue bien aprovechado por Independiente. Lejos de meterse atrás, Colón intentó seguir en la misma tónica aunque sin la voracidad del arranque de la etapa. Se emparejó el trámite, fue interesante el ingreso de Villafañez para jugar a espaldas de Urribarri (algo que había conseguido Pizzini en el primer tiempo) y así llegó, a tiempo, el gol del empate para un equipo que empezaba a jugar con la incertidumbre del resultado, con el tiempo y con la gente en su contra.
Hasta el final, la impresión que quedó fue que Colón estuvo más cerca de ganarlo que de perderlo. Lo que queda como saldo negativo, es haber jugado con tanta liviandad el primer tiempo. El saldo positivo es haber vuelto a demostrar que este equipo, andando bien, está en condiciones de complicarle la vida a cualquiera.
En todo caso, el partido de ayer fue una muestra fiel de lo que a Colón le ocurrió en todo el campeonato. Esa irregularidad —demostrada en partidos buenos al principio, con altibajos elocuentes después— que lo llevó a navegar en la intrascendencia de la mitad de tabla con pocos elementos para rescatar de la campaña: 1) la victoria ante el clásico rival; 2) la aparición de algunos chicos con muy buen nivel, como Mugni, Graciani, Curuchet y Luque, que demostraron estar ya listos para ser piezas clave en la conformación del plantel; 3) la impresión que hay un plantel interesante, con recambio en varios de los puestos, al que se le debe tener fe y confianza para el futuro.
Esto último forma parte de esas sensaciones individuales que cada hincha debe tener. Para muchos, como se dijo más arriba, los 26 puntos y el décimo puesto no conforman y abren un interrogante de preocupación para el futuro. Para otros tantos, los 26 puntos no cierran porque uno se da cuenta de que el equipo está para más y que ni la posición ni la sumatoria de puntos condice con ese potencial. Algo de esto dijo Sensini, inclusive haciendo un “mea culpa” y una especie de autocrítica. “Quiero ver por qué terminamos a 10 ó 12 puntos de los que pelearon el campeonato”, dijo hace un par de semanas Sensini. Se nota que el técnico también piensa que, con lo que tuvo, debió terminar más arriba y con otro nivel de competitividad.
Lucas Mugni jugó un buen partido y volvió a demostrar que se trata de un jugador diferente. Sensini quiere que se quede, al menos, seis meses más. Por el momento no hay ofertas formales. Foto: Matías Nápoli
Ronald Raldes cierra y le gana bien la posición al Tecla Farías. La defensa sabalera no tuvo demasiados problemas, más allá de que al equipo le marcaron dos goles. Foto: Matías Nápoli
POZO (6).- El primer gol de Independiente fue un tiro libre inatajable. En el segundo tiempo le sacó otro tiro libre al Malevo. Dio seguridad.
CAIRE.- Pocos minutos en la cancha hasta que se fue lastimado con un corte en el arco superciliar derecho. Había arrancado con problemas en la marca.
PELLEGRINO (5).- Sin desentonar, tampoco se lució demasiado. Se paró como segundo marcador central y trató de estar atento a la marca de Farías.
RALDES (6).- Marcó bien a Tula en el juego aéreo defensivo, jugó con atención y concentración. Empezó el año con una grave lesión y lo terminó aceptablemente.
URRIBARRI (5).- Pizzini en el primer tiempo y Villafañez en el segundo le llevaron complicaciones al ganarle las espaldas.
GRACIANI (6).- Uno de los tantos que fue de menor a mayor. Empezó sin gravitar en el juego y terminó con un segundo tiempo en el que Morel Rodríguez lo soñó.
BASTÍA (6).- La capacidad de siempre para combatir, recuperar y hacerse sentir en un sector clave de la cancha. Fue el más regular de todos en Colón.
BERNARDELLO (4).- Le tocó jugar —y mal— en el peor momento del equipo. Hubo otros que tampoco rindieron en ese primer tiempo, pero que tuvieron su revancha en el segundo. En su caso, salió para darle lugar al ingreso de Moreno.
LUQUE (6).- Jugó como extremo izquierdo tirado atrás. Hizo un interesante trabajo, su marcador (Cáceres) se fue expulsado, desbordó en varias ocasiones y terminó “fundido”, al igual que Graciani por tantos desbordes.
MUGNI (7).- En el primer tiempo, fue el único que intentó algo distinto y no tuvo buena correspondencia de parte de sus compañeros. En el segundo se sumó a un juego que fue muy superior.
GIGLIOTTI (7).- Marcó dos goles, aunque en realidad no había aparecido en el primer tiempo. Pero para eso están los goleadores, para aprovechar las ocasiones y terminar las jugadas que construyen sus compañeros. Tuvo otras.
ALCOBA (5).- Le costó acomodarse y luego terminó apareciendo por sorpresa en ataque en un par de ocasiones, como esa jugada del final en la que luego de un desborde suyo, Gigliotti la mandó afuera de cabeza.
MORENO Y FABIANESI (7).- Le metió un pase estupendo a Gigliotti en el primer gol y estuvo cerca, él mismo, de marcar un par. Tuvo 20 minutos desequilibrantes y se lesionó (¿desgarro?).
MELI (6).- Entró bien el pibe, quitó y jugó con precisión. Un debut promisorio.