Es casi una “presión” para Lerche y Batistuta...

Sensini los quiere a todos

Sensini los quiere a todos

Roberto Sensini en la cancha de Independiente, el domingo pasado. Foto: Matías Nápoli

El entrenador sabalero no es tan pretencioso con lo que puede venir, sino con lo que hay.

 

Enrique Cruz (h)

El domingo, antes del partido con Independiente y charlando con el Bichi Fuertes —que el 21 tendrá su gran y merecido homenaje—, el goleador histórico se cansaba de repartir elogios al plantel y tildaba de “aceptable” la campaña, “aunque todos sabemos que, por calidad de jugadores, estamos para más”.

Esa sensación de Fuertes, la de tener un plantel al que se le puede exigir más, la tiene todo el mundo en Colón. El técnico reparte a los cuatro vientos el mismo concepto (“tengo que ver por qué los de arriba nos sacaron esa ventaja”), los jugadores dicen que van por más y que quieren pelear un campeonato, y la gente lo desea fervientemente desde hace tiempo.

Por todo esto es que Sensini ya fue claro con Lerche y Batistuta en la reunión que tuvieron hace unos días. “Muchachos, después discutimos el tema refuerzos, pero quiero que no se vaya nadie”, dijo el técnico. Ya lo había expresado, incluso públicamente, con algunos casos puntuales. El emblemático en Colón tiene nombre y apellido: Lucas Mugni. “Creo que Lucas se tendría que quedar seis meses más con nosotros, por el bien del equipo y de él mismo en particular”, rubricó Sensini. El tema en discusión es: y si llega una oferta tentadora, ¿qué se hace?, ¿se le dice que no, a la espera de que se repita en seis meses con el riesgo que eso conlleva?

Hoy, Colón tiene jugadores propios y surgidos de sus canteras que son muy importantes para el equipo y se constituyen en piedras preciadas para la institución. Mugni, Curuchet y Luque, por juventud, futuro, calidad y rendimiento, son apetecibles para cualquier mercado. Casi exactamente igual es el caso de Prediger, de quien se habla y mucho en el Celta de Vigo (equipo que no ha cumplido una buena campaña en esta primera parte de la temporada en España y está zafando por tres puntos de la zona del descenso).

Sensini prende velas para que ninguno de los cuatro se vaya y agrega otros a la lista, como Emanuel Gigliotti, que ostenta el mote de artillero del fútbol argentino en el 2012. Pero lo más importante es que el técnico ha conseguido armar una base con sustento futbolístico, tiene plena confianza en el crecimiento de este plantel y él mismo se encargó de declarar que “Colón va por muy buen camino con su proyecto y en cualquier momento se le dará la posibilidad de pelear en serio un campeonato”, agregando de inmediato que “ojalá sea conmigo de entrenador”, como queriendo concretarlo lo más rápido posible a sabiendas que los técnicos son los fusibles que cada día saltan más rápido en el fútbol argentino.

Sensini les ha pedido refuerzos a Lerche y a Batistuta, pero en lugares en los cuales no tiene recambio. Y si uno analiza este plantel de Colón, son pocos los puestos en los que falta jerarquía. Por ejemplo, no creo que Sensini salga a buscar un “5” cuando tiene a Bastía, Prediger, Bernardello y ahora aparecen Meli y Marcos Fernández, más otra alternativa como puede ser la de Moreno y Fabianesi (entró en esa posición ante Independiente y anduvo muy bien). Tampoco creo que salga a buscar un “8”. Sí pienso que le puede faltar un “3” porque no hay recambio ni chances de que alguno pelee el puesto con Urribarri.

En medio de esa pretensión futbolera y de lo que hoy cuesta el armado de un plantel compacto, están las necesidades del club. No hay un solo dirigente del fútbol argentino que diga que los clubes necesitan imperiosamente vender un jugador por un año. Y algunos redoblan la apuesta y dicen que habría que vender dos, o sea uno por semestre. Es una realidad de la que no escapa nadie, ni los más exitosos ni tampoco los que mejor administran sus números (ejemplo claro es el de Vélez). El fútbol argentino es exportador desde sus orígenes y seguirá siéndolo, nadie lo discute. Y los tiempos de venta, como la cotización de un jugador, muchas veces no la puede direccionar ni decidir el que vende, sino el comprador. Por eso, cuando aparece una posibilidad hay que escucharla, analizarla y muchas veces aprovecharla. Es la realidad del fútbol argentino.

Mantener el plantel, dar en la tecla con lo poco que hay que reforzar y resistirse a una eventual oferta que posiblemente llegue por algún jugador, es el gran desafío que plantea Sensini. Aunque no todo pasa por él a la hora de las decisiones.