La falacia de los “ni” en el tema pirotecnia
Cristina N. Cura.
DNI. 12.712.789
Señores directores: Considero que los “ni” no deberían existir. Sin embargo muchos funcionarios de los distintos poderes municipal y provincial hacen de los “ni” su modalidad de gestión.
Desde hace más de doce años he intentado a través de diferentes acciones (correo de lectores del diario incluido) que se prohíba la comercialización y uso de elementos de pirotecnia. Si bien existen muchos fundamentos para ello, lo resumo diciendo que la pirotecnia hace mal. Simple y fácil para entender. Cuando intento encontrar explicaciones para que no se adopten las medidas pertinentes, siempre arribo a la misma conclusión: interés económico de algunos y los “ni” de otros.
En el extenso y sinuoso recorrido que he efectuado el “tiene razón, pero...” ha sido una respuesta lamentable y reiterada. En su fondo y en su forma el empleo de “ruidos intensos” para manifestar algo (gritos/detonaciones) es violencia. Al exponer esto me han dicho: “Es cierto, pero es parte de la cultura”. Yo, que ilusamente creía que las pautas culturales y de comportamiento eran posibles de transformar para construir una convivencia más armónica y pacífica... Yo, que creía que la cultura era algo más que lugares para espectáculos públicos. A partir de ello deduzco que hay que promover que los impulsos fluyan como cataratas, no importa qué impacto tengan sobre “el otro”.
En audiencias con algunos concejales puse a disposición los informes médicos, fonoaudiológicos, ambientalistas, intentando que lo que solicitaba tuviera un fundamento, más que el gusto o disgusto personal. Me respondieron que el Registro Nacional de Armas producía informe descriptivo de los elementos de pirotécnicos... como si alguno de ellos fuera inocuo.
He escuchado a funcionarios argumentar: “Ideológicamente, no compartimos las prohibiciones. Hay que educar para prevenir...”. ¡Ajá! Y la pretensión es educar con frágiles campañas una o dos semanas antes de las celebraciones de fin de año, cuando la pirotecnia ocurre todos los meses y progresivamente con ruidos insoportables.
Por ello felicito a los dos legisladores (municipal y provincial) que han trabajado con responsabilidad y sin el “ni” este problema.
En lo personal estoy muy cansada de tantas exigencias que me imponen como ciudadana y de tanto desconocimiento respecto de mis derechos. Les recuerdo a algunos funcionarios, además, que ningún interés económico sectorial puede superar el derecho a la salud general, del que tanto se habla y el que poco se defienden.




