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Los actores Peter O’Toole y Omar Sharif en la película “Lawrence de Arabia”, del director David Lean.

Lawrence de Arabia, seducción en el desierto

 

La historia de Thomas Edward Lawrence durante la Primera Guerra Mundial fue lo suficientemente interesante como para que, hace 50 años, el cine se interesara por ella. El resultado superó toda expectativa: “Lawrence of Arabia” convirtió a Peter O’Toole en una estrella y al desierto en el mítico objeto del deseo del mundo occidental.

TEXTO. ALICIA GARCÍA DE FRANCISCO. FOTOS. EFE REPORTAJES.

 

Tras el éxito de “The Bridge on the River Kwai” (1959), el productor San Spiegel y el realizador David Lean buscaban otro proyecto para continuar su colaboración. Y Spiegel pensó en la historia de T.E.Lawrence, de cuya obra “Seven Pillars of Wisdom” (1926) había comprado años atrás los derechos de adaptación.

David Lean se mostró encantado con la idea desde el primer momento. Casi dos años de trabajo pasarían antes de comenzar el rodaje.

Robert Bolt, un dramaturgo sin experiencia en el cine fue el elegido para escribir un guión complicado, que debía resumir los años que el coronel del Ejército británico T. E.Lawrence pasó en el desierto, entre 1914 y 1917, y durante los que logró unificar a todas las tribus nómadas, lo que sería el germen de la actual Arabia Saudí.

Una historia compleja que había que reducir notablemente (el libro de Lawrence es tremendamente detallado), simplificar y poner en imágenes. Pero eso no era todo. También había que encontrar a los actores adecuados para encarnar a los personajes, especialmente a Lawrence.

Antes de que Spiegel y Lean se embarcaran en el proyecto de “Lawrence of Arabia”, otros productores habían pensado en realizar la película, lo que hizo circular muchos nombres de actores candidatos a interpretar al protagonista.

Leslie Howard, Laurence Olivier, Dirk Bogarde, Albert Finney, Marlon Brando o incluso Alec Guinness -que terminaría por interpretar al príncipe Feisal- fueron algunos de los que se barajaron. Pero finalmente, Spiegel y Lean se decidieron por un actor desconocido, que hasta ese momento sólo había hecho papeles secundarios.

LOS OJOS DEL DESIERTO

Irlandés, Peter O’Toole cumplía los requisitos físicos necesarios para interpretar a Lawrence, excepto uno. Era más alto, mucho más que el protagonista real de la película, (23 centímetros, para ser más exactos), lo que en un primer momento parecía un obstáculo.

Pero superadas esas primeras reticencias, así como las dudas sobre su capacidad debido a su escasa experiencia, O’Toole se hizo con el papel y a partir de ahí, David Lean tenía que buscar al resto del reparto.

Alec Guinnes se subió pronto al proyecto, como el príncipe Feisal; Anthony Quinn sería Auda ibu Tayi, jefe del clan Howeitat, y el egipcio Omar Sharif, que ya era una estrella en el cine de Oriente Medio, encarnaría a uno de los jefes tribales, Sherif Ali, y luciría por primera vez un bigote que se convirtió en una de sus señas de identidad.

Un reparto perfecto para una historia épica que creó una nueva leyenda del cine: la de Peter O’Toole.

Su excelente interpretación le valió un BAFTA del cine británico y una nominación al Oscar, pero más allá de su trabajo, su rostro y sus impresionantes ojos azules entornados ante la brillante luz del desierto han quedado para siempre entre las imágenes más emblemáticas de la historia del cine.

Un papel por el que valieron los esfuerzos de O’Toole, que se metió tanto en el papel que perdió 12 kilos en un rodaje que se desarrolló con temperaturas de hasta 50 grados centígrados en el desierto jordano.

EN BUSCA DE LOCALIZACIONES

Junto a los actores, el gran protagonista de la película es el desierto.

Filmado por el director del fotografía Freddie Young con una delicadeza y una belleza que marcó un antes y un después en la historia del cine, la elección de los escenarios contribuyó sin duda a ese preciosismo visual que dio la grandeza necesaria a una gran película en todos los sentidos, que logró siete Oscar.

Tanto Spiegel como Lean estaban empeñados en rodar en los escenarios en los que se habían desarrollado los hechos que narra Lawrence en su libro.

Pese a que Jordania y sus temperaturas extremas no eran el lugar más fácil para un rodaje tan complicado, se hizo como ellos querían y el resultado superó en mucho cualquier expectativa.

Los colores rojizos del desierto jordano fueron la clave para el trabajo de Young, que plasmó a la perfección las ideas del realizador y su obsesión por planos perfectos, suaves encadenados y transiciones espectaculares.

Especialmente importante en el rodaje fue el desierto de Wadi Rum con sus colinas rojizas, donde Lean situó el campamento del príncipe Feisal. O Al Jafr, lugar de la carrera de camellos protagonizada por Omar Sharif.

La ciudad fortificada de Ait Benhaddou en Ourazate (sur de Marruecos) también sirvió de escenario al rodaje del filme, así como los desiertos del sur de California o Inglaterra, país de origen de Lawrence.

En el condado de Surrey se rodó la escena de comienzo de la película, el accidente de moto de Lawrence. Y en la catedral de San Pablo de Londres, los exteriores de su funeral.

Pero el interior se recreó en un estudio español, porque España también fue un escenario importante de la película. La arquitectura mudéjar de Sevilla era la única que podía reflejar el aspecto de ciudades como Cairo o Damasco, que habían cambiado mucho en las décadas transcurridas desde las aventuras de Lawrence hasta el rodaje de la película.

Pero también hubo rodaje en otras zonas de España. La mítica ciudad de Aqaba se recreó en la playa del Algarrobico, en Almería, y el ataque a un tren en la playa de los Genoveses, en el cabo de Gata.

Una variedad de escenarios que contribuyeron a dar a la película ese aire mítico, decadente y épico que hicieron de ella un enorme éxito.

Junto a los miles de extras que llenaron de acción y pasión la cinta: las trepidantes escenas de acción; la maravillosa música de Maurice Jarre o la elección de Super Panavision 70mm. para rodar y lograr así los fotogramas más grandes posibles. Su dimensión épica pero también su dimensión humana. La sutileza de Lean al rodar la escena de la violación de Lawrence. Todo ello hace que cincuenta años después de su estreno, “Lawrence of Arabia” siga ocupando, por derecho propio, un puesto importante en la historia del cine.

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Los actores Jack Hawkins y Alec Guinness, entre otros, durante una comida de rodaje de “Lawrence de Arabia”, en la Casa de Pilatos de Sevilla.