Sal, azúcar y alcohol, peligros de las fiestas

Vacaciones, regalos, villancicos y comida, mucha comida. Los excesos en la mesa pasan factura, por lo que la moderación debe estar presente en nuestras comidas y cenas de fin de año. Le damos algunos consejos para que la cuesta de enero no sea tan empinada, al menos en lo que a la salud se refiere.

TEXTO. PURIFICACIÓN LEÓN.

 

Se puede probar de todo, pero la clave está en no darse un atracón. Los excesos siempre resultan perjudiciales, sobre todo si se repiten una y otra vez durante el fin de año. Por ello, el autocontrol será nuestro principal aliado.

La elevada ingesta de dulces, de productos con un alto contenido en sal y de bebidas alcohólicas puede hacer que la salud se resienta. En este sentido, la moderación en el consumo y algunos trucos a la hora de preparar y de servir los alimentos mantendrán a raya los riesgos.

Así, sustituir parte de la sal por hierbas aromáticas es uno de los consejos que habitualmente ofrecen los especialistas para reducir la ingesta de ese condimento.

La sal es un elemento indispensable para el organismo pues, gracias a ella,“controlamos el contenido de agua de nuestro cuerpo y facilitamos, en colaboración con el potasio, las actividades de los sistemas muscular y nervioso, además de estimular funciones en células y tejidos de otros sistemas orgánicos”, explica Alejandro Domingo, miembro del Servicio de Endocrinología del Hospital USP San Camilo, de Madrid.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que no se superen los cinco gramos de sal por persona y día. Pero esta cantidad se sobrepasa ampliamente en muchos lugares, lo que contribuye al aumento de la presión arterial y, en consecuencia, al incremento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.

ÉPOCA DE EXCESOS

Cuando hablamos de alimentación, los excesos siempre son contraproducentes y las fiestas son una época dada a ellos. Salvador Tranche, secretario de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, indica que “los ancianos, las personas con trastornos digestivos y aquellas que padecen enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia deben tener especial cuidado”.

No se trata de evitar éste o aquel alimento, sino de comerlos con moderación. “Prohibirle a alguien que en estas fiestas consuma un poco más de lo habitual, decirle que no beba alcohol o que no haga transgresiones dietéticas es imposible”, asegura.

El médico afirma que la mejor opción es ‘negociar con los pacientes y alcanzar un acuerdo para que se controlen ellos mismos‘.

Lo principal es huir de los atracones y moderar el consumo de alcohol, algo especialmente importante en el caso de ciertos colectivos como los diabéticos, los hipertensos o las personas con problemas digestivos.

Estos grupos de riesgo y las personas de edad avanzada son los que con más frecuencia acuden a la consulta del médico en enero, tras haberse excedido durante las celebraciones navideñas, para comprobar cuánto se han pasado comiendo o bebiendo. Esto, para el Dr. Tranche es “como hacerse trampas al solitario”.

Pero evitar los remordimientos y las consecuencias de los excesos sobre la salud sólo requiere un poco de autocontrol y algunas estrategias. En este sentido, el Dr. Tranche sostiene que hay que procurar no pasar hambre.

Para el especialista, saltarse la comida en previsión de una cena contundente es un error, pues esto incrementa las posibilidades de darse un atracón. Por el contrario, conviene llegar con menos hambre de lo habitual.

Así, tomar algo ligero, como un yogurt o una porción de fruta un par de horas antes de la comida o de las cenas de fin de año “atenuará la sensación de hambre”, comenta el facultativo.

Además, Tranche recomienda utilizar platos un poco más pequeños para que las raciones sean menores.

Otro de sus consejos es evitar los “alimentos disparadores”, aquellos que una vez que empiezas a comerlos no puedes parar hasta terminarlos. Las papas fritas o los frutos secos son alimentos disparadores para muchas personas.

Por otra parte, el doctor señala que el problema no suele radicar tanto en el plato principal de las comidas o cenas de fin de año como en los aperitivos. De este modo, recomienda incluir entrantes con pocas calorías como verduras a la plancha. “Esto irá mitigando la sensación de hambre y ayudará a no darse el atracón”, recalca.

Comer despacio y masticar bien son otras recomendaciones a tener en cuenta. Todas ellas contribuirán a minimizar el temido aumento de peso.

El facultativo afirma que, por término medio, se suele engordar entre medio kilo y un kilo durante las fiestas, aunque los obesos, las personas con sobrepeso o quienes tienen tendencia a la obesidad engordan un poco más.

Y puestos a contar calorías, no debemos olvidarnos del alcohol. Otros alimentos, además de calorías proporcionan nutrientes. Sin embargo, el alcohol tiene lo que los especialistas denominan “calorías huecas”, ya que es lo único que aporta. Por lo tanto, facilita muchísimo que se engorde, expone el Dr. Tranche.

Las embarazadas, los conductores y las personas que trabajen durante las fiestas se encuentran entre los grupos que deben evitar por completo el alcohol. Para los demás, el Dr. Tranche no es partidario de prohibirlo, siempre que el consumo sea moderado.

Según explica el facultativo, no ocurre nada porque un paciente hipertenso tome dos copas de vino y una de champán. Lo mismo sucede con los diabéticos o con quienes tienen el colesterol elevado. Todos ellos pueden disfrutar de las bebidas espirituosas, pero en pequeñas dosis.

lo DULCE

La tradición manda que la copita y los dulces cierren las comidas y cenas familiares. Los bombones, el turrón y los mantecados suponen una irresistible tentación, pero sucumbir a ella más de lo conveniente también puede traer consecuencias.

Mercados y grandes superficies ofrecen estos dulces típicos desde principios de noviembre hasta bien entrado el mes de enero. Aunque, en aras de la salud, es recomendable darse este capricho únicamente en los días festivos y comprar sólo los que se vayan a tomar en esas fechas señaladas, sin que sobre mucha cantidad.

A la hora de elegir los dulces, hay un buen número de opciones. La etiqueta de algunos de estos productos indica que se trata de alimentos sin azúcar o elaborados con fructosa. Pero no por ello son más saludables, explica el Dr. Tranche. El médico comenta que se trata de alimentos destinados a personas con algún problema de salud, como los diabéticos. Sin embargo, considera que “estos alimentos más elaborados no aportan nada, ni siquiera al colectivo de pacientes con diabetes, y son un poco más caros que los habituales”.

Así, señala que es preferible “moderar el consumo de un alimento ordinario, como el turrón normal, pues es un error pensar que por comprar uno con fructosa podemos comer más cantidad”.

Es posible disfrutar de los dulces sin tomar ingentes cantidades de ellos. Lo mismo ocurre con el resto de alimentos y con las bebidas alcohólicas.

La abundante ingesta de comida o alcohol suele traer aparejadas náuseas, vómitos y sensación de incomodidad, recuerda Tranche. No obstante, “si se consume de una forma moderada el cuerpo se recupera mejor y se descansa más fácilmente que si se pasa comiendo o bebiendo”, asegura el especialista.

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Ingerir algo ligero como un yogurt o una porción de frutas un par de horas antes de la comida de fin de año atenuará la sensación de hambre.