El canto de las diosas

El canto de las diosas

“Hubo un tiempo en que Dios era mujer... Y la tierra florecía, y las hijas y los hijos crecían en paz, y las abuelas eran las sabias, y las madres, el cuerpo de la diosa, y las amantes el amor materializado en su carne. Las niñas se sentían orgullosas de menstruar por primera vez, porque esa sangre sagrada, entregada como ofrenda , era el alimento que aseguraba la fertilidad de la tierra. Hubo un tiempo en que Dios era mujer...”.(*)

TEXTOS. ANA LAURA FERTONANI ([email protected]).

 

Nació en Santa Fe, desde muy pequeña fue nómade por el trabajo de su papá; y ya de grande siguió sin anclas, primero en Buenos Aires, luego en Inglaterra, más tarde en Capilla del Monte y ahora está en Rosario. Por la ciudad pasa bastante seguido, viene a visitar a los suyos.

Sandra Román se presenta como “Sacerdotisa de Avalon, Sacerdotisa de la Diosa”, atiende consultas de tarot y regresiones a vidas pasadas, dicta cursos de entrenamiento y celebra ceremonias.

En la casa de sus padres, sin pinturas ni brillos habla del camino que viene recorriendo hace 13 años, después de abandonar el periodismo y decidir andar hacia el encuentro de su propia divinidad.

- ¿Qué significa ser sacerdotisa de Avalon?

- Ser sacerdotisa de la diosa. En los tiempos originarios, la divinidad era femenina, las religiones patriarcales tienen 5.000 años, las más antiguas son las judías, hebreas y musulmana, y la cristiana católica que tiene 2.000, que tiene raíces en la tradición hebrea; la tierra tiene más años, las figuras femeninas tienen 30 mil años. Las llaman venus y son todas gordas.

La diosa era la naturaleza y el universo; las tradiciones quechuas cuando hablan de la Pachamama no hablan de la madre tierra sino de la madre del Universo. Las diosas que dan información están asociadas con la luna, en algunas culturas lo femenino es la luna y lo masculino es el sol, pero hay culturas femeninas solares, y al revés. También la tierra es femenina, pero para los egipcios no, la tierra es un dios, y el cielo es la diosa.

La energía femenina está en todo. La mujer era la diosa porque podía dar vida y sostenerla. El patriarcado aparece cuando el hombre asume que es padre y empieza con la noción de propiedad.

La que empezó a indagar en la divinidad femenina es una arqueóloga lituana, Marja Gimbutas. Ella iba a las excavaciones en las que encontraban las imágenes femeninas a las que le ponían un sello como si fueran pornografía (porque están desnudas) y las tiraban. Empezó a investigar y se dio cuenta de la existencia de culturas matricéntricas. Ser sacerdotisa tiene que ver con el recuperar la espiritualidad femenina.

- ¿Y vos cuándo empezaste?

- Yo era agnóstica, no creía, fui a colegios católicos, pero nunca me sentí católica, ni de ninguna religión. Entré como en una crisis fuerte, le tenía mucho miedo a la muerte, y tuve depresión, como que la vida no tenía sentido. Con lo que leía: filosofía, psicología, mi cabeza explotaba.

Una compañera de periodismo estaba haciendo un curso de tarot, al principio pensaba ‘¿De qué me está hablando?’. Ella estaba estudiando el tarot mítico que está hecho por una astróloga y por una psicóloga y entré por la psicología y los mitos. Trabajaba con los mitos griegos y me fui a hacer una carta natal. Es una de las primeras que trabajó con las energías de las diosas y nació en Rafaela.

Yo estaba buscando algo que me identificara y sentí que me gustaba y que tenía sentido. Me pareció lógico pensar que la energía femenina es la que dio origen al universo y empecé a investigar y ... es un viaje de ida. Volver a la divinidad femenina tuvo que ver con encontrarme a mí misma. La tradición de la diosa no es como la del dios, que uno le reza a dios y le pide; acá cada persona es parte de lo divino, no está separada, estás co-creando todo el tiempo.

- ¿Y decidiste continuar este camino?

- Me inicié en el 2000, dejé todo. Me fui a Inglaterra a prepararme; mi idea era quedarme, me tuve que volver y sentí que tenía sentido, que mi trabajo era más necesario acá.

En el sacerdocio cada persona hace sus votos de acuerdo a lo que puede comprometerse. En el entrenamiento, los dos primeros años están basados en que la persona encuentre su misión de vida, es flexible porque todos no hacemos lo mismo, cada uno se compromete con su misión. A medida que te vas iniciando vas teniendo una profundización y sabés más de vos mismo. Y en el cuarto año llegás a la comunión con la diosa. Es un camino de autosuperación personal donde uno lo que quiere es ser más divina.

- ¿Qué pasa con los hombres?

- Los hombres tienen también la energía femenina, el problema es que se lo toma como una cuestión de género y ellos son los que más necesitan conectarse con su energía femenina. Estos 5 mil años han tomado la energía femenina de las mujeres y no saben recargarse a sí mismos, son feminodependientes y se lo ve en las relaciones. Salvo que tengan su energía femenina equilibrada, pero son pocos, aunque cada vez son más los hombres que vienen con esta conciencia de lo femenino.

- ¿Qué esperabas el 21 de diciembre de 2012?

- Para mí, tenía que ver con el retorno de lo femenino, con el comienzo de la nueva era, pero es el comienzo, recién empezamos. Siento que hay una gran apertura y las personas están más atentas, que estuvo buena esta movida, si bien algunos aprovecharon e hicieron su negocio, estuvo bien. Pasaron cosas fuertes, y siguen pasando y van a seguir pasando. Siento que las energías funcionan más rápido, que vos creas con tu pensamiento; lo pedís, lo tenés; si tenés pensamientos negativos se materializan con una rapidez tremenda, como las enfermedades. Y no tenemos mucho tiempo para hacer cambios; el modo en el que estamos viviendo no da para más. Hay que confiar en la intuición.

TERAPIAS

Sandra, en Santa Fe y por donde ande, ofrece dos técnicas que asegura que sanan: el tarot y la terapia de vidas pasadas. Sobre esta última -menos conocida o difundida- cuenta su primera impresión y posterior aceptación.

“Vivía en Buenos Aires, me ofrecieron para hacerle prensa a un grupo de autoayuda. Obviamente dije ‘No, soy una persona seria’. Igualmente me invitaron a un seminario para que viera de qué se trataba, fui, llegué tarde, ni sabía de qué estaban hablando y me sentí cómoda. En un break me fui a fumar y vi los folletos: hacían terapias de vidas pasadas, a partir de ahí me parecieron todos locos”.

Sandra, en esa época periodista, decidió quedarse por curiosidad y como todo le parecía “verso” se pudo divertir mucho. Ahí tuvo su experiencia, se relajó y disfrutó de la regresión multitudinaria. “Yo fui la más escandalosa, la que más grito y lloró. La conclusión que sacó la terapeuta era que yo tenía un sobrepeso importante por un trauma en otra vida. Me pareció ridículo, me fui y nunca más los vi”, relata.

“Y sin dieta y sin darme cuenta adelgacé 35 kilos. Pensé que estaba enferma, hasta que abrí un libro que me habían regalado estas personas, justo en la página que decía: la terapia de vidas pasadas funciona aunque la persona no crea en la reencarnación. Ahí me cayeron todas las fichas”.

A partir de ahí fue en busca de una orientación y llegó a José Luis Cabouli, luego se fue a Europa adonde pudo reconocer lugares que había visto en regresiones a otras vidas y empezó a creer en la reencarnación.

Según cuenta, durante la terapia, el terapeuta es un instrumento porque el alma es el que guía y la persona está siempre conciente. “Cuando se detectan síntomas físicos es más fácil porque conecta con la memoria emocional, o cuando hay una gran angustia, en los peores momentos estás en regresión, son una repetición de historias no resueltas... Lo que se hace es que lo recuerde, lo haga conciente y recupere su energía. Fuimos pobres, negros, mujer, varón, ricos, buenos, malos... Vi cerca de 50 vidas, a algunas he vuelto más veces que a otras; la vida anterior a ésta es la que más incidencia tiene”.

Sobre el tarot señala que “lo trabajo desde un sentido terapéutico. El futuro no es gratuito, no es suerte, es el resultado de tu presente, como tu presente es el resultado de tu pasado. El tarot te permite ver ciertas tendencias, lo que te pasa ahora, ves hacia donde estás yendo, la idea es que si no te gusta lo puedas modificar o ratificar si estas haciendo bien las cosas”.

(*) “Los rostros de la diosa”.

Pasos

Sandra Román se inició como Sacerdotisa de Avalon, en Glastonbury, Inglaterra, durante el Equinoccio de Otoño del año 2000 y renovó sus votos en Julio de 2008, completando así un ciclo de 9 años de entrenamiento como Sacerdotisa de la Diosa, de la mano de su maestra, Kathy Jones.

Desde su regreso se dedica a dictar cursos y conferencias en Argentina, Chile, España y Gran Bretaña, difundiendo la importancia de redescubrir los misterios de la antigua diosa para la salud mental, física y espiritual tanto de la mujer como del hombre.

En la actualidad reside en Rosario adonde atiende consultas de tarot y regresiones a vidas pasadas, dicta cursos de entrenamiento y celebra ceremonias, mientras continúa en la búsqueda de un lugar donde construir el Templo de la Diosa.

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Los rostros de las madres

Como Madre Tierra, la Pachamama puede vincularse a las griegas Gea y Gaia, la africana Ngame, las célticas Banba, Cailleach y hasta a la Dama del Lago, guardiana de la legendaria espada Excalibur, que hacía invencible al Rey Arturo.

La Dama del Lago vive también en una isla, la de Avalon, que está formada por una montaña en medio de un lago y protegida por un denso manto de niebla mágica que sólo las sacerdotisas iniciadas sabían traspasar...

El toro fue un antiguo consorte de la diosa madre que, en caso de la Brighid de los celtas y la Hathor egipcia, por citar algunas, fue una diosa-vaca. Su simbolismo perduró en el mito del Minotauro que vivía escondido en el laberinto de Cnossos, en Creta. Para la mitología griega, el Minotauro era hijo de la reina Pasifae y un toro blanco sagrado que su esposo Minos no quiso sacrificar al dios del mar, Poseidón...

La irlandesa reina Maeve dio muestras de todo el poder que ostentaba una diosa al vencer a su esposo con su toro mágico de color rojo...

A medida que indagamos en estos cultos antiguos podemos encontrar la raíz de esos aspectos que nos son propios y que se traducen en nuestros roles femeninos. Somos madres creadoras como la egipcia Isis, la virgen María y la celta Cerridwen; nutrientes como las Dama del Lago y la protadora del Grial de las leyendas artúricas o destructoras como Kali, Medea, las Gorgonas y las Moiras.

Fuente: libro de Sandra Román “Los rostros de la diosa”.

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en capilla del monte, celebrando a chak-anna, diosa de la cruz del sur.

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vicki noble es autora de las cartas madrepaz.

+ información

En la web:

www.losrostrosdeladiosa.com