Una definición previsible

Djokovic fue muy superior

En un match deslucido, el serbio impuso condiciones ante un desgastado adversario escocés. “Nole” emuló los cuatro títulos conseguidos por Agassi y Federer.

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Pura pasión. Novak Djokovic celebra la obtención de uno de los puntos alcanzados en la monótona definición de esta mañana ante Andy Murray, que sintió el notable esfuerzo de las jornadas precedentes. Foto: EFE

 
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Redacción de El Litoral

DPA/EFE/atptour.com

El serbio Novak Djokovic se consolidó como indiscutido número uno del tenis mundial, al conquistar esta mañana el Abierto de Australia 2013, en una final deslucida y sumar así su tercer título consecutivo en el certamen, un logro sin precedentes en la era profesional.

“Nole” se tomó revancha de la derrota sufrida en septiembre en la final del US Open y batió al escocés Andy Murray, por 6-7 (2-7), 7-6 (7-3), 6-3 y 6-2, en tres horas 40 minutos de aburrido juego.

Fue el cuarto título de Djokovic en Australia, lo que iguala al estadounidense Andre Agassi y al suizo Roger Federer. Por otra parte, es oportuno recordar que de los últimos nueve torneos de Grand Slam, cinco fueron ganados por el serbio.

El desarrollo

Toda expectativa de vibrar como en la final de un año atrás entre el serbio y el español Rafael Nadal se le esfumó rápidamente al público que colmó Melbourne Park. No era posible, más allá de detalles -los golpes de Djokovic son más planos, los de Murray llevan algo más de top spin-, los rivales practicaban el mismo tenis: largos peloteos desde el fondo y reveses a dos manos.

La primera ocasión en la que los bostezos cedieron a la admiración fue en el séptimo game del primer set, cuando “Nole” cayó al piso en medio de un intenso peloteo desde el fondo, pero se las arregló para devolver un drive, semiacostado sobre el cemento y ganar el punto a continuación.

La pantalla gigante del Rod Laver Arena se recrearía a partir de entonces con frecuencia en las heridas en el brazo del serbio, que de a poco comenzó a mostrar intermitencias inusuales en su juego.

En el undécimo, por ejemplo, cuando, sin mover las piernas, estrelló una derecha en la red. Tuvo sin embargo un momento en el que la suerte se burló de él. Con Murray sacando 5-6 y 15-30, un revés de Djokovic bailó en la faja de la red, pero cayó de su lado.

De tener casi doble set point, Djokovic se encontró instantes después cometiendo una doble falta en el inicio de un tie break que perdería 7-2.

Era el momento del escocés. Djokovic estaba 0-1 y 0-40 con su saque en el inicio del segundo set, llevaba ocho puntos consecutivos perdidos y, pese a haber dispuesto de cinco break points -contra cero de Murray- en el set inicial, no había aprovechado ninguno.

Pese a que sus zapatillas siguieron complicándolo -el serbio estuvo todo el torneo con dificultades de apoyos y resbalando más de la cuenta-, Djokovic se recuperó del 0-40 y llevó el set hasta un nuevo tie break.

Una polilla marcó la resolución del parcial, porque Murray la quitó con cuidado del piso entre un primer y un segundo saque, distracción que probablemente le costó su tercera doble falta de la noche para quedar 2-3 y con dos servicios de Djokovic. El serbio se llevó el set por 7-3 y puso la igualdad en la final.

El cierre

Los médicos entraron en acción, porque Murray se hizo atender de una dolorosa ampolla en el pie derecho. En la silla de al lado, Djokovic se dedicó a estirar los músculos y a mirar sin disimulo qué sucedía con un rival que tuvo un día menos de descanso y jugó dos horas y media más que el serbio en semifinales.

Lo que sucedía era que el pie le dolía cada vez más e intentaba apoyarlo cada vez menos. Pese a ello, dos de los jugadores que mejor devuelven el saque seguían sin quebrárselo.

Hasta que Djokovic lo hizo. Quebró a su errático rival para 5-3 y enseguida, con un saque ganador, se llevó el set por 6-3.

Frustrado, Murray se las tomó con el juez de silla, al que acusó de desconcentrarlo pidiendo silencio en los momentos importantes.

Que no era el caso ya de Murray. Enojado, agitado y confundido se deslizó hacia la derrota. Un revés descontrolado lo dejó 2-1 abajo con saque de su rival. Lo que quedaba, un 6-2, ya no agregaría nada en cuanto al partido, aunque sí mucho para la historia de un tenis en el que Djokovic es cada vez más grande.

Sin reproches

El escocés Andy Murray admitió que una ampolla de un tamaño considerable afectó sus movimientos en la final de esta mañana, pero enfatizó que no es excusa para la derrota.

* “El 90 por ciento de los jugadores en el circuito habrá jugado este torneo con algún tipo de ampolla o problema. No influyó en el resultado, sólo dolía un poco cuando corría. Es bastante grande; las tienes... En la final del US Open, tenía dos uñas negras, es algo que pasa, y sucede especialmente en partidos en los que corres mucho...”.

Luego, el tenista británico dio a entender que el día extra de descanso que tuvo Djokovic -que jugó el jueves su semifinal, de apenas una hora y media de duración, mientras que Murray jugó el viernes un desgastante partido de cuatro horas- influyó a favor del serbio.


6

títulos

de Grand Slam acumula Djokovic con el alcanzado hoy en Melbourne Park. De este modo, a los 25 años, igualó a nombres ilustres como Donald Budge, Boris Becker o Stefan Edberg. Lógicamente, está lejos de los 11 de Rafael Nadal y más aún, de los 17 de Roger Federer.

El “Gran Nole”

Fiel a su estilo, el serbio Novak Djokovic no escatimó palabras ni sonrisas en la conferencia de prensa posterior a la obtención del preciado título australiano.

* “Tengo tanta alegría, estoy tan feliz y me siento tan privilegiado por jugar este deporte que amo tanto... Dediqué toda mi pasión interior y mi amor a este deporte, y es agradable recibir algo de vuelta”.

* “Fue con André Agassi que el juego comenzó a cambiar; que comenzaron a aparecer jugadores capaces de ganar Grand Slams desde la base. Fue un honor para mí recibir hoy el trofeo de sus manos. Es una leyenda del deporte, ganó todo: oro olímpico, todos los Grand Slam, la Copa Davis...”.

Por último, vale destacar que esta mañana, “Nole” se disculpó con la prensa por no atenderla el lunes posterior a la final, como es tradicional en los torneos de Grand Slam. Lo hizo a su manera: primero verbalmente y con el golpe de efecto de repartir chocolates en la sala de conferencias.

Atendió a los periodistas en serbio; cumplió con un par de cadenas de televisión y, a la una y media de la madrugada de Australia, enfiló rumbo al aeropuerto para tomar el vuelo de las tres que lo depositaría en Dubai y luego, en Bruselas.

Tras consagrarse en el primer Grand Slam de la temporada la noche anterior, la tarde del lunes estará compartiendo entrenamiento con sus compañeros de Copa Davis en Charleroi. Con la humildad de los grandes..., podría afirmarse sin temor a equivocaciones.