La opinión de Leonardo Nardín, rector de la Inmaculada

“Es un Papa que tiene sintonía con lo que le pasa a la gente”

“Es un Papa que tiene sintonía con lo que le pasa a la gente”

SENSIBILIDAD. “Bergoglio siempre ha sabido ponerse en los zapatos del otro, del que está en la pobreza y la miseria”, resaltó Leonardo Nardín.

Foto: Amancio Alem

 

Tuvo a Jorge Bergoglio como su director espiritual. “Fue una inspiración en mi vida”, admitió. Y recordó el paso del flamante Papa por el colegio jesuita en la década del ‘60, como maestrillo formador de alumnos.

 

De la redacción de El Litoral

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El padre Leonardo Nardín, rector del Colegio Inmaculada, aún no salía de su feliz asombro. La noticia de la elección de Bergoglio como nuevo Papa le llegó ayer por la tarde cuando estaba en medio de una reunión. Lo invadió la emoción: quien hoy es la máxima representación de Dios sobre la Tierra, hace unos 30 años fue su director espiritual, y quien con el tiempo se convirtió en su amigo. “Jorge sabe que yo rezo por él, y yo sé que él reza por mí”, confesó Nardín en diálogo con El Litoral.

La historia quiso que el ahora Sumo Pontífice pasara por el colegio jesuita local, hace casi medio siglo. En el ‘64, un Bergoglio joven y entusiasta llegó a esa institución como maestrillo formador de alumnos. El vínculo perduró luego con el paso de los años, sobre todo con la Academia de Letras -un semillero de literatos-, de la cual Bergoglio fue director. “Él fue quien trajo a nuestro colegio a Jorge Luis Borges, entre otros grandes escritores”, recuerda el rector con orgullo.

“Es una persona de perfil bajo, pero también es corajudo, ya que cuando tiene que abrir la boca para decir algo, lo hace. No miró nunca el bien propio, sino que le interesó mucho la cuestión social. Tiene mucha sintonía con lo que le pasa a la gente. Ha sabido ponerse en los zapatos del otro, del que está en la pobreza y la miseria. Él apadrinaba familias pobres, o personas sin trabajo. Siempre los atendió con un cariño y familiaridad que sorprendía. Es un porteño muy simple y llano”, fue el perfil que trazó Nardín.

“Es una persona con mucha cultura, es un gran lector. Lo que más resalta en él es su sabiduría, que supo traducirla siempre con síntesis: con sus sermones todo el mundo escuchaba. En dos líneas era capaz de decir cosas muy hondas y comprensibles para todo el mundo. Con su palabra, todo el mundo se sentía interpelado”, recordó el religioso.

Entre 1964 y 1965, Jorge Bergoglio fue maestrillo en el Colegio Inmaculada, en una etapa de formación dentro del magisterio ignaciano. Luego hizo un tercer año del magisterio en el Colegio El Salvador, en Buenos Aires. “Lo que realizó aquí fue acompañamiento académico de alumnos. También se desempeñó como director de la academia de literatura del colegio. En esa etapa fueron muy buenas las producciones de sus alumnos. Se imprimió un libro que lo prologó Borges. Y fue Bergoglio quien trajo aquí a él a (Jorge L. Borges) y a María Esther De Miguel, entre otros grandes escritores”.

¿Va a haber un cambio transformador en la Iglesia Católica a partir de ahora? “Puede ser, pero no porque Bergoglio sea jesuita, sino por cómo es como persona. Él es muy particular, saltó la barrera de la familia jesuita, y se ha inclinado más al trabajo pastoral en la iglesia universal. Tiene una enorme sensibilidad social”, resaltó.

¿Por qué el nombre Francisco? “Su elección quizás esté ligada a una experiencia que tuvo San Francisco, cuando Cristo le dice ‘Reconstruye mi iglesia’. Esa creo yo que es la esperanza del mundo: un cambio de la Iglesia hacia un sentido más evangélico”, cerró.


/// OPINIÓN

Para el mundo

Teresa Pandolfo (*)

Cuando se anunció la designación de Jorge Bergoglio como Papa Francisco, tuve la certeza de que esa elección había sido un designio del Espíritu Santo, del cual el cónclave cardenalicio sólo había sido su intérprete. Se esperaba una figura con su perfil para la cátedra de Pedro.

Fue elegido un sacerdote y obispo proveniente de América Latina, región que manifiesta todavía una corriente de religiosidad que otros lugares han perdido.

Conocí la noticia por casualidad, mientras me reemplazaban la batería del auto y, paradójicamente, no me sorprendió; debía ser así el nuevo Papa. Viví el momento con íntima e indisimulable alegría y, en simultáneo, recordé la última alocución de Benedicto XVI: ahora, Jesús se había despertado en la barca y calmaba a sus discípulos.

La impronta del elegido me parece significar que se nos está dando una oportunidad para volver sin vueltas al Mensaje Evangélico y para la Iglesia de corregir sus desviaciones. La personalidad de Bergoglio es fuerte y su voz siempre se escuchó potente, en todos los ámbitos en los que le tocó actuar.

En su primera aparición en el balcón vaticano, Su Santidad habló como “obispo de Roma”. Buscó la cercanía entre pastor y pueblo, y propuso rezar. Rezar al Señor unos por otros y por él. Entonces, me atreví a pensar que realmente estábamos ante un nuevo comienzo espiritual dentro de la Iglesia de Jesús, que como tal sus efectos resultan globales.

Caracteriza al nuevo Papa la formación intelectual, el compromiso misional y con las cuestiones sociales de los hombres pertenecientes a la Compañía de Jesús. También, la aprendida habilidad para moverse en los escenarios de poder conociendo sus riesgos, en los que se hace necesario saber conciliar la frontalidad en el decir y en el actuar con la autoridad de vida y la esgrima de la diplomacia. Bergoglio piensa, habla y actúa con el carisma de un jesuita por más que haya elegido llamarse Francisco, y lo demostró cabalmente en su primera aparición pública como Papa.

En definitiva, creo que Bergoglio será el pontífice que esperábamos para la Iglesia y los tiempos del siglo XXI.

(* ) Periodista

Luego de que fue mi director espiritual, quedó un vínculo de amistad con él. Es una persona que como formador ha influido mucho en mi vida (Leonardo Nardín).