Para no provocar dificultades

EE.UU. espera en silencio las elecciones venezolanas

EE.UU. espera en silencio las elecciones venezolanas

Rodeado por militantes, el presidente y candidato Nicolás Maduro exhibe una pintura del fallecido mandatario Hugo Chávez durante un acto de campaña realizado en Catia La Mar.

Foto: Agencia EFE

 

  • La falta de alusiones de Washington al proceso que tiene epicentro en Caracas es muy sugestivo. La ofensiva diplomática en procura de mejorar las relaciones bilaterales será cuando Maduro, al que tienen por seguro ganador, esté en el Palacio de Miraflores. Las diferencias no se notan en los vínculos comerciales.
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Silvia Ayuso

Agencia DPA

Para haber estado reclamando de forma insistente unas elecciones “justas, libres y transparentes” en Venezuela en los días inmediatamente anteriores y, sobre todo, posteriores a la muerte del presidente Hugo Chávez, el silencio que Estados Unidos mantiene ahora, en plena campaña electoral venezolana, está resultando bastante atronador.

Aunque quizás no sea tan sorprendente. Washington sigue muy de cerca un proceso que definirá en buena parte la posibilidad de mejorar las deterioradas relaciones bilaterales.

Pero, en vista de que el candidato oficialista Nicolás Maduro ha hecho de la retórica “antiimperialista” uno de sus sellos de la casa, parece que Washington ha optado por callar y limitarse a observar para no avivar más el fuego de la retórica que ya ha llevado a Caracas a acusar a Estados Unidos incluso de inocular el cáncer que acabó con la vida de Chávez.

Y es que hay pocas dudas en Washington sobre la casi segura victoria de Maduro frente al candidato opositor, Henrique Capriles, el próximo 14 de abril.

“La expectativa es que el vicepresidente (Maduro) ganará las elecciones (...) y que las cosas seguirán como estaban”, dijo durante una audiencia en el Congreso a finales de marzo el jefe del Comando Sur (Southcom), general John Kelly.

Ese mismo día, Venezuela anunciaba la suspensión de las conversaciones de alto nivel -entre Maduro y la secretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson- iniciadas a finales de 2012 y confirmadas oficialmente por Washington apenas unos meses atrás.

“No podemos seguir perdiendo el tiempo. Señora Jacobson, cuando entienda que somos un país soberano, vuelva a llamar”, dijo el canciller, Elías Jaua.

La paralización del diálogo se unía a la expulsión de dos diplomáticos venezolanos en Estados Unidos en respuesta al mismo gesto que tuvo Caracas pocas horas antes del anuncio de la muerte de Chávez, el 5 de marzo, cuando echó del país a dos agregados aéreos norteamericanos.

Pero para Michael Shifter, presidente del centro de pensamiento Diálogo Interamericano, pese al endurecimiento de la retórica y de los gestos, aún hay espacio para una reconciliación bilateral, aunque, eso sí, siempre después del 14 de abril. “El revés (diplomático) puede revertirse bajo circunstancias políticas más favorables, una vez que se haya instalado el nuevo gobierno en Caracas”, dijo a la agencia DPA.

Según indicó, la dura retórica antiestadounidense de Maduro, las últimas semanas, constituirá un “problema” en algunos sectores en Washington, sobre todo en el Congreso.

Pero lo más importante, apostilló, es que tanto en el Departamento de Estado como en la Casa Blanca “considerarán probablemente su duro discurso en el contexto de la campaña electoral, y estarán abiertos a trabajar con Maduro si es elegido”.

En este sentido, agregó, la verdadera “prueba” será “ver lo que pasa cuando acabe la campaña” electoral.

“Si no hay un esfuerzo por abrir los canales de comunicación tras la campaña, eso sería una señal inquietante”, consideró. Pero “a Washington no le interesa pelearse con Caracas”.

Millones de razones

Y es que hay mucho en juego en la relación bilateral.

Aunque ambos países carecen de embajadores desde 2010, la relación clave, la económica debida a los fuertes intereses petroleros -Venezuela exporta alrededor de un millón de barriles diarios a Estados Unidos- se ha mantenido a pesar de todas las tormentas políticas que arreciaron en los 14 años en que Chávez estuvo al frente del gobierno venezolano.

“A Maduro le interesa mantenerse en el poder, y el éxito económico de la revolución (bolivariana) depende en buena parte de su continuada capacidad de venderle petróleo a Estados Unidos para sus refinerías en Louisiana”, destacó en conversación con DPA Anthony Quainton, ex embajador estadounidense entre otros en Nicaragua y Perú, y actualmente profesor en la American University.

“No es del todo imposible ver un esfuerzo de un gobierno de Maduro para intentar restablecer de algún modo las relaciones diplomáticas”, consideró.

Aunque a su juicio el candidato oficialista no acabará con sus críticas a Estados Unidos, “siempre cabe la posibilidad, real, de que tras las elecciones Maduro cuente con la confianza y legitimidad para, aunque siga siendo crítico con Estados Unidos, aprovechar la oportunidad de restaurar las relaciones diplomáticas”.

“Estados Unidos y Venezuela no tienen por qué ser los mejores amigos, pero tiene poco sentido que ambos gobiernos apenas se comuniquen y que hoy en día no tengan presencia a nivel de embajadores en Washington y Caracas, en vista de la continuada y estrecha relación comercial que mantienen con la venta de petróleo venezolano”, coincidió Shifter.


Otra vez el pajarito

  • El candidato del chavismo a la presidencia de Venezuela, Nicolás Maduro, lució un sombrero de paja con un pájaro artificial en su parte superior, durante un acto de campaña para las elecciones del domingo en La Guaira, al norte de Caracas.

“Miren qué bonito, me lo regaló una compatriota de Nicaragua”, contó Maduro. “Qué bello, con un pajarito allí. Parece un sombrero vietnamita, del ejército de Ho Chi Minh”.

El pájaro, de colores amarillo y blanco, coronaba el sombrero, del cual colgaban algunos hilos de paja que asemejaban una suerte de nido. Alrededor del sombrero destacaba, además, una cinta que decía “Nicaragua”.

Al iniciar oficialmente la campaña la semana pasada, Maduro dijo que el fallecido presidente Hugo Chávez se le había aparecido en forma de “pajarito chiquitico”, comentario que generó críticas de la oposición y burlas en las redes sociales.

“Lo sentí ahí como dándonos una bendición, diciéndonos: hoy arranca la batalla. Vayan a la victoria. Tienen nuestras bendiciones. Así lo sentí yo desde mi alma”, relató Maduro en el acto de apertura de campaña en Barinas, la tierra natal de Chávez.

Ante las críticas, Maduro defendió al día siguiente su “espiritualidad” y convirtió los silbidos del pajarito en parte de su repertorio en cada acto. En esta oportunidad, durante el acto en el Estado central de Vargas, Maduro no hizo comentarios sobre ese tema.

En lo que va de la campaña, el aspirante oficialista ha lucido diferentes sombreros, por lo general característicos de los lugares que visita.

Venezuela celebra elecciones este domingo para determinar quién finaliza en 2019 el mandato que Chávez comenzó el 10 de enero pasado con Maduro y el opositor, Henrique Capriles, como favoritos para llevarse la victoria.