Señal de ajuste

Enamorando a los artistas

Roberto Maurer

A propósito de un libro de reciente aparición, el nombre de Raúl Apold vuelve a circular, y causa cierta sorpresa que una personalidad tan notoria como el subsecretario de Prensa y Difusión de los primeros gobiernos peronistas necesite ser restituido a la historia de una época de la cual fue un protagonista. El control absoluto de los medios de comunicación era su tarea principal, aunque entre otras iniciativas hubo una que fue muy original y sin antecedentes, la de acercar a los artistas al poder. Fue una de las tantas ideas geniales de quien ha sido considerado, con justicia, como el artífice del aparato de propaganda del régimen (*).

Los artistas fueron conquistados con el respaldo a la industria del cine, el proteccionismo de las películas argentinas en un mercado dominado por las compañías norteamericanas y la creación del fastuoso Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con la visita de estrellas que en número y popularidad jamás se repitió. Fueron medidas de Estado, sin contar los favores personales.

Los artistas argentinos sucumbieron a la seducción, hubo distintos grados de participación y de una militancia oficialista que a veces incluyó el pasaje por la cama de algún funcionario. Otros fueron opositores y figuraron en listas negras. Algunos emigraron y otros como Alberto de Mendoza, salieron a vender medias de contrabando. En este caso se duda si se perdió un actor o si se ganó un viajante.

RIÑAS

Actualmente, la política de enamorar a los artistas y acercarlos al poder se repite, lo que ha originado peleas de perros que son un atractivo más de los medios: en la farándula, la intervención de la virtud y el intelecto es relativa, ya que actúan otros factores más determinantes, como el dinero y la fama. Además, no hay códigos, como suele decirse, ni se respetan los diez mandamientos.

Los cruces son constantes y establecen confusiones porque no se reconoce el derecho a un comportamiento errático y al vagabundeo por programas y canales que, en el caso de Florencia Peña, favoreció interpretaciones políticas contradictorias. El resultado: sus placeres sexuales fueron subidos por etapas a Internet y serían el producto de una venganza, para algunos, del oficialismo, y para otros, de la oposición. Hoy nadie sabe dónde se encuentra parada y todos intentan colocarla en algún lugar definido. ¿Acaso una actriz no puede comportarse como una mujer timorata o simplemente confundida, sin necesidad de vestirla con una camiseta? Y si huyó de Mariano Iúdica, ¿acaso no actuó como una persona normal?

PREMIO

La productora de Andrea del Boca recibirá treinta millones de Canal 7 para hacer una telenovela. Nadie puede dudar de que se trata de un premio a la constancia de una actriz que todo el tiempo ofrece pruebas de su adhesión al gobierno, inclusive censurando a su colega Florencia Peña. Las explicaciones no fueron convincentes, ella es lo suficientemente popular aquí y también en el exterior, y no necesita del Estado para proyectos que pueden comercializarse cómodamente. La operación puede ser transparente, como alega, pero no ética.

Las escaramuzas se repiten y la última fue provocada por un informe de “Duro de domar” en Canal 9. El ciclo de Diego Gvirtz tuvo su momento de gloria hace años, mientras lo condujo Petinatto, y luego pasó al Canal 9, un apéndice del sistema de medios del régimen. Como se sabe, su conductor Daniel Tognetti en el “ambiente” es considerado como un crápula de quien se recuerdan varios episodios que lo definen como tal. Alguna vez, haciendo una nota escapó de una situación de peligro abandonando a sus compañeros, y en otra ocasión pulverizó a una familia con su falta de escrúpulos y la cámara oculta de “Punto.doc”. La decencia no es un punto fuerte de Tognetti.

En “Duro de domar” ofreció un informe dirigido contra Ernestina Pais, que “encendió la mecha y se quemó sola”, a propósito del tratamiento en “Desayuno americano” del apoyo económico logrado por la empresa productora de Andrea del Boca, a quien victimizó junto a Florencia Peña llamándolas “chivos expiatorios”, en tanto juzgó a Ernestina Pais como “la que hundió CQC”.

En el informe aparece Alejandro Dolina respondiendo a quienes dicen que los sueldos de los que trabajan en medios públicos “los pagamos todos”. Según Dolina, los sueldos de los empleados de medios privados también son pagados por todos, ya que, si hay publicidad de un jabón, al enjabonarnos, los sueldos también los está pagando la sociedad. Es un maestro del sofisma. También se mostró un pasaje de Ernestina Pais trabajando para la pantalla de Canal 7, como diciéndole ¿y por casa?

LA EDICIÓN, UN ARMA

En “Desayuno americano”, al otro día la implicada editorializó sobre el informe desautorizando básicamente el procedimiento, o sea la divulgada edición maliciosa. Seleccionan, recortan, editan, “me hacen decir lo que no dije, pasan el informe y luego debo discutir por lo que no dije”, afirmó. Como se sabe la edición se ha convertido en un arma mortal en los sucios contrapuntos de estos tiempos.

En cuanto a su trabajo en Canal 7, respondió que no es lo mismo contratar a la productora de una actriz que como fue su caso, dar trabajo de empleada a sueldo fijo de la productora de un programa de preguntas y respuestas sobre contenidos curriculares de escuelas públicas.

Acusada por “Duro de domar” de “cuestionar a Andrea del Boca y Florencia Peña por pensar diferente”, Ernestina Pais respondió que “por la historia que yo tengo, decir que yo puedo señalar a alguien por pensar diferente cuando se sabe que en mi familia hubo víctimas por pensar diferente, es insultante”. Se refería a su padre, un desaparecido de la dictadura, una tragedia que, debe reconocerse, Ernestina Pais no suele usar como chapa.

También insistió con uno de sus planteos acerca de las prioridades de la televisión oficial y si de ellas forma parte una telenovela de Andrea del Boca, especialmente si figura como uno de los financiadores estatales la Universidad de San Martín, que actualmente adeuda sueldos. Finalmente, se plantó como ciudadana con derecho a saber adónde van sus impuestos y debatir las prioridades en los presupuestos de los organismos públicos, y desafió a quienes la hostilizaron: “Yo quiero ir al programa y discutirlo en vivo, cara a cara”.

(*) Era poderoso, y llenó páginas del anecdotario. En 1947, prohibió las películas soviéticas y al año siguiente dio orden de que no se difundiera el regreso de Bernardo Houssay desde Estocolmo adonde había ido a recibir el Premio Nobel de Medicina. Hizo echar de todos los medios a Calki, porque en la crítica de una película italiana usó la expresión “declaración jurada”, que interpretó insidiosamente. Prohibió a Hugo del Carril y colaboró con el crecimiento de Clarín, un diario que, agradecido, hasta hoy sigue siendo peronista.

Enamorando a los artistas

“Duro de domar” ofreció un informe dirigido contra Ernestina Pais, aquí junto al conductor del programa Daniel Tognetti cuando estaban al frente de “Levántate y anda”. Eran otros tiempos. Foto: Archivo El Litoral