La tragedia vuelve a sacudir a EE.UU.

Decenas de muertos deja la explosión en Texas

Decenas de muertos deja la explosión en Texas

Escombros en llamas, desesperación, miles de heridos y varios desaparecidos era panorama que se vivía en las últimas horas en West.

Foto:Agencia EFE

  • Las autoridades continuaban investigando las causas del siniestro ocurrido ayer en una planta de fertilizantes en West, descrita por testigos como una “bomba nuclear”. Hasta el momento se habla de decenas de víctimas fatales y al menos 179 heridos.
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Redacción de El Litoral

Agencias EFE/DPA

El portavoz de la policía de Waco, Patrick Swanton, aseguró esta mañana que la explosión de la planta de fertilizantes puede haber dejado un saldo de decenas de víctimas, aunque evitó dar cifras concretas, y afirmó que se ignora el paradero de entre tres y cinco bomberos.

La explosión ocurrió en la Fertilizadora West, en el pequeño municipio del mismo nombre localizado a unos 20 kilómetros al norte de Waco, poco antes de las 8 de la tarde -hora local- y se llegó a escuchar a más de 70 kilómetros de distancia.

“No tenemos indicios de que esto haya sido más que un accidente industrial o de que haya habido alguna actividad criminal, pero estamos investigándolo”, dijo Swanton.

“Toda el área en torno a la planta es ahora una escena de crimen, sujeta a investigación”, añadió.

Destrucción total

Por su parte, el alcalde de West Texas, Tommy Muska, dijo hoy en una conferencia de prensa que de 50 a 60 casas han quedado demolidas, y que casi la mitad de los 2.800 habitantes del pueblo han sido evacuados.

“La explosión fue como la de una bomba nuclear”, añadió.

Más de 700 policías, paramédicos, bomberos y voluntarios llegaron desde anoche a West Texas y hoy, mientras seguía ardiendo la planta de fertilizantes, buscaban supervivientes entre los escombros de casas y edificios derruidos.

La policía informó de que un edificio con 50 apartamentos quedó reducido a su esqueleto.

En la planta de Fertilizantes West comenzó un incendio al anochecer del miércoles y media hora después que los bomberos recibieron la alerta y mientras trabajaban para controlar las llamas ocurrió una explosión.

Esta explosión, que provocó un temblor en la tierra de 2,1 grados en la escala de Richter fue calificado por muchos vecinos como “una bomba nuclear”, mientras que otros creyeron que se había tratado de un terremoto.

Muska, que estaba entre los bomberos voluntarios que acudieron a la planta, dijo que la onda expansiva le arrancó su casco y arrancó las puertas y ventanas de casas en el vecindario.

Las autoridades esperan con preocupación la aproximación a West Texas de un frente de tormentas y fuertes vientos de al menos 33 kilómetros por hora, lo que dificultará las labores de los bomberos y los socorristas.

La Guardia Nacional de Texas ha despachado unidades para el control de la zona de desastre, y con equipos para controlar la calidad del aire, según el Pentágono.

No presentaba riesgo

En un informe a la Agencia de Protección ambiental de Texas, la firma Fertilizantes West había indicado recientemente que no presentaba un peligro de incendio o explosión, según el diario The Dallas Morning News.

Fertilizantes West indicó que tenía en esa planta 24,5 toneladas de amoniaco, y que lo peor que podría ocurrir allí era un escape de unos 10 minutos de amoniaco que no causaría lesiones.

El diario citó las recomendaciones de la industria para el manejo de los compuestos químicos advierten que, en caso de incendio, los bomberos no deberían mezclar agua directamente con el amoníaco “ya que esto puede resultar en un calentamiento del producto, que hará que el líquido se torne en una nube de vapor”.

análisis

Rafael Molina

Estados Unidos vive una “semana negra”

  • Los atentados de Boston, la alarma por el envío de cartas envenenadas a máximos dirigentes del país y la explosión en Waco han sumido a Estados Unidos en una “semana negra” al cumplirse los aniversarios de las matanzas que más han conmocionado al país.

Y es que en cinco días de abril, los que van del 16 al 20, coinciden las fechas de las peores matanzas de los últimos 15 años en EEUU, si se exceptúa la más grave de ellas, los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington.

El país vive estos días un estado de psicosis comparable al que se generó tras el 11-S, al evidenciarse de nuevo que Estados Unidos es un país vulnerable a los ataques, a pesar de no haberse confirmado aún ni las causas ni a los responsables de estos últimos sucesos.

La ciudad de Boston se convirtió en el centro de la atención internacional el lunes tras las explosiones que mataron a 3 personas e hirieron a más de cien durante su tradicional maratón. El FBI ya ha identificado a un sospechoso de estos ataques, pero aún no ha sido detenido e ignora sus propósitos.

La posibilidad de que grupos terroristas árabes estén detrás de esta matanza, aunque no descartada del todo, parece perder fuerza.

En medio del caos generado por estos sucesos, en la policía federal estadounidense saltaban todas las alarmas al descubrir el envío de varias cartas, aparentemente impregnadas de ricina, que fueron enviadas al presidente Barack Obama y al senador republicano Roger Wicker.

Tras detener a un sospechoso, el FBI descartó que la carta dirigida a Obama estuviera relacionada con las explosiones de Boston, con lo que pareció neutralizar las sospechas difundidas en algunos medios estadounidenses de que el país era de nuevo víctima de un ataque de grupos organizados.

A estos sucesos se añadió anoche la grave explosión en West, muy cerca de Waco, la ciudad tristemente célebre por ser el lugar donde murieron 81 personas que habían puesto sus vidas en manos de David Koresh, dirigente de la secta de los davidianos.

Precisamente un 19 de abril, pero de 1992, las fuerzas de seguridad estadounidenses decidían lanzar gases lacrimógenos contra el rancho de Monte Carmelo, la sede de la secta para poner fin al “sitio” que había comenzado el 28 de febrero en busca del líder del grupo. Entre los 81 muertos había 17 niños menores de diez años.

El 16 de abril de 2007, un estudiante surcoreano Cho Seung Hui, de 23 años y un historial de problemas mentales, mató a 32 personas en las aulas de la Universidad Politécnica de Virginia antes de suicidarse.

En una especie de testamento que Cho dejó grabado, el autor de la matanza rendía homenaje a Eric Harris y Dylan Kiebold, los estudiantes que casi exactamente ocho años antes que él habían abierto fuego también contra sus compañeros en un instituto de Columbine, en Colorado.

Harris y Kiebold mataron a doce alumnos y un profesor el 20 de abril de 1999, en un suceso que se considera una de las peores pesadillas en el mundo educativo estadounidense.

Otro 19 de abril, dos años después de los sucesos de Waco, un camión bomba destruyó el edificio federal Alfred Murray de la ciudad de Oklahoma, donde se encontraba la sede de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, cuyos agentes participaron en la operación contra los davidianos.

El autor del atentado, que mató a 168 personas, fue Timoty McVeigh, un ex soldado condecorado en la guerra del Golfo y vinculado a grupos paramilitares de extrema derecha. McVeigh, que sería ejecutado seis años después, quiso vengar con su ataque contra el Gobierno de EEUU la muerte de los davidianos.

Azar, casualidad o, para los que creen en las teorías conspirativas, abril se ha convertido en un mes trágico que muchos estadounidenses querrían borrar del calendario.

Agencia EFE