MONSEÑOR JOSE MARÍA ARANCEDO, con bendiciones del papa francisco

“Dios ha sido fiel conmigo”

  • Ante una Basílica colmada de gente, anoche el arzobispo de Santa Fe celebró una misa de acción de gracias por sus Bodas de Plata episcopales.
“Dios ha sido fiel conmigo”

La misa de acción de gracias por sus 25 años de su consagración como obispo fue concelebrada por las máximas autoridades eclesiásticas de nuestro país. Foto: Flavio Raina

Florencia Arri

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Ayer, la misa vespertina de la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe fue, sin dudas, particular: allí el arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo, celebró sus Bodas de Plata episcopales.

La misa de acción de gracias por los 25 años de su consagración como obispo fue concelebrada por las máximas autoridades eclesiásticas de nuestro país: el nuncio apostólico en la Argentina, Mons. Emil Paul Tscherrig, y el cardenal Estanislao Karlic, junto a veintisiete arzobispos y obispos que se sumaron a sacerdotes santafesinos y de otras diócesis. La alta convocatoria se hizo evidente no sólo en el altar: entre la multitud que colmó el templo de nuestra Patrona estaban también cuatro de sus diez hermanos, sobrinos, primos y amigos que aún lo llaman “Toté” y que vinieron desde Temperley para acompañarlo en el cariño.

Bendición y afecto

La emoción se anticipó incluso a la misa, cuando Mons. Tscherrig tomó la palabra para compartir con los presentes el mensaje con que Su Santidad, Francisco, otorgó “de corazón” su Bendición Apostólica al arzobispo y a la diócesis de Santa Fe. Al finalizar la misa, las palabras de Jorge Mario Bergoglio se hicieron presentes a la distancia mediante la lectura del Pbro. Dante Debiaggi, quien leyó la carta que le dirigió a quien fuera su colega y compañero en el Episcopado.

En la misiva, el Papa expresa que “de modo particular quiero abrazarte a tí, dilectísimo hermano”, lo felicita por su “laboriosidad apostólica”, y añade que “hacemos votos de todo corazón, suplicando la abundancia de las gracias divinas” (ver “De puño y letra”). Bergoglio conoció a Arancedo de cerca, primero como obispo y luego como compañero desde la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal Argentina de 2008 a 2011, en que el arzobispo de Santa Fe lo sucedió en la presidencia, aún en ejercicio.

Hoy José María Arancedo le agradece a Bergoglio no sólo el trabajo compartido, sino también “el haber tenido el gesto de mandarme una carta personal y una bendición. Nos unen muchos años de trabajo como obispos y la amistad; pasamos mucho tiempo juntos”, comentó.

Alegría y gratitud

La jornada de festejo tuvo como broche una cena en el Colegio Adoratrices, en que el círculo más allegado -unas doscientas personas- compartió con el homenajeado.

Esta mañana se dijo feliz y agradecido “por estos 25 años como obispo y 46 como sacerdote”. Entre otros recuerdos, destacó que “agradezco mucho haber conocido el nombre de Dios en mi familia, en mi camino; y después la vida sacerdotal y el Episcopado”. Expresó también que el reconocimiento es mutuo, ya que es él quien contempla “a todos los laicos, sacerdotes y a todo aquello que ha significado para mí el ejercicio del ministerio episcopal, de servicio, de presidir una comunidad”.

A sus ojos, fue una jornada de “serenidad, alegría y gratitud. Tal como expresé ayer en la homilía, agradezco a Dios lo que ha hecho en mí. Dios ha sido fiel conmigo, por eso celebro y me siento seguro y tranquilo. Agradezco a la gente, a los obispos que vinieron a participar, a los sacerdotes y laicos que se acercaron ayer a la Basílica. Fue un jubileo de 25 años con mucha tranquilidad, paz, alegría y un gran deseo de seguir trabajando”.

El dato

Almuerzo

Los festejos continuarán este domingo, a las 12.30 en el Gimnasio del Colegio Don Bosco (Estanislao Zeballos 3333), donde el laicado santafesino compartirá un almuerzo con Mons. Arancedo.

Los interesados en participar pueden adquirir las tarjetas en el Arzobispado (Gral. E. López 2720). Más información a los teléfonos 4595791 / 4581780.


“Dios ha sido fiel conmigo”

Bendición Apostólica que su Santidad Francisco otorgó “de corazón” a Mons. José María Arancedo. Foto: Mauricio Garín

De puño y letra

La misiva del Papa Francisco nació de su puño y letra y llegó, en latín manuscrito, al Arzobispado. El texto, traducido al español, fue leído en la misa de acción de gracias. En ella, Bergoglio se dirige a Arancedo como “Venerable hermano. Continuando la labor encomendada en el oficio de Sucesor de Pedro que recientemente he asumido, acompañado de la oración y del trabajo de los pastores por sus fieles, que tanto necesito, mi corazón se dirige a la amada Argentina y de modo particular quiero abrazarte a tí, dilectísimo hermano, que con agradecido y alegre corazón celebras el 6 de mayo el jubileo de tus bodas de plata en el episcopado”.

“Recorriendo las principales estaciones de tu currículum vitae y de tus encargos pastorales, resalta ante todo tu sólida formación que recibiste de joven en filosofía, teología y derecho canónico en La Plata, Buenos Aires y Roma. Ordenado sacerdote el 16 de diciembre de 1967, asumiste con entusiasmo los oficios de prefecto de estudios y profesor y ejerciste el ministerio pastoral en algunas parroquias. Dedicaste tus cuidados episcopales a tres diócesis: Lomas de Zamora, Mar del Plata y Santa Fe de la Vera Cruz. Solícito del progreso espiritual de los cristianos, como conductor en las distintas vicisitudes y ayuda en la vida cotidiana. Lleno de confianza en la Divina Providencia, realizando iniciativas que han merecido la ponderación y el trabajo de los fieles que Dios te ha encomendado.

“Advirtiendo durante tu gobierno las condiciones y cambios en lo espiritual, social y político, fiel al Magisterio de la Iglesia, interpretando fielmente la doctrina, mostrando y custodiando la perenne verdad del Evangelio.

Has seguido con corazón de Padre la vida de tus sacerdotes y sus esfuerzos pastorales, asociando a este cuidado a religiosos y religiosas como así también a los fieles laicos. Por estas y otras razones eres estimado por tus hermanos obispos que te encomendaron cargos de importancia en la Conferencia Episcopal y finalmente te llamaron a presidirla.

Con ocasión de Jubileo episcopal, felicitándote por tu laboriosidad apostólica, hacemos votos de todo corazón, suplicando la abundancia de las gracias divinas y, como signo y prenda te envío, intercediendo la Bienaventurada Virgen María, mi Bendición Apostólica, que harás extensiva a todos los fieles encomendados a tu cuidado, mientras les pido a todos que recen por mí para que pueda cumplir fidelísima y eficazmente el gravísimo ministerio petrino.

“Vaticano, 16 de abril de 2013; en el primer año de nuestro pontificado.

PP Francisco”.