En los centros de salud

Violencia y drogas: las principales consultas a los psicólogos barriales

Violencia y drogas: las principales consultas a los psicólogos barriales

Vulnerables. Los jóvenes de los barrios marginados no tienen un proyecto a futuro y tampoco hay políticas públicas que los incorporen socialmente.

Foto: Archivo El Litoral (Flavio Raina)

La demanda de psicólogos y la complejidad de las consultas en los barrios es cada vez mayor. Atienden principalmente niños derivados de las escuelas y mujeres víctimas de la violencia. Preocupa la falta de futuro para jóvenes y adolescentes.

 

Agustina Mai

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Desde su incorporación en algunos centros de salud, los psicólogos de los barrios están cada vez más solicitados. Las consultas abarcan una variedad de “emergentes de problemas sociales”, como la violencia familiar, el maltrato infantil o el consumo de alcohol y drogas. “Atrás de estas situaciones se esconden frustraciones, angustias, decepciones. Hay muchos duelos y personas que enfrentan situaciones muy difíciles de la vida, que no logran insertarse en un sistema de trabajo, con sus consecuencias personales y afectivas”, sostuvo Leandro Goldsack, psicólogo del Fonavi Centenario.

Tradicionalmente orientados a la problemática de la mujer y la niñez, los centros de salud fueron incorporando otros aspectos. “Se incrementaron las demandas en diferentes grupos etarios y sociales. Por eso se están trabajando problemáticas diversas, como el abuso y maltrato infantil, consumo de sustancias, violencia familiar y de género, problemas de la tercera edad”, contextualizó María Leticia Mega, del centro de salud Padre Cobo.

Cada uno de los 45 psicólogos de los centros de salud recibe unas 100 consultas mensuales. Pero la atención no se restringe al consultorio, sino que también se realizan actividades grupales, talleres y encuentros lúdicos. “Estos espacios colectivos son imprescindibles porque muchas personas no consultan de manera espontánea. Dada la complejidad de las situaciones que se presentan, hay que generar nuevas formas de abordajes que, sí o sí, deben ser diseñadas con quienes habitan en cada barrio”, señaló Melisa Pianeti, directora provincial de Salud Mental.

La violencia familiar es una problemática que se reitera en boca de los profesionales. Para Goldsack, es “algo muy común y una de las situaciones más complejas”.

“El chico no aprende”, “está rebelde” o “se porta mal” son frases que los psicólogos escuchan a diario. Pero, muchas veces, ese mal comportamiento o rendimiento es la punta del iceberg. “Es un emergente de otras cuestiones: la violencia familiar afecta muy fuertemente a los niños”, aseguró Goldsack.

En el centro de salud de Juventud del Norte, la mitad de quienes llegan al consultorio de la psicóloga Ángeles Ramírez son niños derivados de las escuelas. “En la mayoría de los casos, los chicos hacen síntoma porque hay problemas en la familia”, indicó la profesional.

Jóvenes a la deriva

Desde 2008, Las Lomas, uno de los barrios más marginados de la ciudad, cuenta con psicólogo en su centro de salud. “Mucha gente viene derivada por un médico; hay muchos problemas de alimentación en jovencitas. También vemos

 

En los centros de salud

problemáticas más complejas como abuso sexual infantil, trata, explotación sexual y el consumo de drogas en los varones jóvenes”, detalló la psicóloga Laura Del Conte, al tiempo que criticó que en el barrio “no hay un laburo de detección de estas situaciones”.

Muy pocos adolescentes se acercan al centro de salud. “Los adolescentes de los barrios están abandonados y tienen serias dificultades para pensarse a futuro. En otras esferas sociales, un chico puede estudiar o trabajar, pero en los barrios esto no pasa. Los jóvenes se dejan estar y ésa es la puerta para el consumo problemático, el riesgo y la vulnerabilidad psico-social, para salir con un arma, a robar o pelearse con otros chicos, y hasta terminar con su vida”, planteó Goldsack, de manera cruda, pero real.

Para el psicólogo, estos problemas tienen que ver con “una falta de propuesta a nivel social, que incluye a las clases políticas y dirigenciales, pero que nos compromete a todos”. “Si bien hay discursos progresistas de ‘salud y educación para todos’, cuesta plasmarlos en lo concreto. Las instituciones del Estado retroceden ante las problemáticas más complejas o se busca la salida más represiva: se gasta más en policías que en generar proyectos sociales reales para estos chicos”, cuestionó.

Ángeles Ramírez también expresó su preocupación por la falta de políticas dirigidas a los niños y adolescentes: “No veo políticas claras desde la Subsecretaría de Niñez. En Salud Mental tampoco contamos con un departamento específico para la infancia, que es el eslabón más débil”.

Mujeres víctimas

Las mujeres son las principales concurrentes al centro de salud, sobre todo para consultar al médico. Pero un malestar físico puede ser el síntoma de algún tipo de violencia. “La mujer no llega y dice ‘mi marido me maltrata’ o ‘soy víctima de la violencia’, sino que viene con mareos, presión alta o problemas digestivos. Pero no es algo biológico, sino que hay determinadas situaciones que emergen por el cuerpo”, precisó Goldsack.

Uno de los mayores desafíos es desnaturalizar la violencia y sostener los tratamientos. “A veces la persona no puede alejarse de ciertos vínculos, por cuestiones económicas, psicológicas o afectivas”, afirmó el psicólogo.

Además, faltan recursos para tomar medidas de fondo. “En los barrios no se respetan las órdenes de distanciamiento o exclusión del hogar. El 911 no entra a un barrio porque no se cumple una medida de distancia. Muchas mujeres han perdido sus vidas porque no pudieron salirse de la situación de violencia, pero tampoco hay un sistema que las haya podido tomar”, denunció.

Las malas condiciones edilicias, la falta de recursos materiales y de capacitación en atención primaria de la salud son los principales obstáculos que enfrentan a diario los profesionales. “Cada vez hay más dificultades para atender la diversidad de cuestiones que aparecen. El equipo no logra estar a la altura de lo que exige la atención primaria salud”, planteó Goldsack.

Finalmente, la directora de Salud Mental consideró que los principales desafíos son “restablecer lazos, promoviendo canales de comunicación y de participación” y “llegar a aquellas personas que no demandan porque se encuentran excluidas”.

 

Atraer a los jóvenes

Las mujeres quintuplican a los hombres que concurren al centro de salud. ¿Por qué esta diferencia? “El primer nivel de atención en salud está dirigido principalmente a la madre y al niño. Recién cuando se incluyeron psicólogos y trabajadores sociales, se habilitó al centro de salud a abrirse al resto de la población”, explicó la psicóloga Laura del Conte.

Con el objetivo de atraer a los varones jóvenes, Del Conte armó un taller de fotografía. “Está pensado para los chicos que no tienen ningún lazo social. En el taller, abordamos algunas problemáticas, como el consumo de drogas, pero no de manera directa ni desde la moral, sino que tratamos de crear condiciones para que si quieren decir algo lo digan y para que aparezcan preguntas”.

Este año la convocatoria fue muy exitosa: del taller participan 15 varones y 5 chicas, de entre 15 y 25 años. “Estaban esperando con ansias la apertura del taller porque es el único espacio institucional, lo único que les genera una mínima rutina. Antes, en Las Lomas, había un centro de alfabetización, pero ya no funciona porque el local fue tomado por una bandita narco”, contó la psicóloga.

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Muchas mujeres han perdido sus vidas porque no pudieron salirse de la situación de violencia, pero tampoco hay un sistema que las haya podido tomar”.

Leandro Goldsack

Fonavi Centenario

El dato

Distribución

  • En 2004, tras la inundación del Salado, se incorporaron los primeros diez psicólogos en distintos centros de salud. A partir de allí, se fueron sumando más profesionales que actualmente se desempeñan en los barrios: Villa Hipódromo, 29 de Abril, Las Delicias, Guadalupe Oeste, Padre Cobos, Yapeyú, San Martín, Acería, Juventud del Norte, San Agustín, Callejón Roca, Los Troncos, Altos de Nogueras, Cabal, Nueva Pompeya, Chalet, Barrio Alfonso, Villa del Parque, Barranquitas, San Lorenzo, Santa Rosa de Lima, El Pozo, Las Lomas, Abasto, Don Bosco, Alto Verde y Colastiné Norte, en el centro de salud Fonavi Centenario, en Policlínico Centenario, Emaús y Mendoza Oeste.
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El psicólogo se transformó en un referente. Nos vienen a consultar por cuestiones familiares, por una discapacidad o por problemas con la policía”.

Ángeles Ramírez

Juventud del Norte

4.500

consultas

mensuales son atendidas por los 45 psicólogos, distribuidos en distintos centros de salud de la ciudad.