El antecedente inmediato para el partido de mañana...

El 15 de Abril ya lució esa triste escenografía

Un 14 de junio de 2009, el tatengue recibió a All Boys por la fecha 37 del torneo de la B Nacional. En un club en medio de una importante crisis deportiva, económica e institucional, los empleados estaban de paro y por eso se dispuso que no se abran las puertas del estadio. En el segundo tiempo, más de 500 hinchas agolpados en los ingresos obligaron a cambiar la medida.

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Un “deja vu”. Mañana lucirá así el estadio 15 de Abril, que el 14 de junio de 2009 cerró sus puertas por un paro del personal de Utedyc. En el segundo tiempo, la presión de 500 hinchas obligaron a dejar entrar la pasión.

Foto: Pablo Aguirre

 

Redacción de El Litoral

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Era un momento muy difícil desde lo institucional para Unión. El fallecimiento de su presidente (Juan Vega) meses atrás, había derivado en una crisis política interna que condujo a la institución a una situación límite, hasta llegar a este último partido como local de la temporada con dos meses y medio de atraso en el pago a sus empleados, que declararon el paro, lo que obligó a la comisión directiva, en una decisión conjunta con la policía, a no abrir las puertas del estadio, ya que no se podía hacer frente a la atención del público. Así, por primera vez en el profesionalismo de AFA, Unión jugó un partido oficial a puertas cerradas, sin el ingreso de público por falta de empleados en los controles de ingreso al 15 de Abril.

Pero los hinchas no pudieron guardarse la pasión y fueron más de 500 los que igualmente se acercaron al estadio con la ilusión de poder ver y despedir a su equipo, que estaba en los últimos puestos de la tabla de posiciones. De esta manera, y a media hora de iniciado el partido, que a esa altura estaba 1-1, el presidente de Unión, Miguel Ponce, le solicitó a la Policía la apertura de las puertas del estadio para que los hinchas ingresen. El pedido tuvo respuesta positiva recién a los cinco minutos del segundo tiempo, cuando los simpatizantes entraron por uno de los portones de Cándido Pujato para ubicarse detrás del arco este.

“Fue todo muy raro. Jugábamos con tribunas vacías, pero escuchábamos los gritos de la gente en la calle”, dijo el jugador tatengue Martín Zapata. Entre esa gente habían familias enteras, socios que mostraban su carné y exigían entrar.

Por suerte, el destino no quiso ser totalmente adverso para ese mal trance rojiblanco, ya que el equipo dirigido en forma interina por Ariel Catinot pudo dar vuelta el marcador adverso y, con goles de Pereyra de penal, Zapata y el pibe Amerise, venció a All Boys por 3 a 2, multiplicando el fiel grito de las gargantas en la tribuna.

En 1981 se tuvo que jugar en Rosario

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Con luces rosarinas. Alí está en el piso, mientras observan la jugada Rebottaro, Luque y Roldán. El clásico del 18 de mayo de 1981 se debió mudar a la cancha de Newell’s. Foto: Archivo El Litoral

  • En lo que se refiere estrictamente al clásico santafesino, también existe un antecedente para destacar que obligó a modificar la normal fisonomía de un partido. En este caso, no se jugó el partido a puertas cerradas —como sucederá mañana— sino que directamente se debió cambiar el escenario y el partido entre Colón y Unión se mudó a la cancha de Newell’s Old Boys de Rosario, ya que el rojinegro tenía suspendido su estadio.

Fue el lunes 18 de mayo de 1981, cuando la noche rosarina fue testigo del empate 1 a 1 entre sabaleros y tatengues, con goles de Carlos Mercado para Colón y Pierino Lattuada de penal para Unión. El árbitro fue Claudio Busca.

La medida de jugar en Newell’s se tomó poco antes de jugarse el encuentro, ya que en un primer momento se manejó la firme posibilidad de que el escenario fuera la cancha de Patronato de Paraná. Colón no pudo ser anfitrión del clásico porque tenía suspendida la cancha, ya que el 3 de mayo (15 días antes del clásico) jugó y perdió 2 a 1 contra Huracán, resultando agredido después del partido el árbitro Ricardo Calabria cuando llegaba al hotel donde estaba alojado. Como le dieron tres fechas de suspensión al estadio rojinegro, el clásico se jugó un lunes por la noche en Rosario.