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Inteligencia en colores contra la agresividad ambiental

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Las sustancias protectoras presentes en las pinturas combaten la acción de agentes corrosivos. Foto: Archivo El Litoral

 

(C) Conicet La Plata Conicet Santa Fe- El Litoral

Hoy, además de brindar propiedades extra para proteger las superficies, las pinturas buscan no contaminar y administrar sus componentes con eficacia. Así, “inteligencia” significa ahorro de materiales y cuidado del medio natural. Y es también una de las principales características que los especialistas del Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnología de Pinturas (Cidepint/Conicet/Cicpba) persiguen darles a sus formulaciones.

“Una pintura es inteligente cuando responde a un estímulo en particular pero permanece inactiva en ausencia del mismo. Por ejemplo, un recubrimiento con una sustancia antimicótica que se desprende sólo cuando aparece un hongo, y no mientras no lo hay”, señala Roberto Romagnoli, investigador del Conicet y director del Cidepint.

Las sustancias protectoras presentes en las pinturas combaten la colonización de agentes microbianos -que causa manchas en paredes y problemas respiratorios en algunas personas-, la corrosión por especies que se adhieren o incrustan en la superficie, entre otras. “Pero la mayoría de las pinturas anti-algo despide la sustancia inhibidora de forma permanente, hasta que se acaba. Así se la desperdicia y se daña el medio ambiente porque se liberan compuestos químicos en forma continua”, añade el científico.

Productos naturales

Un desafío a las investigaciones del Centro es la obtención de pinturas inteligentes cuya acción específica se logre agregando recursos naturales. Por ello, la Dra. Natalia Bellotti (Conicet/Cidepint) estudió extractos vegetales para incluirlos en pinturas anti-incrustantes y evitar que algas, moluscos o crustáceos se adhieran a estructuras sumergidas (el casco de un barco) y afecten su superficie. Se concentró en el tanino, una sustancia astringente presente en muchas plantas y que es su defensa natural ante microorganismos agresores. Incorporado a una pintura evitaría la fijación de organismos, una propiedad que en los productos comerciales se consigue con óxido cuproso, sustancia que se intenta sustituir.

“Estudiamos derivados de tanino que se incorporaron a pinturas, los probamos en el laboratorio y en el puerto marplatense”, cuenta Bellotti, y destaca los buenos resultados obtenidos con el tanino de la tara, un arbusto sudamericano. “El de quebracho es el más conocido, pero para extraerlo hay que tirar abajo el árbol. En cambio, el de la tara se obtiene de la vaina. Y además de ecológico, también fue más bioactivo”, relata.

En tanto, Guillermo Blustein y Miriam Pérez (ambos del Conicet) se abocan a reducir el contenido de cobre que llevan las pinturas anti-incrustantes, sin afectar la calidad, y a generar un recubrimiento basado en productos naturales. “Experimentamos con esponjas y equinodermos caribeños colombianos, ya que sobre ellos no se asienta ningún organismo y sospechamos que producen repelentes”, explica Pérez. “También testeamos malezas que pueden tener propiedades similares y que, hasta ahora, no se aprovechan”, añade Blustein.

Por su parte, Mario De Giusto (Conicet) y el investigador Juan J. Caprari analizan las propiedades de sustancias minerales bonaerenses capaces de sustituir a las importadas (pigmentos, por ejemplo).

Por la Lic. Mercedes Benialgo (CCT Conicet La Plata). Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe). Nota completa: www.conicet.gov.ar/inteligencia-en-colores-contra-la-agresividad-ambiental/