de Umberto Eco

La universidad “debería ser para una elite”

(EFE)

El excesivo número de alumnos y la sustitución del papel del docente por internet son los principales problemas de las universidades, sostuvo hoy el escritor Umberto Eco, para quien estas instituciones académicas deben ser “para una elite” como recordó que fue en sus mejores épocas.

El exceso de alumnos entorpece la actividad académica y pone a las universidades en crisis, mientras que la progresiva influencia de las nuevas tecnologías ha modificado la relación de los alumnos con los profesores, especialmente a raíz de la “explosión” de internet, desde donde se puede acceder a mucha información, lo que en parte sustituye al papel del docente, ha explicado.

En Europa “hay más cultura de lo que parece”, sostiene Eco. Europa acusa una tradición común e incluso parte de unos principios legales comunes en el origen del Derecho Romano, dijo el pensador italiano.

Agregó que cuando se visita, por ejemplo, una universidad de Estados Unidos, se aprecia claramente cómo los estudiantes y profesores guardan una mayor relación entre sí.

Eco formuló estas declaraciones en Burgos, España, donde recibió una distinción, y recordó “cierto compromiso” por el hecho de que uno de los personajes principales de su novela “El nombre de la rosa” era Jorge de Burgos. Dijo también que escogió inicialmente el nombre en homenaje al escritor argentino Jorge Luis Borges y que no sabía que terminaría siendo el malo del relato, “porque los personajes de las novelas tienen vida propia y toman su propio camino”.

Además, señaló que en la novela hay un pergamino para el que se inspiró en parte en el Beato de Silos, conocido también como las glosas silenses, que conoció hace años en el British Museum de Londres, donde se encuentran depositadas, por lo que tenía un “gran interés” por conocer la abadía que dio nombre a esta obra.

El escritor defendió una cultura “que siempre debe estar en crisis”, porque es “una crítica de la existencia” y aseguró que los intelectuales “no deben salvar la cultura, sino producir”.

A Umberto Eco sólo le preocupa poder morir pensando que no tiene tiempo para hacer todo lo que pretende y que siempre se sintió libre, incluso cuando trabajó para una editorial.