Reflexiones previas al III Congreso Provincial de Ingenieros Agrónomos
Reflexiones previas al III Congreso Provincial de Ingenieros Agrónomos
“La disputa producción versus salud no es válida”

El cuco. “El surgimiento del conflicto rural/urbano que se ha dado en estos últimos años ha desencadenado un sin número de hechos relacionados más con el miedo y la angustia que con la racionalidad”.
Foto: Juan Manuel Fernández
Luis Carrancio, extensionista del INTA y especialista en manejo de agroquímicos, coordinará el panel “Ambiente y Responsabilidad Social”. Sostiene que la misión del profesional es asegurar la demanda de alimentos con el menor impacto ambiental posible. No es fácil, pero se puede.
Juan Manuel Fernández
—Ambiente y responsabilidad social, a mi entender, son dos tópicos relativamente nuevos en el mundo del agronegocio. En la vida real, en el trabajo cotidiano, ¿que nivel de presencia tienen en la toma de decisiones, o en el accionar profesional de los agrónomos? ¿Ambos conceptos van indefectiblemente juntos o -por el peso específico de cada uno- debieran pensarse por separado? ¿Qué importancia le asigna a cada uno para el futuro del profesional?
—El ambiente y la responsabilidad social son relativamente nuevos en la visión del agronegocio, en eso estoy de acuerdo. Pero no es igual en la formación de los ingenieros agrónomos. Recuerdo en mi época de estudiante, por los años 80, que el tema del ambiente se trataba con mucha intensidad en nuestra formación. Desde materias como ecología, donde se nos enseñaba a ver el cultivo como agro-ecosistema, u otras como Zoología donde se profundizaba en los conceptos de Control Integrado de Plagas, en el cual el respeto por el ambiente es su fundamento básico. Hoy en día esta formación se ha profundizado.
En estos últimos años la sociedad ha cambiado mucho, la conciencia social y la defensa del ambiente ha crecido de forma tal que toda actividad es mirada desde estos lugares. Y por tal motivo el sistema de producción esta cuestionado. Se le cuestiona la expulsión de mano de obra y, sobre todo, el impacto ambiental que provoca la aplicación de agroquímicos.
La práctica profesional debe evolucionar a la par de la sociedad. Hoy el desafío del profesional es asesorar para una producción que cubra la demanda, tanto en calidad como en cantidad, tanto interior como externa. Esto debe hacerse de forma tal que el impacto ambiental sea el menor posible. Y por sobre todo que no afecte la salud y la calidad de vida general de la población.
La práctica profesional actual esta cruzada por dos aspectos difíciles de conciliar, una es la necesidad de aumentar la producción para cubrir las demandas crecientes de alimentos -y últimamente, también de energía-, simultáneamente con la preservación ambiental; esto requiere de un fuerte componente técnico/científico, pero el mismo debe estar direccionado por un posicionamiento Ético, que le garantice a la sociedad su salud y calidad de vida.
—La “sustentabilidad” podría ser un denominador común tanto en materia ambiental como social. Es más lógico imaginar que el agrónomo ayuda en la preservación del ambiente -con buenas prácticas, por ejemplo- pero no tanto con la comunidad. ¿cómo pueden contribuir los profesionales en ambos casos, pero sobre todo en el segundo?
—El alcanzar alta producción y bajo impacto ambiental, como ya mencioné, no es fácil. En algunos casos esto se puede lograr con métodos de producción totalmente diferentes a los actuales -por ejemplo producción orgánica, agroecológica o similares- las cuales están dentro de las incumbencias profesionales de los ingenieros agrónomos, pero estas prácticas tienen posibilidades limitadas de aplicación y su implementación masiva en la actualidad requieren muchos y profundos cambios que hacen muy difícil ponerlas en práctica en el corto y mediano plazo.
Para el corto y mediano plazo existen técnicas que, si bien están dentro del mismo sistema de producción actual, tienden a disminuir el impacto. Como ejemplo tenemos las Buenas Practicas Agrícolas, el Manejo Integrado de Plagas, Rotación de cultivos, las aplicaciones racionales, etc.
El hecho de aplicar agroquímicos sólo si es estrictamente necesario, usar en estos casos los productos menos tóxicos y pulverizarlos de manera tal de evitar la deriva fuera del lote o tener asesoramiento técnico disminuye drásticamente el impacto y son prácticas que pueden llevarse delante de forma rápida y sencilla.
—Desde el ámbito académico y profesional ¿cómo evalúa la consideración social que tiene la problemática medioambiental? ¿Qué aporte pueden hacer los agrónomos en este debate?
—Como mencioné anteriormente, los aspectos ambientales y sociales están siendo cada vez más tenidos en cuenta por los profesionales. Las demandas sociales han provocado una reacomodación de los agrónomos y, si bien aun hay cosas para hacer, de a poco se está mejorando notablemente. Los profesionales podemos ayudar mucho en este tema, desde la recomendación de manejos adecuados de cultivo, ganado y de producciones naturales hasta la participación en la confección de leyes, ordenanzas y/o reglamentaciones que compatibilicen la producción y el cuidado del ambiente.
—¿Qué reflexión le merecen ciertos hechos que se produjeron en los últimos tiempos por presión del ambientalismo, como la prohibición de pulverizaciones aéreas (caso María Juana, donde una ordenanza las erradicó de todo el distrito) o la veda para sembrar banquinas en la provincia?
—El surgimiento del conflicto rural/urbano que se ha dado en estos últimos años ha desencadenado un sin número de hechos relacionados más con el miedo y la angustia que con la racionalidad. No obstante esto es aceptable para una primera instancia. En adelante estas decisiones deben estudiarse en profundidad, deben ponderarse en su justa medida, consensuarse y de ser necesario se tendrán que modificar o no según se estime conveniente. En esto el rol del estado es fundamental, al igual que el de los técnicos tanto del sector de la producción como del ambientalismo.
Sobre los hechos concretos que me preguntás, pueden realizarse correctamente o no, produciendo consecuencias totalmente diferentes en ambos casos. Aplicar con avión, aplicar cerca de lugares habitados o donde se de gran circulación de vehículos, son situaciones que tienen en general mayores riesgos, por lo cual de realizarse deben ser muy bien normadas y controladas, no siempre la prohibición es la única solución.
—Personalmente creo que tales medidas se toman más por corrección política que respaldadas con rigor científico. ¿Está de acuerdo? ¿La política, por lo tanto, no se transforma en un desafío extra para los agrónomos? ¿Qué se puede hacer al respecto?
—Todo conflicto una vez que se da, tiene un carácter político importante y a parte no todo tiene solución dentro del ámbito de lo técnico únicamente. Pero el ingeniero debe ayudar y estar disponible para aclarar situaciones desde un punto de vista científico, tanto a productores como a vecinos, funcionarios, dirigentes, etc. La disputa producción versus salud no es válida y es una dicotomía engañosa, lo verdaderamente válido es producir sin afectar la salud, y esto se puede.

“Los aspectos ambientales y sociales están siendo cada vez más tenidos en cuenta por los profesionales. Las demandas sociales han provocado una reacomodación de los agrónomos”
Luis Carrancio
Coordinador del Proyecto de Desarrollo Territorial INTA. Especialista en manejo de agroquímicos
El dato
Qué, cuándo y donde
El primer día habrá dos paneles: “La comunicación en la profesión” y “Desafíos productivos y tecnológicos”. La jornada cerrará con la disertación de Jorge Castro sobre “El rol del ingeniero agrónomo en la construcción del país”.
Al día siguiente se debatirá sobre “Ambiente y Responsabilidad Social”. El congreso finalizará con el panel “Leyes que regulan la actividad profesional en relación a la salud humana”.