El desafío de rehacer un clásico

Este año se estrenará “Carrie”, una remake del clásico de los años ‘70. La alusión a esta película sirve de excusa para repasar algunas otras remakes que, para bien o para mal, se rodaron a lo largo de la historia del cine.

TEXTOS. JUAN IGNACIO NOVAK.

 

En noviembre llegará a las carteleras del país “Carrie”, basada en la novela que catapultó a la fama a Stephen King. Se trata de una remake de la película homónima que dirigió Brian de Palma en 1976 y que pasó a ser un clásico del cine de horror.

En gran medida por las soberbias actuaciones de Sissy Spaceck como una joven tímida con poderes telepáticos, y de Piper Laurie como su trastornada madre, roles que ahora están a cargo de Chloë Grace Moretz y Julianne Moore. Mientras que la dirección es de Kimberly Peirce, conocida por “Los muchachos no lloran”, que le valió el Oscar a la Mejor Actriz a Hillary Swank.

Esta decisión de reversionar un clásico no es inédita; son múltiples los directores que a lo largo de la historia del cine asumieron -para bien o para mal- este reto. En los párrafos que siguen, un breve buceo por algunas de las mejores y las peores remakes que se hicieron a lo largo de los años.

El hombre que sabía demasiado. Antes de desembarcar en Hollywood, Alfred Hitchcock había dejado patente su talento en varios filmes rodados en su Inglaterra natal. Entre ellos, “Los 39 escalones” y “El hombre que sabía demasiado”.

A mediados de los ‘50 ya instalado en Estados Unidos, retomó el guión de esta última, le hizo ajustes y rodó un remake con James Stewart. Como era de esperar, solo el maestro podía superarse a sí mismo: la versión americana de “El hombre que sabía demasiado” es más ágil, estilizada y tiene uno de los clímax más logrados de la historia.

Por un puñado de dólares. A principios de los ‘60, Akira Kurosawa filmó “Yojimbo”, la historia de un samurai que, en el Japón feudal, llega a un pueblo dividido por el enfrentamiento de dos bandas. Pocos años después, Sergio Leone tomó la historia pero la trasladó al Lejano Oeste. Llevó a un todavía desconocido Clint Eastwood a Europa y rodó “Por un puñado de dólares”, el primero de sus spaghetti western. No solo convirtió al actor en una estrella, sino que le insufló nuevos aires al género. Poco después se superaría con “El bueno, el malo y el feo” y “Érase una vez en el Oeste”.

La cosa. En los ‘50, la ciencia ficción estaba dominada por el contexto político: la Guerra Fría y la “caza de brujas” del senador Joseph McCarthy. Bajo ese contexto se rodó “El enigma de otro mundo”, que se convirtió en filme de culto de clase B. 30 años más tarde, John Carpenter tomó la historia, la despojó de su sentido “político” y le añadió varios ribetes que la tornaron más sombría y mucho más terrorífica. Colocó a un joven y ascendente Kurt Russell en el rol protagónico y le salió una obra maestra del horror que todavía logra estremecer al espectador.

Scarface. En 1983, Brian De Palma se animó a tomar la grandiosa película dirigida en 1932 por Howard Hawks y rodar su propia versión. El escenario deja de ser la violenta Chicago de la ley seca y pasa a ser el Miami de los ‘80 donde la violencia es ejercida por narcotraficantes. El Tony Camonte de Paul Muni, se convierte en Tony Montana, gloriosa sobreactuación de Al Pacino. A pesar de la violencia desmedida y la grandilocuencia del guión, la película se afirmó como clásico ochentoso, dejó algunas frases célebres (“Di hola a mi pequeña amiga) y estuvo a la altura de predecesora.

Infiltrados. En 2006, Martin Scorsese ya era uno de los cineastas vivos más reconocidos, pero no había logrado alzar el Oscar. Precisamente en ese año decidió hacer una nueva versión de “Infernal Affairs” (2002), un film de Hong Kong. Y para eso convocó a Leonardo Di Caprio, Matt Damon y Jack Nicholson. Y filmó una película llena de nervio, que conjuga el saber adquirido por el cineasta en tres décadas y se puede contar entre sus mejores trabajos. Al punto que le permitió alzar la estatuilla que la Academia le había negado por obras maestras como “Taxi Driver”o “Buenos muchachos”.

VACÍAS E INNECESARIAS

El profesor chiflado. El genial Jerry Lewis escribió, dirigió y protagonizó en 1963 la que sería considerada una de sus comedias más brillantes: “El profesor chiflado”, con Stella Stevens como compañera de reparto. Es una inteligente y divertida variación de la novela “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Robert L. Stevenson. En los ‘90, Eddie Murphy protagonizó una remake de baja calidad: lo que con Lewis era ingenio, aquí es humor chabacano y gags penosos, que no logran divertir. No se entiende la presencia de un actor del nivel de James Coburn en el reparto.

Psicosis. Alfred Hitchcok rodó “Psicosis” con poco dinero y mucho talento. Y le salió una obra maestra, que no fue superada nunca en su género. En 1998, Gus Van Sant (“En busca del destino”, “Elefante”) filmó una nueva versión del clásico donde repite cada uno de los fotogramas de la original, sin aportar nada. Todo lo contrario a lo que hizo Brian de Palma, cuando tomó los mejores consejos que dejó “Hitch” para la posteridad y los exprimió para películas como “Obsession” ó “Doble de cuerpo”. Es, en pocas palabras, un curioso despropósito.

El planeta de los simios. Cuando decidió en 2001 hacer una nueva versión de “El planeta de los simios”, a pesar de todo su prestigio y su versatilidad, Tim Burton asumió un desafío demasiado grande. Es que la original de 1968 dirigida por Franklin Schaffner es un título mayor de la ciencia ficción, por su historia, su ingenioso final y la potencia de Charlton Heston. La remake se queda a mitad de camino: el guión tiene un cierre confuso, el protagonista Mark Walbergh palidece en comparación con Heston y no se ve el sello de Burton, tan presente en otras de sus películas.

La pantera rosa. En los ‘60 se rodó una comedia inolvidable: “La pantera rosa”. No solo tenía actores excelentes, como Peter Sellers y David Niven, sino un guión perfecto, lleno de gags desternillantes, una banda sonora de Henry Mancini que se hizo popularísima y un director experto como Blake Edwards. En 2006 se rodó una remake a todas luces innecesaria, dirigida por Shawn Levy. Steve Martin (que encarna al Inspector Clouseau), Kevin Kline y Jean Reno, todos actores de sobrada solidez, hacen lo que pueden pero la película está varios escalones más abajo que la original.

Poseidón. En los ‘70, el cine catástrofe alcanzó gran popularidad, con filmes como “Infierno en la torre” o “Aeropuerto”. Entre estas brilló “La aventura del Poseidón”, que narra la catástrofe de un lujoso transatlántico. El director Ronald Neame se rodeó de actores como Gene Hackman, Ernest Borgnine y Red Buttons para crear una cinta llena de acción. Hace 7 años, Wolfgan Petersen se animó a una nueva versión del clásico. A pesar de sus efectos especiales y sus actores, entre los que figuran Kurt Russel y Richard Dreyfuss, en la comparación con su predecesora, hace agua.

La versión americana de “El hombre que sabía demasiado” es más ágil, estilizada y tiene uno de los clímax más logrados de la historia.

UNA HISTORIA, TRES FILMES PRECIOSOS

En 1939, Leo McCarey dirigió “Cita de amor” (Love affair) con Charles Boyer e Irene Dunne. Este clásico del drama romántico cuenta la historia de un playboy y una cantante que se conocen y enamoran perdidamente a bordo de un transatlántico. Aunque ambos están comprometidos, pactan encontrarse en un plazo de seis meses si aún sienten lo mismo. Pero un trágico accidente impide a la mujer llegar a la cita, y el futuro de la pareja da un giro incierto.

Dos décadas después, el propio McCarey se animó a rodar una remake a todo color que supera incluso a su obra anterior. Esta vez bajo el título “Algo para recordar” (An affair to remember), los que se aman con pasión y después se desencuentran son los encantadores Cary Grant y Deborah Kerr, ambos en el mejor momento de sus carreras. Inolvidable es la escena en el Empire State Building, que logra emocionar sin remedio.

Pero la cosa no quedó allí. En 1993 se hizo otra -mucho más libre- remake con Meg Ryan y Tom Hanks. “Sintonía de amor” no es una gran película, pero los protagonistas están bien, los secundarios los acompañan con corrección y la directora Nora Ephron (que repetiría la misma pareja en “Tienes un e-mail”) hace un trabajo sólido que se disfruta mucho.

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“Algo para recordar”, protagonizada en 1957 por Cary Grant y Deborah Kerr, fue una exitosa remake de “Cita de amor”, de 1939.

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“Ocean’s Eleven”, en la versión rodada por Lewis Milestone en 1960.

Esta decisión de reversionar un clásico no es inédita; son múltiples los directores que a lo largo de la historia del cine asumieron -para bien o para mal- este reto.

GALANES DE AYER Y HOY

En 1960, Lewis Milestone rodó “Ocean’s Eleven”, con los integrantes del grupo conocido como “Rat Pack”: Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr. y Peter Lawford. La película cuenta cómo once ex compañeros de armas en la II Guerra Mundial planean robar cinco de los mayores casinos de Las Vegas. Cuarenta años después, en 2001, Steven Soderbergh rodó una remake muy entretenida otra vez llena de estrellas, pero esta vez George Clooney, Matt Damon, Brad Pitt y Julia Roberts. Todos ellos bajo la experta batuta de Soderbergh.

DE HOMBRES INVISIBLES

James Whale, ya conocido por la adaptación al cine de “Frankestein” que protagonizó Boris Karloff en 1931, rodó dos años después “El hombre invisible”, basada en la novela de H. G. Wells y devenida en cinta de culto. Seis décadas más tarde, John Carpenter realizó una remake de esas que valen la pena: solo sostiene el lineamiento básico de la original y le agrega vueltas de tuerca y novedades que la tornan interesante. La protagoniza Chevy Chase, quien le agrega toques de original humor, a partir de parodiar la estética que Whale le impuso a su antigua versión.

DOS GRANDES FILMS DEL OESTE

Glenn Ford y Van Heflin eran dos sólidos actores en los ‘50. Y compartieron los créditos en un western inolvidable que dirigió Delmer Daves en 1957: “El tren de las 3.10 a Yuma”. Justo 60 años después, James Mangold convocó a otros dos intérpretes de carácter para rodar una remake: Russell Crowe y Christian Bale. Ambos, en buena medida gracias a un guión pleno de secuencias antológicas, logran el que quizás sea uno de los mejores western de lo que va del nuevo siglo. No está a la altura de los trabajos crepusculares de Clint Eastwood, pero es muy entretenida y creíble.

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“Scarface”, de 1932, marcó un hito en la historia del cine policial.

En los ‘80, Brian De Palma rodó “Scarface”, una muy personal remake del clásico de Hawks de 1932.