A los pies de un maestro
A los pies de un maestro
Hay distintos caminos para subir una montaña, dice Suchitá; ella eligió la filosofía hinduista vedanta. Vive en India y viene algunos meses a Santa Fe. Acá brinda sus conocimientos sobre la práctica del yoga y el sendero espiritual.
TEXTO. ANA LAURA FERTONANI ([email protected]). FOTOS. GENTILEZA INSTITUTO DAMARÚ.
En 1982 recibió de su maestro las enseñanzas de Raya y Kundaliní Yoga. Desde entonces dedicó su vida al estudio, práctica y perfeccionamiento del Yoga junto a Shrí Pávana, de quien se convirtió en su esposa.
Junta las palmas, baja la cabeza y saluda “Namasté”, sonríe y luego se acomoda casi en loto sobre la silla de madera. Está envuelta en prendas simples, holgadas y blancas. Su nombre es Suchitá, que significa “santa”, “pura”, tiene algo más de 50 años.
Está un par de meses en Santa Fe y regresa a la India por los próximos 9 meses. Aquí brinda conferencias y talleres sobre lo que más sabe, los conocimientos espirituales que absorbe allá y difunde acá con espacios de meditación, charlas sobre deseos, desapego, Karma, ejercicios yóguicos, etc, siempre en pos de un fin último: la liberación.
Cada vez viene menos a la ciudad; sin embargo es la cabeza del instituto Damarú donde se brinda la práctica de Hatha Yoga (“ioga”, corrige). Allí comenzó a los 19 años de la mano de su maestro -y quien más tarde fuera su esposo- Mario Puertas, Shri Pávanaji.
“Era muy jovencita, trabajaba, estudiaba, todo el día ocupada, y una amiga me dijo: ‘Tenés que hacer yoga’, en ese tiempo estudiaba Psicopedagogía en la Universidad Católica, siempre me quería pasar a Filosofía y Letras, no encontraba nada que me convenciera, estudiaba por estudiar algo, estaba en la búsqueda... Esta amiga me insistió mucho y me dijo que no fuera a cualquier parte, ‘andá con mi maestro’ y así conocí Pávanaji y dos años después era su esposa”.
Se dedicó completamente a la práctica del yoga y al sendero espiritual. “Lo ayudaba en las clases, daba yoga para niños”.
Fue dos veces a India con Pávanaji e inició las prácticas que él le indicaba. Allí tenía un segundo lugar, porque era él quien hablaba con los “swamis” (maestros espirituales). “...Fuimos a distintos lugares a hacer las prácticas, estudiamos en un hospital yóguico y aprendimos limpiezas internas. También visitamos el Shivananda Ashram de Rishikesh”, recuerda
Cuando Pávanaji “dejó su cuerpo” en el ‘99 ella decidió dedicarse a transmitir el conocimiento espiritual, “porque es lo que la gente está necesitando, hay una gran búsqueda en la sociedad. Trato de trasmitir los conocimientos que es lo más valioso que tengo. Hoy ya concurren a yoga más personas por problemas de la cabeza que problemas de columna”.
EL CAMINO
“Cuando quedé sola volví a la India a fines del 2000 y estuve en otras instituciones tomando conocimientos de Shivananda Ashram, que tiene un encanto para mí porque Shivananda combinó altas filosofías con aspectos prácticos del yoga, por lo cual es completo. Y tuve la oportunidad de visitar al maestro Paramahansa Satyananda Sarasvati... quedan grandes seres, santos que guían”.
“Al principio no sabía bien lo que estaba buscando, tenía muchas preguntas y no encontraba respuestas. Un día dijo ‘el tiempo no vuelve’ y decidí quedarme cada vez más allá, porque realmente el objetivo de la vida es alcanzar la liberación y la vida se va muy rápido, hay que aprovechar el tiempo, decidí que era eso lo que necesitaba: recibir más enseñanzas, hacer prácticas juntos a seres grandes”.
“El camino espiritual es arduo -dice- y en especial la filosofía vedanta, que no se puede aprender desde los libros, se tiene que poder hablar con un maestro, conversar sobre temas altamente filosóficos”.
Suchitá explica que la filosofía vedanta es la que prima hoy en India, el principal exponente fue Sri Sankaracharya, que vivió tan sólo 33 años. “Fue quien debatió con todos los grandes exponentes religiosos de la India e impuso, derrotando a todos filosóficamente, la filosofía vedanta, que tiene como escritura la última parte de los vedas Upanishad. Estos tienen distintos aspectos para distintas etapas de la vida del hombre, la última es la altamente filosófica que es la de los Upanishad y significa sentado cerca; es algo que uno aprende a los pies de un maestro”.
“Lo fundamental en esta filosofía es el monismo -sigue- solo existe una conciencia suprema, todo lo demás es una ilusión. Para llegar a tener conciencia de ese ser supremo hay que purificarse, reunir ciertos requisitos, como el desapego; no es para todos, normalmente se dice que es para los monjes renunciantes, los que viven alejados de todo lo que es la vida mundana normal, familia, trabajo y demás”.
- Es lo que hace.
- Es lo que trato de hacer, estar en compañía de esos monjes. Del mundo no nos podemos ir, incluso en un monasterio, pero es renunciar al apego por el mundo, al interés o deseo por las cosas del mundo, cuando uno ya ha agotado ciertos deseos y quiere ser supremo. Se requiere un alto estado de purificación.... Es continuamente un aprendizaje; si bien se sostiene que uno debe reunir esos requisitos antes de estudiar la filosofía vedanta, los tiene que ir desarrollando. Los swuamis incluso siguen trabajando sobre eso: el desapego, discernir entre lo que es real y no, virtudes como soportar los opuestos, absoluta fe y confianza en las palabras de los maestros de las escrituras, varios aspectos como el control de la mente, los sentidos y un deseo de liberación, un intenso deseo de liberación.
- También el hinduismo tiene otra concepción de la muerte.
- En India es natural la reencarnación, una prueba son los chicos superdotados. Pávanaji decía que es como un pizarrón mal borrado que se puede leer, uno se olvida de la vida anterior, pero estas personas recuerdan algo, una habilidad, un idioma, un conocimiento que lo manifiestan, lo traen de vidas anteriores. Una sola vida no alcanza para nada, nos pasamos durmiendo, en un estado de semi inconciencia hasta los 20 años y después trabajar, mantener la familia y ya vienen los achaques de la edad y las enfermedades y no queda tiempo para nada, en una vida es muy poco lo que podemos evolucionar, por eso necesitamos varias vidas. La reencarnación es un concepto muy antiguo y lógico y explica por qué hay tantas diferencias entre los seres humanos, de lo contrario tendríamos un Dios muy injusto.
SUBIR LA MONTAÑA
“Yoga es para todos”, afirma Suchitá y promueve su práctica: “Raja Yoga trabaja sobre la mente, sobre prácticas de meditación; Karma Yoga es el yoga de la acción desinteresada, nuestras acciones deben ser sin esperar los frutos, no tiene que haber deseo egoísta, de esa forma nos purificamos; y sin purificación no hay devoción y la devoción es amor por Dios, parece que tiene que ver con cumplir los ritos de alguna religión y devoción es amor por Dios, Dios es único, el ser supremo, cualquiera sea el nombre que las religiones le den. Hay distintos caminos para acercarse a él, como hay distintos caminos para subir una montaña, arriba nos encontramos todos, toda forma de acercamiento a Dios, sea filosófica o religiosa es positiva.
“Yoga no es una religión, cualquier persona de cualquier religión puede practicar yoga”, agregó.
Más adelante se refirió al camino espiritual en la cultura occidental: “Siempre sorprende encontrar gente que aun en este medio está en la búsqueda espiritual, es muy meritorio y alentador. Este mundo atrae y tenemos cantidad de distracciones, ofrecimientos, placeres de todo tipo a disposición. Hay swamis que dicen que ‘habiendo nacido en occidente, tener interés espiritual, estar preguntando sobre la vida espiritual y practicarla es realmente el doble de mérito, porque se tiene todo en contra. Hay quienes creen que tienen todo a favor pero en cuestiones espirituales hay un entorno que no favorece. Una de las preguntas que más me hacen es cómo lidiar con el medio, agresivo, provocador”.
“... Pávanaji decía: ‘Cuando una planta recién está creciendo hay que ponerle un cerco para evitar que las vacas vengan y la destruyan, cuando se hace árbol que vengan las vacas y no pasa nada’. Cuando uno recién empieza y está queriendo cambiar hábitos, su forma antigua de pensar por una superior, necesita tomar un poco de distancia de personas que aunque sean buenas no están haciendo el mismo trabajo. Es necesario mantener la distancia, siempre que se pueda”.
Pasa más de la mitad del año en Shivananda Ashram, Rishikesh, India. Allí vive en compañía de monjes retirados, dedicados sólo a la vida espiritual.
En 1989 comenzó el estudio de Sánscrito con su esposo Shrí Pávana. En ese mismo año, recibió mantra diksha, iniciación espiritual en un mantra, y a partir de entonces fue llamada con el nombre sánscrito de “Shuchitá” (Santa, Pura).
EL SIGNIFICADO DE NAMASTé
POR SUCHITÁ MAHAYOGUINI.
Namasté es el compuesto de dos palabras sánscritas -Namah y te-. Namah significa “saludar” o “encorvarse, doblarse, inclinarse”, te significa “hacia ti”. Namasté entonces quiere decir “yo te saludo”, “yo me inclino ante ti”. Este bajar la cabeza es acompañado de la acción de juntar las palmas y llevarlas hacia el pecho.
Namaste es verdaderamente indio en su origen y expresión. Ha sido cálida bienvenida para muchas culturas extranjeras, no dejando ninguna duda acerca de la tremenda capacidad de asimilación que tiene la cultura India. Es un saludo recíproco, y reconoce la unidad fundamental entre unos y otros.
Este gesto es una expresión de humildad: “Yo reconozco a Dios en ti”.
...Así como podemos navegar más rápido en un barco si sabemos cómo mover las velas de acuerdo al curso del viento, de la misma manera nuestras vidas serán más tranquilas si avanzamos a tono con la naturaleza. Namasté nos ayuda a estar a tono con la naturaleza, y evolucionar como seres humanos. Y no nos cuesta nada practicarlo. Nos ha sido dado por los antiguos santos y sabios. Cualquiera puede practicarlo en cualquier parte. Pero los beneficios van a la gente que es sincera y humilde. Estos son algunos de los secretos de esta simple práctica en nuestra vida diaria.
...Namasté exhibe la Verdad. Porque la Verdad es sólo Una y no dos, dos manos son juntadas sobre el corazón como si fueran una sola. Con este sentimiento, la Verdad es reconocida y transmitida por uno al otro...
...En Namasté un hombre puede saludar a miles de personas. Namasté une los corazones y los trasciende, hasta nos posibilita lograr la Unidad en la diversidad mediante una conciencia expandida.
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