Artes Visuales

El Salón de Mayo

El Salón de Mayo

Las salas del Museo Provincialde Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez son el espacio para la realización del Salón Anual. Foto: Manuel Fabatía

 

Domingo Sahda

El WC Salón de Mayo recientemente abierto a la consideración y apreciación general en las salas del Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez subraya, una vez más -y por proyección de su imagen como modélica de las políticas culturales oficiales-, el valor de construir el patrimonio colectivo que referencia a la ciudad y por extensión a la provincia con un acto de valor subjetivo fundacional.

Lo que se construye socialmente con este accionar en el que se vinculan estrechamente dos caminos de interacción social democrática y participativa como lo son el arte y la educación es de marcada trascendencia. El arte es testimonio del pensar y el hacer de los grupos humanos socialmente constituidos y es, inevitablemente, espejo de esa sociedad. El arte visual, que sólo es tenido como ocupación distractiva o coyuntural en las sociedades en proceso de desintegración siempre señala el estado de conciencia social de un lugar determinado. Que el Estado provincial destine espacios adecuados, tiempo y dinero a estimular y sostener estas acciones categoriza el accionar público al margen de las contingencias inevitables del hacer. Resta señalar que los ámbitos educativos deberían caer en la cuenta del valor constitutivo de estos lugares incorporándolos no como visita coyuntural, sino como práctica constante en la formación ciudadana que se supone persiguen.

La convocatoria del 90º Salón exhibe una amplia participación libre, la que se asienta en las disciplinas, apartados o secciones -según se prefiera denominar- de Dibujo, Escultura y Grabado, espacios expresivos que ostentan diferente nivel cualitativo. En opinión de esta columna, la acción participativa de un doble jurado, a saber uno de “selección” y otro de “premiación”, opera como un recurso institucional que deslíe responsabilidades fácticas a la hora de atribuir responsabilidades en los procesos de validación de obras. De igual modo, para que un catálogo se convierta en documentación efectiva de un hecho de gobierno público, no alcanza con la advertencia de que las actas de los jurados podrán consultarse por vía electrónica. De ese modo, se restringe la información directa e inmediata de unos y otros, haciendo del impreso un mero señalamiento institucional.

Este 90º Salón, a modo celebratorio de la continuidad, agrega, en salas separadas, un conjunto de obras premiadas en la última década, colección ésta que muestra “curiosidades” hipotéticamente artísticas de profunda proyección creativa supuestamente distintivas del arte argentino contemporáneo. En realidad, nutren el glosario propio de la “tontería artística presuntuosa”. Imaginar, y sólo para citar ejemplos notorios, que obras como “¿Guitarra o liebre?”, “Colores”, “Huevo” forman parte de una “selección de obras (que) está atravesada por una rara poesía” es, cuanto menos, una sofisticada broma que induce al desconcierto.

Las tres secciones señaladas muestran notorios desniveles, de imaginación y de acción, señalándose puntualmente que los apartados Dibujo y Grabado son los que se sostienen por calidad de obras. Exigen de por sí lo que en la jerga se denomina “oficio”. No obstante, hay algunas obras que pueden agruparse, legítimamente, en la órbita del “macaneo figurado”. En la Sección Escultura puede afirmarse con holgura que “hay de todo y para todos los gustos”. Lo que brilla por ausencia es la escultura como lenguaje específico de la forma. El filósofo barrial “minguito Tinguitela” señalaría con marcada convicción: “Todo se’gual, ¿vio?”.

Siempre resulta sano esperar futuros superadores.

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“Mata” es la exposición de Leandro Calamante en el MAC. Foto: Gentileza MAC

“Mata”, técnicas mixtas. Leandro Calamante en el MAC

En el Museo de Arte Contemporáneo MAC-UNL, el artista plástico Leandro Calamante exhibe una colección de trabajos, los cuales se resuelven unos en el plano y otros como instalaciones espaciales. Tanto en un desarrollo como en el otro, la misma idea sustantiva nutre la muestra en su conjunto. La idea de “mata” entendida como multiforme presencia de rasgos multidireccionales, en reiteradas soluciones visuales toma fuerza como subjetiva expresión de tono un tanto ambiguo a la vez que agresivo. No existen pasos intermedios. Las instalaciones cobran una cierta espectacularidad monocorde.

El oficio hace su presencia, quedando en el espectador la acción final intepretativa que eventualmente puede señalarse como de violencia visual matérica y cromática que por repetición licua su potencia significativa inicial. Al margen de la proposición central, y por cierto como parte constitutiva del conjunto, aparecen trabajos de menor impacto visual, resueltos en el plano de marcada horizontalidad que atraen la mirada por su entonación de efectiva calidad plástica.