Día de festejos y emociones
Día de festejos y emociones
Colegio San José: 100 años de tarea educativa en Guadalupe
La institución llevó a cabo su acto central esta mañana.
El colegio educa a niñas y adolescentes desde el año 1913.

En el acto, estaban desde el vicegobernador hasta la ministra de Educación. La directora Silvia Fontanini reafirmó el compromiso de seguir educando en los valores franciscanos. Foto: Flavio Raina
De la Redacción de El Litoral
La mañana nublada y húmeda no opacaba los rostros de felicidad por la ocasión. Los muros laterales del colegio lucían engalanados con globos multicolores. El tránsito se cortó para instalar el palco central y las sillas de los invitados especiales al acto escolar por los 100 años del Colegio “San José” de Guadalupe, ubicado en Patricio Cullen 7554.
La institución comenzó a funcionar cuando la Villa de Guadalupe era una extensa zona casi despoblada, donde unos pocos colonos cultivaban parte de sus tierras que llegaban hasta las barrancas de la laguna Setúbal. El colegio creció junto al barrio, siempre comprometido con la educación en valores cristianos de innumerables generaciones de niñas y adolescentes que pasaron por sus aulas.
La ceremonia central frente al colegio, con la imponente Basílica a escasos metros, tenía como lema “100 años de educación con alma franciscana”. Estaban todos presentes para participar de la fiesta: las casi 1.000 alumnas de los tres niveles educativos -inicial, primario y secundario-, docentes, ex docentes, padres, cooperadores y las Hermanas Terciarias Franciscanas de la Caridad, congregación que fundó la institución un 10 de julio de 1913. Ese día, con la primera misa celebrada, comenzaron sistemáticamente las actividades escolares, en aulas improvisadas bajo la sombra de los árboles, para las doce primeras alumnas.
Abrazos, recuerdos, anécdotas dejaban entrever la alegría del reencuentro de las ex alumnas y ex docentes. Cuando la Banda de Música de la Municipalidad tocó el himno del colegio, acompañado de la potente voz de la soprano María Alejandra Pistoni, las maestras no pudieron contener la emoción y dejaron aflorar las lágrimas. Luego, fue la hora de los discursos.
“Este centenario no es un hecho espontáneo, sino el resultado de un proceso de crecimiento paulatino y comunitario, en el que esta institución cobró vida gracias a muchos participantes: las hermanas de la congregación, la comunidad, docentes, padres y la ayuda del Estado. Así comenzó la ardua, grata y continua tarea de crecer”, resaltó Silvia Fontanini, directora del nivel primario de la escuela.
“Los que formamos parte de este querido colegio, concurrimos día a día con pasión, responsabilidad y compromiso a ejercer nuestra misión: brindarle a las alumnas la mejor educación para formar ciudadanas libres, responsables y críticas. Creemos que educar es pensar en el futuro con esperanza, y estamos dispuestas a trabajar cada día para lograrlo”, indicó.
El acto contó con la presencia del vicegobernador de la provincia, Jorge Henn; la ministra de Educación, Claudia Balagué; el director provincial de Enseñanza Privada, Germán Falo; el delegado de Educación del Arzobispado de Santa Fe, padre José Luis Ayala, entre otras autoridades.
Renovar compromisos
También tomó la palabra la hermana Patricia Solé, representante legal del colegio, quien recordó que “hace 100 años, Guadalupe era una comarca despoblada con humildes casas aisladas, y las hermanas franciscanas -siguiendo las huellas de la madre Mercedes- acudieron a la necesidad de una obra de amparo a la niñez y socorro a los enfermos en ese paraje solitario”.
“Es así que este grupo da inicio a las actividades del colegio, con un reducido número de alumnas de bajos recursos a quienes les enseñaron las primeras letras, el amor a Dios, a la familia, y la adhesión a los valores franciscanos de la alegría, la solidaridad, el amor fraterno, el hacerse débil con el débil. Hoy, el Señor nos llama a renovar el compromiso de seguir en ese camino”, cerró.
Por su parte, la ministra Balagué indicó que los dos actos más emocionantes del Ministerio de Educación son: la inauguración de una nueva escuela y el festejo de los 100 años de una institución. “Tener escuelas de 100, 120 y 125 años, nos da una idea de perseverancia y trabajo denodado en pos de la enseñanza, y de una construcción colectiva de padres, docentes y cooperadores. Aún más cuando se trata de un colegio que ha nacido y crecido con el barrio porque todo lo que hacemos dentro de las aulas siempre trasciende las paredes”, destacó la funcionaria.
Para finalizar, se descubrieron dos placas recordatorias del Ministerio de Educación y de la Municipalidad de Santa Fe, hubo intercambio de obsequios y un ágape.
Ayer
Eran tres las hermanas que se hicieron cargo de ese predio en marzo de 1911 y a quienes se las considera fundadoras: Carmen Ferrea, Tránsito Lobos y Catalina de la Paz. Su objetivo fue, en un principio, que las niñas huérfanas o de escasos recursos, puedan aprender las primeras letras, corte y confección, labores domésticas, música y pintura.
El entonces arzobispo de Santa Fe, monseñor Agustín Boneo, y benefactores santafesinos hicieron posible el humilde emprendimiento. Desde 1913 en adelante, el colegio fue creciendo: en 1944 el nivel primario funcionaba de 1º a 6º grado, con 121 alumnas y seis maestras; en 1947 se creó el ciclo básico del secundario; en 1952, el ciclo magisterio; y en 1953 egresaron las primeras maestras. Luego se anexaron diferentes ciclos de acuerdo con las reformas educativas -perito mercantil y bachillerato pedagógico-, hasta llegar a la de 1993 con sus diversas modalidades de bachiller: biológico, contable y docente.
Hoy
Estela Moyano, directora del nivel secundario, y la hermana Patricia, representante legal, subrayaron que la educación católica es el principal recurso con el que esta institución ha impartido la enseñanza a lo largo de 100 años. “El carisma de la congregación está alentado por la alegría de San Francisco de Asís, y la figura modélica de la madre Mercedes Guerra, fundadora de la congregación de las Hermanas Terciarias Franciscanas de la Caridad”, explicaron.
Esa impronta hoy da frutos en los proyectos de intervención comunitaria que posibilitan establecer vínculos entre las alumnas y la sociedad. “El trabajo social, el contacto de las alumnas con ámbitos vulnerables, son muy importantes en estos tiempos en los que priman el individualismo y materialismo. Por eso, la idea del colegio es hacer llegar a las estudiantes otro mensaje, inspirado en los valores franciscanos”, señalaron.