Delincuentes al acecho

Sin paz en barrio Candioti

  • Un operario del Belgrano Cargas fue víctima de un cruento asalto callejero. También un negocio sufrió (por tercera vez) la rotura de un blíndex y el robo de algunas mercaderías.

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Marcelo Fabián Camiña (46) iba camino a su trabajo cuando fue atacado por dos motochorros. Le sacaron su mochila. Foto: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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“¡Yo iba a mi trabajo y mirá cómo me dejaron! ¡No podemos seguir así!”.

El reproche suena absolutamente justo en boca de Marcelo Fabián Camiña (46), un vecino de barrio Candioti que en la mañana de ayer fue víctima de un cruento asalto callejero.

Fueron dos delincuentes que se movilizaban en moto los que ayer, minutos antes de las 6, sorprendieron a Marcelo cuando éste iba camino a su trabajo en la empresa Belgrano Cargas, donde se desempeña desde hace 26 años.

Los cacos actuaron de manera cruel y despiadada. Acorralaron a la víctima y lo despojaron tan sólo de una mochila. Ya con el hombre indefenso y tirado en el suelo lo sometieron a una golpiza bestial que le dejó lesiones en su rostro.

El lugar del hecho fue la esquina de Juan del Campillo y Avellaneda, un sector donde los vecinos hicieron notar su malestar por los constantes episodios delictivos que se suceden a diario.

“Me pisaron la cabeza”

Consultado sobre lo ocurrido, Camiña relató que “todo esto ocurrió a las 5.50 aproximadamente del 9 de julio. Yo iba camino a mi trabajo cuando en la esquina de Juan del Campillo y Avellaneda se me aparecen dos tipos en moto.

No me dieron tiempo a nada. Cuando intenté algo ya los tenía encima. Me sacaron la mochila. Luego me pegaron y me tiraron al suelo. Me dieron una paliza tremenda y así quedé. Uno de los tipos me pisó la cabeza cuando estaba caído.

Una vez que se fueron yo me incorporé y caminé hasta mi trabajo. No te olvides que esto me ocurrió a media cuadra de mi trabajo. Yo lo único que quería era llegar para pedir auxilio.

Cuando mis compañeros me vieron en el estado en que llegué enseguida me asistieron. Llamaron a la policía que vino luego”.

Por último, Marcelo sostuvo que “aquí en este barrio hay demasiados hechos delictivos. Ya son varios los robos, no sólo a comercios sino también a personas que van caminando. Yo lo único que pido es seguridad... nada más”, sentenció.

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Siguen los blíndex

Otro que sufrió la embestida de los cacos fue el negocio Luz de Abril.

Faltaban poco para las 6 cuando los vecinos de la cuadra escucharon que estalló el blíndex del local ubicado en Alvear 3898, esquina con Luciano Molinas.

Acto seguido vieron cómo sujetos desconocidos escapaban del lugar cargando algunas mercaderías.

Los sinsabores de la delincuencia no son nuevos para los responsables de este comercio.

Así lo hizo saber hoy María Soledad, la dueña de la firma, quien reveló que es el tercer atraco que sufre en poco tiempo.

“La verdad es que todo esto desgasta mucho. Me tienen al borde de todo. Yo hasta pensé en cerrar y buscarme otra cosa”, dijo entre lágrimas.

“Es mucho el esfuerzo que se pone detrás de un comercio y en pocos segundos te dejan sin nada. Siempre hay que volver a empezar, pero las ganas son cada vez menos”, agregó.

Por último, la mujer señaló que la esquina es cuestión parece ser un punto crucial para los amigos de lo ajeno. “Aquí han asaltado muchas veces una agencia de quiniela y una peluquería hasta tuvo que cerrar sus puertas por los constantes robos. Para colmo desde hace unos días desapareció el servicio de ‘caminantes’ que había en la zona”, culminó.

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Es la tercera vez que el negocio Luz de Abril (Luciano Molinas y Alvear) sufre la embestida de los delincuentes. Hace 10 días sacaron los policías que patrullaban dicho sector.

Foto: Danilo Chiapello

El dato

Menores

  • Vecinos de barrio Candioti se mostraron preocupados por la situación de muchos menores que ven que son apresados, pero que a los pocos días recuperan su libertad.

“Muchos de estos jovencitos son sorprendidos in fragantti, rompiendo vidrieras o en robos callejeros. La policía se los lleva. Sin embargo, no entendemos cómo a las pocas horas los vemos otra vez caminando ‘alegremente’ por el barrio”, se quejaron.