El kilo a 10 pesos
El kilo a 10 pesos
Pan social: lo ofrecen pocas panaderías y se vende rápido
En la ciudad, el kilo de pan a precio diferenciado se consigue sólo muy temprano a la mañana y en algunas panaderías. Es por un acuerdo del Centro Industrial Panaderos y su implementación depende de cada local.

Media canasta. En la cadena Pérez fue una de las pocas que se pudo comprobar que disponen del pan social. “Tuvo mucha aceptación”, según señalaron las empleadas de la sucursal de bulevar y 4 de Enero. Foto: Flavio Raina
De la Redacción de El Litoral
El “Pan social” que se comercializa desde hoy a 10 pesos el kilo, está disponible en unas pocas panaderías de la ciudad. La decisión de ofrecer la unidad a un precio notablemente inferior de lo que se consigue habitualmente -el costo promedio del kilo es de 16 pesos- se debe a la necesidad de “ser solidarios” y respaldar la producción, a pesar del notable incremento del valor de la bolsa de harina, que llega al 200% en lo que va del año. Así se refirió el presidente del Centro de Industriales Panaderos de Santa Fe, Luis Piccinino, ante la consulta de este medio.
Es por eso que, en una reunión que mantuvieron a mediados de esta semana los socios de la Cipasfe, acordaron la elaboración de un producto especial con una rebaja del precio al público con el aval de la Federación de Panaderos.
Pero en una recorrida que realizó El Litoral esta mañana se pudo comprobar que no todas las panaderías disponen del pan social a valor diferencial.
La cadena “Pérez”, que es justamente de propiedad de Piccinino, disponía en la sucursal de bulevar y 4 de Enero, de sólo un kilo del pan social a las 9 y media. “Se vendió muy bien, la gente ve que tenemos y se lo lleva”, señaló una empleada. Por su parte Miguel, un cliente y vecino del centro que estaba esperando que lo atiendan dijo que le parecía “bien que haya una alternativa más económica” y que en apariencia “era de la misma calidad” que el resto de las variantes de pan.
En el caso de la panadería Polo Norte, de 9 de Julio y Santiago del Estero, sí tenía el pan especial y en cantidad. “Se vendió bien y la gente pregunta mucho si es de la misma calidad. Es un buen pan y mucho más barato”, estimó Lorena, una vendedora.
En cambio la cadena local Balear ofrece el pan social en sólo tres sucursales de la ciudad y en una de Santo Tomé. En la que está ubicada en bulevar y Av. Freyre, a las 9, ya no tenían más el producto de precio especial.
Desde la administración de la cadena Los Dos Chinos directamente ni bajaron directivas a las panaderías respecto de la venta del pan social. En tanto, no lo tienen disponible para la comercialización. “Los clientes preguntan, pero desde la casa central no nos informaron nada todavía”, explicó la encargada de la casa de Urquiza y La Rioja.
La última panadería que consultó El Litoral fue la tradicional Franco Colella, pero tampoco disponía del pan social, al menos por el momento.
Igual calidad
Respecto de la calidad con la que se elabora el pan social, Luis Piccinino recalcó que es la misma con la que se produce el resto de las variedades y con la misma harina. “La diferencia -precisó Piccinino- consiste en que se hacen piezas más grandes de un tipo de pan francés, que lleva menos tiempo de elaboración”. A su vez, explicó que si en un kilo de pan Mignón entran 30 piezas, en el de pan social caben cinco pero los clientes pueden comprar lo que necesitan. “No significa que para pagarlo 10 pesos se tiene que llevar un kilo”, remarcó.
Sobre la predisposición de las panaderías locales a fabricar y vender el pan económico, el presidente de la Cipasfe dijo que esperaba que “se adhieran durante los próximos días” y que depende de la buena voluntad de los fabricantes.
Finalmente, Piccinino aclaró que la decisión de ofrecer el pan social se asumió a pesar de no estar recibiendo la harina subsidiada por el gobierno nacional y que, igualmente, se fabrica con la que tienen disponible en stock que pagan a precio de mercado (entre 200 y 210 pesos la bolsa de 50 kilos). El acuerdo se realizó entre la Secretaría de Comercio de la Nación y un grupo de molineros, pero la materia prima subsidiada no llegó a los productores panaderiles santafesinos.
El dato
En la Furman
“La calidad es muy buena como siempre y de todos los productos que fabrican”, le dijo a El Litoral Carlos Alberto, un vecino de Santa Rosa de Lima que se llevaba un kilo en la canasta de la bici.
En tal sentido, el coordinador del emprendimiento, Fernando Demiryi, explicó que el acuerdo consiste en sostener un “precio solidario, a la mitad de lo que ofrecen el kilo de pan el resto de las panaderías de la ciudad”.
Recomiendan comprar menos tomate

En realidad es algo que sucede todos los años. La producción de La Plata y de Mendoza, dos grandes centros de producción (en La Plata hay 3.000 hectáreas de invernaderos, por ejemplo), abastece el mercado argentino hasta mediados de junio. En estos meses, ingresan los tomates que se cosechan en Salta. “Pero este año hay un problema de calidad con la producción salteña. Son tomates que vienen con manchas y otras dificultades”, contó Guillermo Beckmann, presidente de la Sociedad de Quinteros, en diálogo con El Litoral.
Esta es una de las razones por las que la oferta de tomates va a ser más baja durante las próximas semanas y es probable que este escenario impacte en los precios. El comunicado de la Secretaría de Comercio Interior asegura que la situación se va a normalizar en septiembre, cuando ingrese la producción de la provincia de Corrientes, y recomienda reemplazar los tomates, en la medida de lo posible, por otras hortalizas.
“Destacamos que existe una excelente provisión del resto de los treinta y cinco productos frutihortícolas que integran la canasta básica”, coincidió la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires, en un comunicado.
En Santa Fe, otro factor que incide es que la producción de tomate del cinturón verde del área metropolitana ya se consumió hace rato. En la actualidad, en Monte Vera, Recreo y Ángel Gallardo se siembran entre 30 y 50 hectáreas -según la estimación de la Sociedad de Quinteros- y ya fue vendida toda la producción. Hace 30 años, en cambio, el tomate era uno de los cultivos insignia del cinturón verde santafesino, con más de 1.000 hectáreas en producción, y los cajones con tomates del Gran Santa Fe se vendían en Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes, entre otras provincias.
En la caída en la producción influyó el crecimiento de la ciudad hacia el norte, que redujo la superficie de las quintas, y la pérdida de competitividad de muchos quinteros santafesinos, que necesitan tecnología (sobre todo invernaderos) para poder apostar por un cultivo que deja buena rentabilidad pero que supone afrontar una inversión importante para sembrarlo.