Esta madrugada
Defendió a su esposa de un asalto y lo matan de un tiro en el pecho
La víctima es un hombre de 71 años. Acompañaba a su esposa a tomar el colectivo cuando fueron asaltados por un motochorro. Intentó resistir el atraco y fue ultimado de un balazo.
Risso y 1º de Mayo. Familiares y allegados no encuentran consuelo mientras observan el lugar donde perdió la vida Félix Acosta. Foto: Danilo Chiapello
Danilo Chiapello
Un hombre de 71 años fue asesinado hoy de un balazo cuando se trenzó en lucha con un “motochorro” que asaltó a su esposa.
La víctima fue identificada por la policía como Félix Orlando Acosta (71), quien dejó de existir tras recibir un balazo en el pecho en la esquina de 1º de Mayo y Risso, en el corazón de barrio Belgrano.
Los investigadores señalaron que Acosta acompañó a su mujer, Griselda Ayala, hasta la parada del colectivo, como lo hacía cotidianamente. Griselda trabaja en el hospital Iturraspe.
Pero en un momento dado apareció en escena un motociclista, el que intentó despojar a la esposa de Acosta de su bolso, lo que provocó la reacción del hombre.
Siempre de acuerdo a las versiones circulantes en el forcejeo el delincuente perdió el casco y tras ello extrajo un revólver con el que hirió mortalmente a la víctima.
Cometida la criminal acción su autor trepó nuevamente a la moto y escapó del lugar a toda velocidad.
Lo que siguió entonces fue un cuadro de horror y desesperación.
Por un lado Ayala, ya herido de muerte, comenzaba a perder la vertical. Mientras, Griselda (que en la pelea con el delincuente también resultó lesionada en una de sus manos) daba gritos pidiendo auxilio.
Con la premura del caso el hombre fue trasladado hasta el hospital Iturraspe donde, pese a los esfuerzos realizados, arribó ya sin vida.
Formador de hombres
La muerte de Acosta caló hondo también en el ánimo de los vecinos de barrio Belgrano.
Es que Félix, o “Don Paco” como le decían, supo ganarse a lo largo de los años un gran cariño y respeto.
No fue casual que muchos hombres se hayan concentrado esta mañana en el domicilio de Don Paco. Todos de semblante duro aunque se evidenciaba que estaban partidos por el dolor.
Y el detalle no es casual.
Varios de esos hombres (por no decir todos) eran albañiles. Y habían sido “formados” desde temprana edad por Acosta en el duro oficio de la construcción.
“A mi tío le debo todo”, dijo hoy Miguel, uno de sus sobrinos. “Yo desde muy jovencito comencé a trabajar con él en la construcción. El me enseñó todo lo del oficio, pero me dio lo más importante para la vida. Me enseñó el valor del trabajo y el sacrificio. Me enseñó a ser un hombre de bien”, dijo entre lágrimas.
Respecto a lo ocurrido Miguel opinó que “todas las personas que ves aquí son laburantes. Entonces llegar a este punto de trabajar toda tu vida para terminar así... no. Esto te quita las ganas de todo. Comenzás a pensar... ¿hasta este punto llegamos?
Yo lo que voy a hacer ahora es comprarme un arma. Tiro primero y pregunto después. Esto te hace un click en la cabeza. Para mí esto es un quiebre.
“No podemos esperar a que los jueces apliquen las leyes, o que los diputados terminen de hacerlas. Hay que tomar medidas ya y ahora. Porque mientras esperamos nos matan a todos. Si no nos defendemos nosotros, no te defiende nadie.
Llega un momento en que tenés que decir basta”, sentenció.
Indignación y dolor
En sintonía con los obreros de la construcción también se expresaron otras voces de la cuadra. “Esto que ha pasado es una tragedia sin igual para nosotros. Tanto Don Paco como su señora, excelentes personas. Gente de bien y de trabajo que termina de esta manera, a manos de un delincuente.
Él siempre la acompañaba a esperar el colectivo porque temían por los robos. Y fíjense como terminan”.
“Para colmo por aquí nadie escucha nuestros reclamos. Hace meses que pedimos por una mejor iluminación y nadie nos da bolilla. Esto sigue siendo una ‘boca de lobo’, ideal para la delincuencia”.