Inversión superior a los 12 millones de dólares
Inversión superior a los 12 millones de dólares
Cervecería Santa Fe pone en marcha un nuevo centro logístico en Sauce Viejo
Funcionará a pleno los últimos días de agosto. Comenzaron a fabricar en Calchines la Amstel Premium Pilsener, la octava marca que se realiza en esa planta.

Eduardo Ceta, gerente industrial de CCU en el país. Foto: Flavio Raina
Gabriel Rossini
Cervecería Santa Fe comenzó a realizar las primeras pruebas en el moderno centro logístico que levantó en Sauce Viejo con una inversión de 12,7 millones de dólares, que estará funcionando a pleno los últimos días de agosto, y empezaron a fabricar en la planta de Calchines la cerveza Amstel Premiun Pilsener, que se incorpora a las marcas Schneider, Santa Fe, Heineken, Budweiser, Amstel, Imperial, Córdoba y algunas veces Palermo, que ya se elaboran allí.
“Es un orgullo local porque todos los que trabajamos acá somos santafesinos. Producir un líquido internacional requiere un montón de pasos técnicos e inversiones. El proceso desde que empezamos hasta que lo tenemos aprobado y listo para vender pasa un año. Ahora estamos en el proceso de certificar la planta de Luján para producir Budweiser en Buenos Aires”, explicó Ceta, al tiempo que informó que el sector del mercado de la cerveza que más creció fue el Premium que pasó del 4 a 17 por ciento en los últimos cinco años. “La cerveza no crece en volumen pero crece en valor”, manifestó.
“Comenzamos a mover los robots incorporados para la clasificación de envases y la segunda etapa consistirá en poner botellas vírgenes en canastos vírgenes, que es todo un trabajo y requiere un equipamiento especial. A partir de entonces vamos a empezar a romper todas las botellas que no se utilicen más como las de Heineken antiguas y las genéricas, una vez que se vaya avanzando con el reemplazo por los nuevos modelos de envases.
A fines de agosto va a estar funcionando a pleno”, explicó el gerente industrial de CCU Argentina, Eduardo Ceta.
“La decisión de CCU de llevar adelante esta inversión tiene distintos orígenes. Uno de ellos es que en la planta de la ciudad de Santa Fe tenemos ocupado el 90 por ciento de las 5,5 hectáreas, lo que no nos permite ninguna mejora operativa. Allí no se puede hacer más nada. A partir de esta limitación y de la necesidad de tener un espacio mucho más grande, la compañía compró 10 hectáreas en Sauce Viejo cerca del Parque Industrial, que fueron destinadas esencialmente a la operación logística del intercambio de envases, como así también de bodega de productos terminados”, explicó Ceta.
La nave industrial de 7.000 metros cubiertos de última generación -construida por santafesinos, también será el lugar donde la compañía ejecutará la renovación de los envases de los productos que elabora -una decisión anunciada el año pasado- y que ya empezó con los de Heineken.
“Después de 40 años de utilizar un mismo tipo de envase genérico a la misma botella la usábamos nosotros y la competencia, -cualquiera que ésta fuera- decidimos jugar el partido con nuestro propio envase para innovar. Vivimos en un mundo cada vez más dinámico desde el punto de vista del marketing y de consumidores más exigentes en todos los aspectos, que no sólo valoran la calidad de la bebida sino también el empaque. Esta decisión fue todo un desafío desde el punto de vista de marketing por los diseños y desde el punto de vista industrial por adaptar el equipamiento a esa nueva botella”, explicó Ceta.
Esta decisión -una buena noticia desde el punto de vista comercial y del marketing- “es una pesadilla desde el punto de vista industrial. En el mercado hay 13 botellas distintas, de las cuales seis son nuestras. Por eso pedimos la colaboración de los dueños de los puntos de venta, para que pongan las botellas en el cajón correcto. Que las de CCU sean colocadas dentro del canasto correcto. Sabemos que esto no es tan fácil y por eso nos preparamos porque nosotros dependemos del envase retornable”.
“Argentina tiene la particularidad que del total de cerveza que se vende, el 89 % es en envase retornable. Esa es una particularidad de nuestro país porque en otros lugares, la tendencia es inversa y presenta un desafío desde el punto de vista productivo. Hasta en el tamaño de la botella somos distintos porque usamos de 1.000 centímetros cúbicos cuando lo normal son 500 centímetros cúbicos como en Alemania y de 350 centímetros cúbicos como en el resto de los países”, explicó Ceta.
El negocio de la sidra
El año pasado CCU incursionó en el negocio de la sidra con la adquisición de marcas con mucha tradición en el país como Real y La Victoria; y la elaboración de nuevas con marcas propias como Apple Storm.
“En el mundo, la sidra es una bebida que está siendo redescubierta y revalorada por la juventud. Dejó de ser ‘el brindis de los pobres’. Ese es un estigma porque es una bebida muy agradable. En Argentina se consumen 800 mil hectolitros por año y en Inglaterra 9 millones. Somos el quinto país en consumo del mundo detrás de Reino Unido, Francia, España y Sudáfrica. Además, como somos un país agrícola, nuestros productos para elaborarla son extraordinarios”, explicó Ceta.
“El negocio de la sidra lo estamos redescubriendo porque tiene una estacionalidad muy fuerte. El 80 por ciento se vende en el mes de diciembre, lo cual es una anormalidad. Estamos intentando dar vuelta esta lógica, como ya ocurrió con la industria del helado. De ahí viene lo que llamamos ‘el nuevo mundo’, que son las sidras nuevas como la Apple Storm o las marcas internacionales que vamos a empezar a producir. El ‘viejo mundo’ son las sidras Real, La Victoria, etc.”, manifestó Ceta.
“Estamos enfocados en que crezca lo que denominamos el ‘nuevo mundo’ de la sidra porque tiene margen para hacerlo. El consumo de cerveza crece el 2, 3 ó 4 por ciento. El año pasado se mantuvo en los mismos volúmenes. Pero hay bebidas que crecen mucho, como el fernet. Aspiramos a que la sidra tenga este tipo de aumento. Ahora, cambiar el hábito lleva esfuerzo e inversiones muy importantes”, dijo Ceta.
“Los resultados hasta ahora están dentro de los parámetros que preveíamos, aunque levemente por debajo de lo que desearíamos. Generamos un plan desde la inexperiencia, porque éste era un negocio nuevo y nos vamos acomodando de acuerdo a lo que vamos aprendiendo. Pero todas las decisiones que tomamos no son explosivas. En el consumo masivo es muy difícil pasar de un estadio a otro. Es un proceso lento. Las cuestiones culturales no son fáciles de cambiar, pero tenemos todas las herramientas comunicacionales para poder hacer”.