Tocar las castañuelas, volver a ser niñas
Tocar las castañuelas, volver a ser niñas

Las señoras del coro de castañuelas se presentan ataviadas con polleras rojas y mantillas pintadas a mano sobre los hombros.
Hace diez años se formaba el Coro de Castañuelas del Centro Andaluz, integrado por señoras que realizan un homenaje a este instrumento musical tan particular y a la música que se puede interpretar con ellas.
TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTO. FLAVIO RAINA.
“Hace 50 años, las niñas iban a aprender danza o piano y los varones, guitarra o fútbol; no tenían muchas opciones como ahora. Muchas familias, que no eran españolas, mandaban a sus niñas a hacer flamenco o danzas españolas, o bien danzas clásicas, en una misma academia”, recordó Beatriz Urdiales.
Quien dirige el Taller de Flamenco y Coro de Castañuelas “Carmen Amaya” del Centro Andaluz de nuestra ciudad reconoce que ella fue una de esas niñas que concurrió a una academia para aprender a bailar, cantar y tocar con castañuelas la música de sus antepasados. Pero reconoció que aprendió mucho de su abuela, nacida en Málaga.
“Es algo que me sale de adentro, en verdad lo siento porque son mis orígenes. No lo hago porque me mandaron a aprender. Mi abuela me enseñó: ella tocaba muy bien las castañuelas, bailaba y cantaba. Incluso, tengo sus castañuelas, que tienen alrededor de 100 años. Pero también fui a aprender”, explicó.
Esos conocimientos y gusto por esta música la llevaron a organizar un grupo de señoras que tocan ese instrumento musical, a pedido de autoridades de aquella institución.
Contó que “a nivel familiar, nos enteramos que estaba el Centro Andaluz. Como soy descendiente de andaluces por parte de mis abuelos (ambos eran de Málaga) había aprendido las danzas y tocaba las castañuelas, lo que me gustaba mucho; lo llevo en el alma. Fui a una reunión (antes se hacían mensuales) tipo peñas, en donde cada uno llevaba un plato y te vendían la bebida. Como también sé cantar canté en esa oportunidad y el presidente de entonces, Chiry Rodríguez, me propuso hacer algo en la institución. Así fue cómo empecé a enseñar a nenas muy chiquititas y a señoras que también querían aprender”. Esto fue en 2003 y el coro pasó a ser el primer grupo que realizó conciertos de castañuelas de Latinoamérica.
GRANDES SATISFACCIONES
En sus comienzos, “el grupo era muy heterogéneo, había personas de diferentes edades y físicos. Entonces, me iba a costar más trabajo organizar un grupo para poder desarrollar una danza. Se hizo, en un principio, y salía bien porque a las personas mayores también les gusta. Pero después les comenté que sabía tocar muy bien las castañuelas y que cuando iba a danzas (María Angélica Palacín era mi profesora) había un coro de castañuelas, se llamaba un solo de castañuelas”, planteó.
Me pareció interesante -reconoció- volver a traer esto porque se perdió el uso de las castañuelas al separar el flamenco de las danzas españolas, ya que los nuevos grupos sólo se dedican a la danza. Para muchas personas, se trata de un recuerdo de la niñez, de lo que hizo o de su madre o sus abuelos. Muchas personas me dijeron que sí a esta propuesta, algunas sabiendo tocarlas y otras no. Eso fue en julio de hace 10 años; en noviembre hicimos la primera presentación y pude ordenar un coro de castañuelas.
Actualmente, está integrado por alrededor de 15 personas, ya que a lo largo de estos años hubo gente que se ha ido, otra que ingresó y otros miembros que permanecen estables. “Nos dedicamos a esto y dejamos la danza. Luego empezamos a crecer y a hacer presentaciones, como en una asamblea de los andaluces que se organiza anualmente, y en diferentes puntos del país como Mendoza, La Plata, Mar del Plata, Rosario”, mencionó Beatriz Urdiales.
Y destacó con orgullo una anécdota que tiene el grupo: “Fue maravilloso cuando tocamos ante 9.000 personas en el Monumento a la Bandera para la celebración de la Virgen del Rocío, que se festeja en Pentecostés. Se reza una misa cantada y se tocan castañuelas. En procesión fuimos hasta el monumento y no sabíamos ante qué cantidad de gente íbamos a tocar. Fue muy emotivo participar, porque el aplauso de la gente fue maravilloso”.
APRENDIZAJE Y TERAPIA
La directora del Coro de Castañuelas mencionó que “hay gente que participa porque tiene raíces andaluces pero otra que no, que sólo le gusta el flamenco, que son descendientes de franceses o italianos. Si no sabés nada, lleva un tiempo importante el aprendizaje y si sabés tenés que aprender a adaptarte al grupo. Soy exigente con la enseñanza y en qué se toca y cómo lo hacemos. Acepto sugerencias pero el toque final lo hago yo”.
En este punto, explicó que “el grupo sirve como una especie de terapia. Hay gente con parálisis o con Parkinson (una chica que ahora no está concurriendo) que participa. Las castañuelas requieren de una coordinación de movimientos de los dedos y las manos: el cerebro tiene que ordenar a cada mano y a cada dedo que hagan una cosa distinta. Esa coordinación ayuda muchísimo a desarrollar y entrenar al cerebro. Por eso, uno de los objetivos era incorporar a gente que por su capacidad, físico o edad no podía hacer danzas flamencas”.
También refirió que interpretan “temas que van desde el flamenco (paso doble, jota, cancionero) hasta óperas (La Boda de Luis Alonso), música clásica o tango (que sale muy bueno). Me ocupo de prepararlo y después lo enseño a cada una de las integrantes del coro (entre 10 y 15): todas tienen que sonar iguales, hacer el golpe o cortar al mismo tiempo. En eso soy bastante exigente”.
EL INSTRUMENTO MUSICAL
Por último, describió este instrumento musical tan particular. “Las castañuelas tienen una concavidad que es la que suena. Tienen una marca que indica cuál se usa en la mano izquierda y cuál en la derecha. Una es más aguda que la otra: una hace la carretilla y la otra, el toque, es decir, el golpe. Los golpes principales son la carretilla, el paso doble y la jota, y de ahí surge toda la variación”.
Y aclaró: “Los baleares las usan en el dedo medio pero son más grandes, pero nosotras las usamos en el pulgar, contra su base, y el otro cordón va detrás de la uña. Esto forma la apertura a la castañuela, a la que se le hace un nudo corredizo, para ajustarla a tu dedo. Una vez puestas, la derecha hace la carretilla, usando los cuatro dedos y empezando siempre por el meñique, ya que va de abajo para arriba. La izquierda hace el acompañamiento, es decir, hace el golpe que acompaña a la carretilla. Así se construye el toque. El dedo adquiere mucha fuerza para tocar este instrumento musical. Lleva un tiempo sacar el sonido a la castañuela, tal como ocurre con una guitarra, un bombo, un piano o un cajón. Lo importante es sacarle el corazón que tiene, que es fundamental, para tocar”.
“Las castañuelas originales eran de madera (granadillo o coco) pero ahora también vienen de fibra de vidrio o tela prensada. Las que tenemos casi todas son de coco. También tenemos unas castañuelas de Lucero Tena, una fábrica que no está más en España, así que son reliquias. Hay una concertista de este apellido, que toca muy bien. Es una de las tres que hay en el mundo”.
Por último, Beatriz Urdiales invitó a sumarse al grupo “especialmente a la gente que sabe tocar, ya que muchas mujeres, de chicas, fueron a danzas españolas y actualmente no se animan a tocar las castañuelas o piensan que no pueden hacerlo más. Creo que hay muchísimo para dar para mucha gente que sabe tocar, que hace mucho que no lo hace y las tiene guardadas. Es una bendición volver a ser niñas, tocar las castañuelas y sacar de adentro lo que uno tiene. Es como cantar o hacer otra actividad”.
Quiénes son
El Taller de Flamenco y Coro de Castañuelas “Carmen Amaya” del Centro Andaluz de nuestra ciudad fue creado en 2003 y la actividad artística-cultural que realiza el coro fue declarada de interés provincial por la Cámara de Diputados de la provincia en 2007, y de interés municipal por el Concejo Municipal de nuestra ciudad, en 2008.
Beatriz Urdiales es la directora del coro, que está integrado de la siguiente manera: Ana María Martínez, María Beatriz Vellio, María del Carmen Urdiales, Andrea Filonov, Carla Antonelli, Raquel Bentolilla, María del Carmen Lobos, Margarita Meynet, Victorina Román, Mónica Ruscitti, Ana Sánchez, Liliana Valle, Teresa Suárez y Zunilda Doldán.
El coro está abierto a quienes quieran sumarse. Funciona en el Centro Andaluz Santa Fe de la Vera Cruz, 3 de Febrero 3630, teléfono 458-4966 y 154-408259; e-mail: [email protected].