“Siempre escucho que los políticos debaten sobre el tema de la seguridad, pero ninguno va a atacar el origen de esa inseguridad que es la concentración de población en las grandes ciudades, con la formación de bolsones de pobreza y miseria, que fomentan el delito. Ocasionado todo esto por las sucesivas políticas que no respetan el segregacionismo para desarrollar a las provincias del interior y fortalecer a los pequeños y medianos productores rurales, tamberos, economías regionales, Pymes y otros pequeños emprendimientos. Considero que de alentarlos económicamente, sin asfixiarlos con impuestos, lograrían que la gente del interior no emigre a las grandes ciudades, porque tendría trabajo. Considero que todo el problema de la inseguridad deriva de este hecho, porque es conveniente para hacer política tener a los votantes concentrados en Buenos Aires, y no tener que molestarse para ocuparse de los problemas del interior, sobre todo las provincias pobres del norte, que son las que menos recursos tienen”. “En el diario El Litoral de fecha 7 del corriente, página 21, se informa sobre el próximo llamado a concurso de supervisores para nivel inicial, primario y modalidad especial. Con asombro leí que se busca cambiar la figura del supervisor, como auditor o controlador, dando paso a otro perfil, etc. El interrogante que surge rápida y espontáneamente es el siguiente: supervisores tales como Haydée, Gladis, Salvador García, Carlos Millen, Sol Rosa Acuña o Ricardo Paganini, una larga e ilustre nómina de quienes honraron ese cargo, encuadran en un perfil controlador o algo por el estilo. Cientos de supervisores seccionales y de especialidades, surgidos de concursos periódicos, que se realizaban cada cuatro o cinco años, cumplieron acabadamente el rol de ser maestros de maestros. Lo que corresponde es dar oportunidad a la docencia a participar en concursos de ascensos en forma reglamentaria y periódica”. “Señor intendente: usted estuvo el día jueves pasado en el desagüe de calle Entre Ríos, viendo cómo marchaba la obra. Ese día, a las 11 de la mañana, cuando estaba usted, los empleados sí estaban trabajando. Pero, de hace un mes hasta ese día, habían hecho sólo dos metros de encofrado. Toda la semana anterior ni siquiera había gente trabajando. Dígame, señor intendente, usted ese día decía que estaba la plata, que la obra empezaba y se terminaba, pero hace más de una semana que la obra está totalmente parada. Señor Corral, por favor, controle a su gente para que las obras efectivamente comiencen y terminen. Muchas gracias”. “Señor intendente, doctor Corral: en calle La Rioja y San Martín, frente a la iglesia del Carmen, hay una propiedad próxima a demoler. En la misma se han instalado hace un tiempo cuatro reflectores pagados por la Municipalidad. Esto es el equipo derivado del erario público que ilumina el atrio de la iglesia del Carmen. Por favor: exija a quien corresponda el retiro de los mismos, antes de que sean destruidos. Asimismo, más de diez reflectores que iluminan la parte alta de la iglesia del Carmen no funcionan. Por favor, ordene a sus empleados la reparación de los mismos. Por otro lado, la casa del Brigadier López, ubicada en Gral. López y 9 de Julio, tiene un problema similar, ya que los reflectores instalados sobre 9 de Julio que iluminan la hermosa fachada, tampoco funcionan. Por favor: ocúpese del tema. Muchas gracias”. “Ayer, hoy, mañana y los días subsiguientes, habrá personas que lo fueron, que no tendrán más oportunidades de nada, sólo dejaron una impronta de dolor y angustia irreparables, no solamente a sus seres queridos sino a todos aquellos que nos preciamos de seres humanos. No hace falta leer las crónicas para darse cuenta de que todos los fallecidos y heridos, como nosotros tenían padres, hijos, hermanos, amigos, conocidos. Es un hecho que corresponderá a la Justicia encontrar el responsable y que la prensa modere sus expectativas informativas a fin de no conmocionar más a la sociedad. No iré a ninguna manifestación que convoca a una movida política. Hoy, adhiero compartir el dolor lacerante que atraviesa a estas almas, a quienes con todo respeto les pido me permitan acompañarlas desde mi humilde lugar, el de un ser humano más”. “Es indignante lo que nos sucedió el jueves 8 a las 4 de la mañana. Estando despierto mi papá, ingresó a nuestra casa un delincuente con la intención de robar. Mi papá empezó a los gritos, yo me levanté y dormido corrí para ver qué sucedía. Al llegar al patio de mi casa vi que uno de los delincuentes saltaba el tapial, mientras que otro estaba como escondido en el patio, intenté agarrarlo y empezamos a forcejear y en eso el otro le gritó: ‘tirale’. Luego de eso lo solté, agarré a mi padre y nos metimos dentro de casa. Vivo a una cuadra del hombre al cual le ingresaron al domicilio y falleció de un infarto. La comisaría de mi barrio está a metros de mi casa. Llamé al 911 y sólo me pidieron que me calme. Esperando la llegada de algún patrullero reiteré el llamado. Al caer la policía (una camioneta y un auto) ninguno atinó a salir a dar vuelas por el barrio, se quedaron mirando por los techos y hasta yo tuve que ir delante encendiendo las luces armado con un cuchillo por las dudas y la policía detrás mío. ¡Una vergüenza!”. “Sr. intentente y directores del diario El Litoral: Con mucha alegría los vecinos del barrio Ciudadela vemos nuevamente iluminada nuestra plaza, por lo cual agradecemos su intervención para que esto ocurra. Estamos comprometidos para que la misma sea cuidada, pero el tema de la iluminación nos tenía preocupados, ya que los hechos vandálicos son producidos por personas que aprovechan de la oscuridad para delinquir y que no pertenecen al barrio. Otra vez muchísimas gracias por escuchar a los vecinos y solucionarles los inconvenientes para tener una mejor ciudad”. “En la esquina de bulevar Pellegrini y Perón lado suroeste, hay una estación de servicio que vende gas. Al lado, sobre el bulevar, también se encuentra un arreglo de Litoral Gas marcado con un corralito. Esto data de hace más de dos años. La verdad es que hay olor a gas, pero uno lo atribuía a la estación de servicio que se encuentra al lado. Ahora, con lo que pasó en Rosario me preocupa, por lo cual comencé a llamar a la empresa, tanto al 0800 como al fijo de Litoral Gas y nadie me atiende. Quizás ustedes puedan lograr que vengan a solucionar esta situación, que como ya comenté hace más de dos años está sin solucionar y hoy uno tiene más miedo que antes. Gracias”.