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Muerte de un limpiavidrios
Señores directores: Qué reflexión nos deja la muerte de un ciudadano santafesino, sin trabajo, llamado Marcelo de 25 años, que se ganaba la diaria en los semáforos, siendo limpiavidrios, aunque podría haber sido malabarista o haber pedido ayuda dineraria, entre otras formas de subsistencia.
¿Quién se ocupa de las personas sin trabajo, en situación de indigencia, que viven en nuestra ciudad, en nuestras calles?
¿Qué posibilidades honestas tienen los jóvenes de ganar el sustento para una familia?
Las actividades mencionadas ¿son legales o ilegales? El Estado provincial no las califica y de paso no actúa, deja que cada uno actúe por la suya.
En cada semáforo, los que desarrollan esas actividades saben que no lo pueden hacer, y el que paga puede hacerlo por obligación, por temor o por solidaridad.
Los santafesinos sabemos que a determinadas horas parar en un semáforo en rojo, es ser candidato a un acto de violencia.
En este caso, hay una víctima y las autoridades policiales buscan a quién ejecutó el acto, en este caso un camionero.
Lo que deberíamos preguntarnos es quién es el responsable de esta muerte, ¿el limpiavidrios, el camionero o el Estado?.
Se deberían delimitar las responsabilidades y el Estado no debe estar ausente, para no permitir que en los semáforos de las calles se lleve adelante una práctica ilegal, en cuyo transcurso un conductor embiste a una persona que está en un lugar público que debería ser de libre circulación para vehículos.
Una conclusión, los que manejamos vehículos varios (autos, camiones, ómnibus, etc.) y circulamos por las calles -que es por donde corresponde-, nos encontramos con personas en los semáforos que utilizan lugares públicos de libre circulación vehicular, lo que constituye una anomalía. Otro tanto ocurre con carros tirados por caballos y conducidos por menores que se bajan a la calle al margen de cualquier norma, y con las motos y las bicicletas sin luz que crean situaciones de peligro a cada momento. Sin embargo, en este cuadro, quienes utilizamos vehículos y circulamos legalmente, nos convertimos en criminales en potencia, ya que en cualquier momento podemos atropellar a personas que se instalan en los semáforos o circulan por las calles en clara violación de las normas vigentes y de los más elementales criterios de seguridad vial.
Señores administradores de los Estados municipal y provincial, mientras la muerte ronda por las calles dejen de hacerse los distraídos y cumplan con la ley. ¿Dónde están los fiscales que deberían actuar en defensa de la población? ¿dónde quedan las responsabilidades de los funcionarios que deberían estar atentos a un problema que ha dejado de ser teórico a partir de sucesivos accidentes y de la reciente muerte del limpiavidrios?
Juan José Sagardía.
DNI: 6.554.695.