llegan cartas

Imitación

José María Chartier

DNI 6.191.112. Ciudad.

Señores directores: “Imitación”, palabra que encierra en su pequeña estructura un concepto tan difícil de sobredimensionar, porque la mayoría de las personas nacen con un estilo y forma de pensar que es muy difícil modificar en su manera de conducción. Observo la forma de conducir nuestro país; todos nos damos cuenta de que en este camino se ha errado la huella y el carro circula como sin lanza, buscando sólo la deriva.

¿Será posible que no se pueda gobernar para todos igual? Sólo buscando el verdadero diálogo, como constructor de un buen cimiento y paredes, se puede alcanzar un buen razonamiento, buscando la verdadera línea del crecimiento y la concordia.

El único eterno es el tiempo; para el ser humano la eternidad no existe; sólo estamos de paso. El yo tampoco existe, es un paréntesis de la vida.

Hay una persona que quizás ostente el valor de la verdadera conducción. Esa persona se llama “El Papa Francisco”. ¿Por qué no se lo imita? Si en la conducción de este país, se lo imitara ¡cuánto se adelantaría! No en la billetera, sino en el trato, en la solidaridad, en la verdadera amistad y en la realidad del gran amor, único salvador del mundo y la humanidad.

El Papa Francisco, todos los días nos hace ver la realidad; una realidad que nos invita a caminar todos juntos tomados de la mano del corazón, dejando la soberbia, el poder, la desidia, el egoísmo, el ego, a un lado donde nadie lo pueda encontrar.

Si se buscara imitar al Papa Francisco, no sólo nuestro país, sino el mundo entero, cambiaría su forma de conducción.