SEÑAL DE AJUSTE

Disfrazados

Disfrazados

Con la conducción de Marley, “Tu cara me suena” se trata de un talent show sólo para famosos o seleccionados en esa categoría.

Foto: Gentileza Telefé

 

Roberto Maurer

“Tu cara me suena” (Telefé, lunes a las 21) es un formato español que se extendió furiosamente por todo el planeta, y ya fue vendido en más de treinta países. En Ucrania, fue conducido por la conocida animadora Maria Efrosininadi mientras que el popular Aru-nas Sakalauskas aseguró el éxito en Lituania. Como ellos y tantos otros dispersos en el mapa, Marley fue el elegido para conducirlo en nuestro país, con más garantías que las ofrecidas por el tedioso ciclo de saltos ornamentales recientemente concluido (“Celebrity Splash”). En comparación con dicho emprendimiento acuático, “Tu cara me suena” es un show con mayor riqueza en atracciones que las que pueden derivar de una pileta y un trampolín, y nuevamente está Marley al frente: es un conductor cuya solvencia y solidez no habían sido presagiadas cuando debutó y se pudo pensar que su psiquis se iría desintegrando en el torbellino de la tele.

Se trata de un talent show sólo para famosos o seleccionados en esa categoría ambigua y flexible o escala no escrita donde se barajan nombres con diferentes grados de celebridad que veces incluye algunos ejemplares que apenas han sacado la cabeza de esa lava líquida que es el anonimato. En “Tu cara me suena” son ocho y deben imitar a través del movimiento las expresiones y el canto, a otras tantas figuras consagradas nacionales e internacionales de todos los géneros que les son adjudicadas al azar o al menos eso es lo sugerido. Son calificados por un jurado formado por Cacho Castaña, Elizabeth Vernaci y Joaquín Galán.

El octeto estable apareció en el siguiente orden imitando los números musicales de artistas cuyos nombres colocamos entre paréntesis: Laura Esquivel, la ex Patito Feo (Justin Bieber), Carmen Barbieri (Celia Cruz), Pablo Granados (Ricardo Arjona), la modelo Rocío Guirao Díaz (Rihanna), el humorista Campi (Gustavo Cordera), el actor Bejamín Amadeo (Ale Sergi, haciendo dúo con la verdadera Juliana Gattas, su compañera de “Miranda”), el humorista Jey Mammon (Stevie Wonder) y Sofía Galán (Adele).

UN PRODUCTO ACABADO

El programa va grabado y editado es decir, es un show ágil y brillante con público domesticado, sin el ambiente de tumulto y desorden que acompaña los reality con aficionados. Un cartel, cada tanto, nos avisa que siempre la voz va en directo, aunque no vimos ningún escribano público que diera fe. Hay una breve charla previa con Marley, imágenes de los entrenamientos y de los artistas verdaderos a imitar.

Los imitadores entran a escena muy maquillados e inclusive con la ayuda de látex, con el vestuario correspondiente y un entrenamiento previo a cargo de coachs, entre ellos Miguel Ángel Cerutti, cuya experiencia como imitador es la necesaria para descubrir los tics de los originales. Es un elemento desaprovechado: con sus observaciones, Cerutti nos descubre el aparato gestual de cada imitado.

Por ejemplo, Justin Bieber, y “ese agarrarse de las zonas genitales”, como señaló Marley con vulgaridad llevándose la mano a ese lugar. La ilustración estaba dirigida a Laurita Esquivel, a quien le había tocado Justin Bieber. Luego de su interpretación, cantando con la mano ahí, la Vernaci -siempre fuera de la vaina por su compulsión exhibicionista- comentó: “Creí que te picaba”. Por su parte, Joaquín Galán tampoco se privó, diciendo “agarrar y agarrar, y sin tener nada”, con referencia a una imitación que exigía un sexo masculino.

NO HAY CORNADAS

Para honrar la fama de supermacho argentino que Cacho Castaña supo ganar, cuando la Barbieri apareció de Celia Cruz, Marley le preguntó innecesariamente si había tenido relaciones con muchas negras. Como siempre, Cacho respondió con un gesto de modestia pero con la expresión de quien sugiere que fueron miles.

El que mejor entendió el espectáculo fue Jey Mammon. No se trata de lograr la imitación perfecta sino de introducir una cuota imperceptible de histrionismo y humor. En su Stevie Wonder, además, cantó muy bien “I just called to say I love you”, y después comentó “por suerte me tocó un ciego, porque no sé moverme bien”. Antes había reconocido: “No sé imitar no sé bailar no sé cantar, y me quiero ir. Sólo vine para conocer a Marley”.

Naturalmente, el mayor puntaje fue para Lucía Galán. Su imitación de Adele, que solamente le exigió cantar con los ojos entrecerrados, sumó el mayor puntaje, lo que le permitió ganar veinte mil pesos para una entidad benéfica.

Los jurados no maltratan a los participantes, son más bien benevolentes y los cubren de elogios. Es que se trata de pares, y no de desconocidos a quienes se puede crucificar con placer y aire de autoridad.