Big Brain Project: arte húmedo y duro
Big Brain Project: arte húmedo y duro
En el Planetario de la ciudad de Buenos Aires se presentó una instalación (denominada Big Brain Project) que combina cibernética y biología, una tendencia cada vez más común en el arte de vanguardia.
TEXTOS. LUCÍA STUBRIN.

A un año y tres meses de la inauguración de la muestra “Inferencias Vitales” de Joaquín Fargas y el Laboratorio de Bioarte de la Universidad Maimónides, el artista y su equipo nos volvieron a sorprender con una obra más compleja desde el punto de vista tecnológico, que tuvo lugar en el Planetario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Después de haberse extraído piel para el cultivo de una meta-dermis biotecnológica en el marco de una performance realizada por un famoso tatuador de la galería Bond Street de Buenos Aires, Fargas nos deleita esta vez con Big Brain Project (BBP).
A simple vista, la obra parece una sencilla instalación donde encontramos pantallas y cinco estructuras cilíndricas transparentes que poseen sensores de movimiento, sonido y temperatura. Las mismas están dispuestas en forma de pentágono. En la pantalla principal podemos ver al artista y su equipo (un biólogo y una productora) saludando a los espectadores locales desde la ciudad de Linz, Austria, donde está desarrollándose el Festival Ars Electrónica (la meca para quienes se dedican a la dupla arte-tecnología). En esa lejana ciudad, la instalación está montada de la misma manera, con la diferencia de que allí ocupa el centro del pentágono un cultivo de células nerviosas de tumor de riñón de rata.
¿Qué hace una placa de Petri ocupando el centro de la escena? Paradojalmente, lo que contiene esa cápsula de vidrio es el motor de esta obra. La actividad que perciben los sensores por parte de los espectadores es enviada al cultivo celular y, posteriormente, traducida esa información en impulsos eléctricos que se publican en Internet. La forma de esos impulsos es similar a la de un electrocardiograma, líneas que suben y bajan en función de la interacción que generen los asistentes con la instalación. En las pantallas secundarias podemos identificar la actividad en Buenos Aires, la actividad en Linz y la combinación de ambas ciudades en una misma línea.
ANTECEDENTES
Arte húmedo y arte informático, si se quiere, se combinan en esta obra que ya tiene varios antecedentes en la historia del bioarte occidental. Eduardo Kac y su obra “Génesis” o el laboratorio australiano Symbiotica y su obra “Fish and Chips” son algunos de los que podemos citar. La tendencia a combinar cibernética y biología en el arte de vanguardia es cada vez más común y necesaria por el grado de avance de las comunicaciones digitales. Más allá de que el público sigue sin acompañar demasiado estas propuestas artísticas, es inevitable no asombrarse por el despliegue tecnológico que supone BBP.
Otro tema es el objetivo social, político, estético, cultural que se plantea Fargas. Da la sensación de que el desafío tecnológico es más importante que la pregunta por el arte, en este caso. Aún así, vale la pena destacar el ejercicio de comunicación virtual y biológica que supone este experimento/obra que nos enfrenta con un presente complejo donde es cada vez más difícil discernir los límites de lo humano y lo no humano y de lo vivo y lo no vivo, en general.
