Alejandra Oliveras le ganó por nocaut técnico a Lely Luz Florez
Alejandra Oliveras le ganó por nocaut técnico a Lely Luz Florez
“La Locomotora” lo hizo: demolió a “La Roca”

Con izquierda. La imagen es elocuente. Terrible zurdazo de Alejandra Oliveras a la sien de Lely Luz Florez, que muestra su falta de respuesta con sus brazos caídos. El final ya estaba cerca.
Foto: Manuel Alberto Fabatía
Alberto Sánchez
En la pelea de fondo de la exitosa velada desarrollada anoche en el gimnasio Pay Zumé del Club Unión de Santo Tomé, organizada conjuntamente por AranoBox y la Municipalidad de ciudad santotomesina, la boxeadora nacida en El Carmen (Jujuy), Alejandra Oliveras, venció por nocaut técnico a los 27 segundos del séptimo round a la colombiana Lely Luz Florez.
De esta manera, la pugilista que hace casi tres años eligió como lugar de residencia a Santa Fe, se consagró campeona mundial categoría superligero del Consejo Mundial de Boxeo, título que había dejado vacante la pampeana Mónica “La Gata” Acosta.
Además, en un hecho que no tiene antecedentes a nivel internacional, consiguió lo que tanto perseguía, obtener su cuarto cinturón universal, ya que es la actual titular pluma OMB (Organización Mundial de Boxeo); y fue dueña de las coronas supergallo CMB y ligero AMB (Asociación Mundial de Boxeo).
Con esta victoria, “La Locomotora” Oliveras, que registró en la balanza 62,400 kilos, elevó su récord a 31 halagos (16 nocauts), dos derrotas y dos empates; en tanto su rival de la víspera, “La Roca” Florez, que pesó 61,900 kilos, ganó 14 peleas (ocho antes del límite), perdió seis y empató una.
Paso a paso
Si la comparáramos con una carrera de autos, diríamos que Alejandra Oliveras ganó desde la largada; tomó la delantera y no la abandonó más, dominó el trámite a su antojo; aceleró cuando quiso y frenó cuando lo creyó necesario.
En la previa del combate, el intento iba a ser una empresa realmente complicada para la argentina, lo sabía ella; su entrenador, el profesor Guillermo Serra; sus colaboradores; y todos los que de algún u otro modo, veníamos siguiendo las trayectorias boxísticas de ambas. No tanto por los fríos números que dicen los récords (muy buenos para las dos, por cierto), sino porque anoche se midió ante una boxeadora que se encuadra naturalmente en las 140 libras. En cambio Oliveras debió prepararse especialmente para llegar de los 57,152 kilos de los plumas, a los 63,503 kilos, límite de los superligeros.
Son cuatro divisiones de diferencia (más de 6,350 kilos) y eso se nota. Diez centímetros menos de estatura, otros tantos en alcance de brazos, y lo más importante, y acaso la incógnita más preocupante, ¿qué tanto podían dañar los potentes golpes de la “pluma” Oliveras a una “superligero” Florez?
Sin embargo, esa incógnita quedó clara y totalmente develada anoche en el Pay Zumé. A “La Locomotora” le sobraba leña, y desde que arrancó la pelea se lo hizo saber a la colombiana Florez, que intentó vanamente mantener la distancia que le convenía (la larga), pero le fue imposible. Después de un primer round “lógico”, en el segundo comenzó el martirio para la púgil visitante, que culminó la vuelta salvada por la campana.
En el tercer capítulo, sabiéndose dominadora de la situación, se animó a “cruzarse” achicando las distancias, y también resultó ganadora en ese ítem; sin embargo, no se “desesperó” y “esperó” un poco más. El trámite del combate ya era totalmente favorable, pero lo ratificó en el cuarto asalto, cuando comenzó a hacer daño golpeando a la zona hepática y a los flancos, uno de los puntos débiles de la morena, que llegó a su rincón con mucha dificultad.
El quinto episodio fue un monólogo de Oliveras, aún así, tuvo la paciencia necesaria como para culminar su trabajo “sin prisa pero sin pausa”. Tal es así que segundos antes de terminar el round, Florez ya no ofrecía ningún tipo de respuesta a los ataques de la argentina, que lucía muy aplomada y sabiendo que el desenlace estaba muy cerca.
Y no estaba tan equivocada, porque el sexto round fue un suplicio para la colombiana, a la cual sólo había que elogiarle el aguante (¿cómo hizo para no caer?), quizás por aquello que explicaba al principio, sobre la diferencias naturales de peso. A esa altura, aunque restaban seis minutos más de pelea, hubiese sido lógico que el rincón visitante optara por no continuar, pero la decisión que los segundos de Lely Luz Florez no tomaron, la ejecutó muy bien el árbitro Hernán Guajardo, que ordenó la culminación de la contienda a los 27 segundos de la séptima vuelta, viendo que “La Roca” ya estaba demolida por “La Locomotora”.
12
peleas
se realizaron en la provincia de Santa Fe con la de anoche. A las informadas en la semana, cabe agregar el triunfo por puntos del español Gabriel Campillo sobre el argentino Hugo Hernán Garay en decisión mayoritaria y en disputa del título medio pesado de la Asociación Mundial de Boxeo, que estaba en poder de este último. Fue en el Club Libertad de Sunchales, el 20 de junio de 2009.

Con derecha. Otra gran toma de nuestro reportero gráfico. La derecha cruzada de “La Locomotora” impactó de lleno en el rostro de “La Roca”, que a esa altura ya estaba totalmente quebrada.
Foto: Manuel Alberto Fabatía
“Soy como un pit-bull”
Minutos después de la gran victoria conseguida sobre la colombiana Lely Luz Florez, Alejandra Oliveras dialogó con El Litoral y analizó la pelea: “Si le dicen ‘La Roca’ por algo es. Es una boxeadora durísima y la verdad es que cuando me tocó un par de veces lo sentí. Pero preparamos muy bien la pelea con Guillermo Serra y mis hermanos, con quienes formamos un gran equipo de trabajo”.
También valoró el hecho de conquistar su cuarta corona en distintas divisiones: “Lo que logré es algo histórico, es una hazaña. Subí cuatro categorías y realmente me siento muy orgullosa de haber podido lograrlo, sobre todo acá, en Santo Tomé, en Santa Fe, donde tengo muchos amigos, a los que agradezco que me hayan acompañado”.
Por último, entre muchísimas muestras de cariño de parte de la gente, “La Locomotora” opinó sobre la definición del combate: “Yo quería seguir peleando, el que no me dejó hacerlo fue el árbitro, que se dio cuenta de que ella ya no podía seguir. Yo soy como un pit-bull, no dejo de atacar hasta que me separan. Dije que le iba a arrancar la cabeza, no pude pero porque no me dejaron, pero hizo bien el árbitro porque ya no respondía”.

La última. Otro cruzado de derecha en el centro del ring, el que hizo que el árbitro Hernán Guajardo tomara la decisión de terminar el pleito, ya que Florez no tenía con qué ni por qué seguir siendo castigada.
Foto: Manuel Alberto Fabatía
“Alejandra la resolvió muy bien”
El entrenador de Oliveras, el profesor Guillermo Serra, comentó la estrategia preparada para enfrentar a Lely Luz Florez: “La pelea fue muy dura, pero Alejandra la resolvió muy bien al entrar por abajo. Las combinaciones fueron perfectas, con el uno-dos abajo y después buscando arriba. El plan era no buscar a fondo, tocar y ver qué pasaba, hasta que después del tercer round ya no hubo oposición”.
“Realmente disfrutamos la pelea. Sabemos que Alejandra es muy temperamental, pero pudimos dominar su ansiedad, y además fue muy inteligente y supo escuchar todas y cada una de las indicaciones que les dimos, salió todo muy bien y estamos muy felices”, agregó Serra.

Se acabó. Guajardo acompaña a “La Roca” a su rincón, mientras “La Locomotora” comienza a festejar su gran victoria por nocaut técnico. Iban 27 segundos del séptimo round, la hazaña ya es un hecho, Oliveras lo hizo, obtuvo su cuarto título mundial, un récords que muy difícilmente pueda igualarse. Foto: Manuel Alberto Fabatía