Homenaje a una santafesina de infatigable empuje

La construcción de la capilla del hospital Cullen de nuestra ciudad surgió de la iniciativa de Mercedes Cullen de Aldao. Su dedicación contagió a otros espíritus generosos que hicieron donaciones para poder eregir esta capilla centenaria.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. FLAVIO RAINA.

IMG_0003.JPG
 

El el 30 de marzo de 2013 se cumplieron 100 años de la colocación de la piedra fundamental para la construcción de la capilla del hospital Cullen de nuestra ciudad, denominada Nuestra Señora del Huerto para el Hospital de Caridad de Santa Fe.

“Queremos que se recuerde el accionar de Mercedes Cullen de Aldao, quien dio toda su vida para la construcción de la capilla, ubicada en Lisandro de la Torre 3320, que fuera declarada Monumento Histórico Provincial en 1995”, explicaron algunas integrantes de la comisión directiva de la Sociedad de Beneficencia del hospital.

Y mencionaron: “La señora viajó a Europa para encargar los materiales y otros elementos de la capilla, como los pisos y los vitrales, ya que en esa época, en nuestro país, no había fábricas o especialistas que los realizaran. La capilla se hizo con donaciones: hubo personas que donaron los bancos, el altar, los candelabros, los confesionarios, entre otros elementos. Incluso, el vitral del Espíritu Santo que se ubica a espaldas del altar es una réplica exacta del que está en el Vaticano”.

También remarcaron que “en esa época se iba mucho al teatro y se organizaban obras de teatro o ballet a beneficio de la construcción de la capilla. Además, Mercedes Cullen de Aldao escribió un libro, ‘La cocinera criolla’, que también se vendía a beneficio de la construcción de la capilla, hasta hace 20 años. Cuando viajó a Europa, en el barco iban muchas señoras de Salta, Jujuy y otras provincias. Se le ocurrió hacer un libro con recetas típicas de cada lugar. Ésa fue otra fuente de financiación”.

ORNAMENTACIÓN DE EXPORTACIÓN

La Arq. Cristina Galetti resumió la historia del edificio de la capilla del Cullen en el fascículo 5 de la colección Patrimonio Cultural de la provincia de Santa Fe, publicado por la Secretaría de Cultura de la provincia junto a El Litoral, el 28 de septiembre de 2006.

Destacaba que “doña Mercedes Cullen de Aldao viajó a Europa con el fin de contratar la ornamentación del templo en las casas más acreditadas del Viejo Mundo. Es así cómo los altares fueron construidos por Renard de Barcelona (el mayor, de Nuestra Señora del Huerto, donado por Joaquina Oroño de Salas; los otros dos costeados por donaciones de Ricardo Aldao y Sra. Isaura Echagüe; y por la generosidad de la propulsora: doña Mercedes Cullen de Aldao, en memoria de su extinto marido José R. Aldao).

Los vitrales son de la manufactura Rigal y Cía., también de la ciudad condal; los artefactos lumínicos fueron hechos por Griffon de Venecia y los mosaicos para el piso son de la artesanía barcelonesa de Escofet. Llamó la atención, por su pureza de estilo, el comulgatorio y el púlpito de mármol y bronce, donación de doña Tránsito Comas de Díaz; el Vía Crucis gótico, donado por doña María Salomé Freyre de Iriondo; los bancos realizados en la Escuela Industrial Superior de la Nación, donados por el Dr. Tomás R. Cullen y Sar. Elina Crisol; así como los confesionarios, donados por la familia Álvarez Comas; ornamentos costeados por los Sres. José Febre, Bernardo Vázquez y Sra. Elisa Cullen; y la galería de acceso, que comunica con el hospital, costeada por doña Esmeralda Rodríguez Galisteo de Zapata.

El mantenimiento del templo ha estado siempre al cuidado de la comunidad religiosa que presta servicios caritativos en el hospital, con el apoyo de la incansable Sociedad de Beneficencia de Santa Fe. Ya ha sido precisamente una decisión de esta última la que ha remozado algunos aspectos de la capilla, completándola con una verja de hierro a la calle, embaldosado del atrio, pintura y mantenimiento de los techos, etc..

Con lo que hoy el Hospital Dr. José María Cullen seguirá contando con la capilla donde ahora reposan los restos del fundador que da nombre al nosocomio y de su hermana, aquella santafesina de gran corazón e infatigable empuje que fue doña Mercedes Cullen de Aldao”.

TAREAS INHERENTES AL ROL FEMENINO

El 10 de junio de 2004, Ana María Zancada escribió en El Litoral la siguiente reseña de Mercedes Mauricia Cullen Comas, titulada “Un best-seller santafesino”, que resumimos a continuación.

Nació el 22 de setiembre de 1865 y era la tercera de ocho hermanos del matrimonio Cullen Comas. Por vía materna, era bisnieta del Brigadier Estanislao López y por vía paterna, nieta de don Domingo Cullen, gobernador de Santa Fe.

La casa paterna era centro de reuniones y toda la familia participaba activamente en la vida social de aquellos días, apoyadas por el alegre espíritu de la dueña de casa, Misia Pepita, como cariñosamente la llamaban. Las hijas mujeres comenzaron a desempeñar las tareas inherentes al rol femenino de entonces: protagonismo directo en las congregaciones religiosas derivadas hacia la beneficencia y una activa vida social.

Mercedes era de carácter jovial como su madre pero marcado con una llamativa firmeza. Siendo muy joven se casó con José Aldao y Zavalla, matrimonio del cual nació un único hijo, Tomasito.

Desde pequeña fue testigo del accionar femenino en las obras de caridad, su madre había presidido la Sociedad de Beneficencia por tres períodos. Ella lo sería en el período 1898-99. Además siguiendo la tradición familiar, Mercedes pertenecía a la Congregación de los Milagros.

Pero tal vez lo más destacado en la vida de esta mujer haya sido el empeño puesto en ayudar a su hermano en la construcción de un nuevo hospital para la ciudad. José María Cullen había obtenido su título de médico en Buenos Aires y, desde 1895 en que regresa a Santa Fe, realizaba sus prácticas en el viejo Hospital de Caridad, para luego, ya recibido pasar a integrar el plantel de facultativos de esa institución.

LA COCINERA CRIOLLA

Pero la energía imparable de esta mujer -continúa la reseña de Ana María Zancada- se centraría en un objetivo dentro de la obra en sí: la construcción de la capilla del hospital. Su mente inquieta concibió la idea de realizar un libro de cocina con recetas típicas y donar el producido de la edición para la capilla.

En realidad, Mercedes no sabía cocinar, pero escuchó y anotó todos los datos que pudo obtener, sobre todo en uno de sus viajes a Europa, donde pudo conocer a señoras de distintas provincias de nuestro país. Pero no se atrevió a usar su nombre y buscando un seudónimo, a instancias de monseñor Romero, también compañero de viaje, surgió el de Marta, la hermana de María Magdalena, “quien se ocupaba de cocinar y hacer las tareas domésticas...”.

La primera edición de ‘La cocinera criolla’ fue hecha en Barcelona y fue todo un éxito de ventas. El primer tiraje de cinco mil ejemplares se agotó en menos de un año. A ésta siguieron veinticinco más, todas con igual suceso, convirtiéndose en un verdadero best-seller, aun en Buenos Aires donde, desde la librería El Ateneo, atrajo la atención de los porteños. Además de la cocina tradicional, el libro contenía recetas de platos especiales para enfermos. El éxito de ventas fue verdaderamente arrollador y su autora podría haberse enriquecido con ello, pero todo el producido fue donado para la obra citada.

DSC_9231.JPG

La capilla del hospital Cullen fue declarada Monumento Histórico Provincial en 1995. Las hermanas de la congregación Siervas de María están a su cargo y la atención de los enfermos, junto al padre Hugo Cappello.

DSC_9292.JPG

Las señoras de la sociedad de beneficencia del hospital cullen destacaron la figura de mercedes cullen de aldao, ex presidenta.

Una dama piadosa

Alejandro Damianovich, en su libro “José María Cullen” dedica un capítulo especial a “La capilla del hospital y la obra de Mercedes Cullen de Aldao”, como se titula.

Tras reseñar su historia familiar y acciones altruistas, concluye: “Mercedes Cullen falleció a los 92 años en las últimas horas de la mañana del domingo 19 de mayo de 1957. Durante un año había padecido la enfermedad que doblegó sus energías físicas, conservando hasta el final su lucidez. [...] Quedaban las muestras de su esfuerzo en muchos puntos de la ciudad. El Hospital de Caridad y su Capilla, la estatua de San Francisco, las obras en los templos más importantes, la pintura de Cingolani (N.de la R.: dice el autor en párrafos previos que “en octubre de 1919, ya viuda pero activa, es una de las donantes que sufragan los gastos del gran cuadro de Juan Cingolani que representa el momento del milagro de la Virgen”), entre otras menos visibles, y en el sitio más cálido de muchos hogares, quedaba su libro de recetas de cocina, escrito con fines superiores en agitada marcha sobre el mar, camino hacia Roma como peregrina en el Año Santo de 1913”.

Bajo el manto de la Virgen del Huerto

Una bellísima imagen de la Virgen del Huerto corona el altar principal de la capilla del hospital Cullen y recibe a los fieles, como cobijándolos, dando su protección a los enfermos. A su lado, las imágenes de San Antonio María Gianelli -fundador de la orden de las Hermanas del Huerto- y San Roque completan el retablo. Por detrás, el vitral del Espíritu Santo -réplica del que está en el Vaticano- deja filtrar una tenue luz que baña este lugar sagrado.

Los dos altares laterales tienen las imágenes de San José, San Miguel Arcángel, la Inmaculada, San Antonio, el Niño Jesús de Praga, el Sagrado Corazón, la Virgen del Carmen, Santa Teresita y Santa Rosa de Lima. Otra imagen es la de San Camilo de Lelis, patrono de los enfermos, que está en el altar de la derecha.

“Fundó una orden dedicada solamente a cuidar enfermos”, según relataron las señoras de la Sociedad de Beneficencia del hospital. “Hace unos días trajeron las reliquias de este santo y estuvo en la capilla, ya que es la única imagen que hay en la ciudad. Vino una delegación de Buenos Aires, donde tienen un hospital, que llevan como distintivo una cruz roja”.

La capilla se completa con un púlpito al costado del altar principal, un baptisterio al ingreso; donde se ubica un pequeño altar de la Nuestra Señora de los Dolores; dos lustrosos confesionarios de madera; y un campanario ubicado al frente de la capilla, al que se accede por una pequeña escalera de madera.

Desde 1973, frente al altar principal se encuentran los restos de José María Cullen de Aldao, propulsor del hospital, y de su hermana, Mercedes Cullen de Aldao, quien tanto se dedicó a la construcción de la capilla pero que también colaboró con su hermano en la construcción del establecimiento de salud.

El 11 de enero de 1972, Mercedes Aldao de Cullen envió una carta de agradecimiento a la Sociedad de Beneficencia por permitir que “los restos de nuestro esposo y padre descansen definitivamente en la capilla del Hospital de Caridad”. Y agrega: “Con nuestro cariñoso agradecimiento, quedan ustedes ampliamente autorizadas para realizar todas las gestiones necesarias a fin de cumplir el generoso homenaje que ustedes quieren rendir al Dr. José María Cullen”.

El 25 de enero de 1973, el arzobispo de Santa Fe en Argentina solicitó al Papa “la facultad de inhumar los restos de José María Cullen de Aldao en la capilla del Hospital de Caridad de la misma ciudad; los motivos son la consagración del extinto Dr. Cullen al cuidado de los enfermos y su dedicación a la obra del nuevo hospital, y la generosa participación de Mercedes Cullen de Aldao, su hermana, al apostolado y a las obras de caridad de su hermano”.

DSC_9235.JPG

Detalle del mosaico del piso, de la artesanía barcelonesa de Escofet, que dice en latín “Aquí se adora”.