Ahora: la defensa de los EE.UU.

Europa habría colaborado con tareas de espionaje

El escándalo por el espionaje masivo realizado por la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana adquirió una nueva dimensión al aparecer declaraciones que apuntan a que los servicios de inteligencia europeos habrían recolectado datos para dichos programas.

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El director de la Agencia Nacional de Seguridad, Keith Alexander, aseguró que “los datos fueron facilitados a la NSA por sus socios extranjeros”. Foto: Agencia EFE

 

Redacción de El Litoral

Agencias EFE/DPA

El escándalo del espionaje masivo por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE.UU. en Europa adquirió una nueva dimensión, con cruce de reproches incluido, al aparecer declaraciones que apuntan a la colaboración por parte de los servicios de inteligencia europeos en esos programas.

El cruce de reproches comenzó por la mañana en Washington cuando la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE) Viviane Reding criticó abiertamente a EE.UU., al asegurar que “entre amigos no se espía” e instar al Gobierno de Barack Obama a “tomar acciones claras” para reconstruir la confianza bilateral.

En una conferencia en la Universidad Johns Hopkins, Reding advirtió de que estas revelaciones de espionaje habían “agitado y dañado” las relaciones a ambos lados del Atlántico.

Las revelaciones, aparecidas en los últimos días en varios medios de comunicación europeos y basadas en documentos filtrados por el ex analista de la CIA Edward Snowden, sacaron a la luz pública el espionaje masivo por parte de la NSA sobre millones de comunicaciones de ciudadanos europeos, en concreto en Francia y España.

Además, las actividades incluirían el pinchazo de los teléfonos personales de varios líderes europeos durante años, entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel.

Ambas informaciones generaron el enojo de las autoridades europeas por lo que consideran un comportamiento impropio de “aliados”.

Sin embargo, Washington, que había tratado en los últimos días de minimizar la gravedad de la cuestión con el argumento de que sus programas de espionaje eran similares a los del resto del mundo, dio un paso más al señalar que la recolección de información en Europa se había hecho en algunos casos en colaboración con agencias europeas.

Socios en las operaciones

En efecto, durante una audiencia ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso, el director de la NSA, el general Keith Alexander, calificó de “falsas” las informaciones aparecidas recientemente sobre el espionaje realizado por esa agencia a millones de llamadas telefónicas de ciudadanos en Europa.

“Nuestras fuentes incluyen datos recogidos legalmente, así como datos facilitados a la NSA por los socios extranjeros”, dijo Alexander ante los legisladores.

Y subrayó: “para ser perfectamente claro, no es información que recolectamos de ciudadanos europeos. Representa información que nosotros y nuestros aliados en la OTAN hemos recogido en defensa de nuestros países y en apoyo de operaciones militares”.

Ante este giro argumental, el presidente del comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, Elmar Brok, uno de los jefes de la delegación europea que visita Washington estos días para recabar información sobre los programas de la NSA, remarcó que con estas nuevas informaciones lo que busca Estados Unidos es corresponsabilizar a los europeos.

“El teléfono de la canciller Angela Merkel fue encontrado en archivos de inteligencia estadounidenses”, indicó Brok en una rueda de prensa en la sede de la delegación europea en Washington.

Por ello, recalcó que no valen “excusas” basadas en el argumento de que “siempre ha habido espionaje”, como ha afirmado en varias ocasiones la Casa Blanca en los últimos días.

También señaló que ha quedado claro que “el equilibrio entre seguridad y privacidad” por parte de los servicios de inteligencia estadounidense “no es el adecuado”.

Como daño colateral, uno de los principales afectados de esta creciente tensión podría ser el ambicioso Tratado de Libre Comercio e Inversiones que Washington y Bruselas comenzaron a negociar en junio pasado.

Reding aludió a este aspecto al señalar que las revelaciones de espionaje masivo crean un “ambiente negativo” para el avance de estas negociaciones.

No obstante, mantuvo la cautela y afirmó que la posición de la Comisión Europea no es “retrasar” las conversaciones comerciales, como han señalado algunos miembros del Parlamento europeo.

Análisis

Por María Laura Aráoz

EEUU y Alemania: una alianza en entredicho

John F. Kennedy supo decir que dejaría a su sucesor en la presidencia de Estados Unidos una carta para abrir en caso de sentirse deprimido. Sólo tendría una frase: “Vaya a Alemania”. Una prueba de la estrecha relación que ambos países forjaron tras la Segunda Guerra Mundial y que ahora quedó en entredicho por el escándalo del espionaje estadounidense.

Kennedy había sido objeto de un recibimiento apoteósico en Berlín en 1962, un año después de que fuese erigido el Muro que cimentó la división del país y el mundo. Cientos de miles de berlineses lo vitorearon cuando les aseguró su apoyo con la memorable frase de “Soy un berlinés”.

Los alemanes profesaban una inmensa gratitud a Estados Unidos, la gran potencia que los ayudó a reconstruir su país en ruinas después de la guerra mediante el “Plan Marshall”, restituir las instituciones democráticas y erigir la estructura federalista.

A partir de 1949, EE.UU. se convirtió en el protector de Alemania, el antiguo enemigo situado en el centro del conflicto entre el capitalismo y el comunismo, y sus relaciones estuvieron marcadas por esta lucha global. Pero los roles cambiaron con el fin de la Guerra Fría y la implosión del comunismo.

Alemania ya no necesitaba un protector fuerte y Estados Unidos tampoco tenía urgencia en mantener un gran bastión contra los comunistas.

Sin embargo, el presidente George Bush padre, en sus comienzos un político poco popular en Alemania, jugó un papel clave en la reunificación de Alemania al apoyar al canciller Helmut Kohl frente a los reparos de británicos y franceses.

Los alemanes no olvidaron el gesto de Bush, que la canciller Angela Merkel recordó en 2009, 20 años después de la caída del muro, en un discurso ante el Congreso en Washington: “Los alemanes sabemos todo lo que les debemos a ustedes, nuestros amigos americanos. Nunca lo olvidaremos, ni lo olvidaré a nivel personal”.

Ambas naciones volvieron a acercarse tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 que sacudieron a Estados Unidos. El canciller alemán Gerhard Schröder garantizó “solidaridad ilimitada” a la potencia herida y envió tropas a Afganistán.

Un año más tarde, sin embargo, el tono se volvió ríspido cuando Alemania se opuso categóricamente a la invasión de Irak promovida por George W. Bush. El entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld tachó a Alemania de “vieja Europa”, mientras se comparaba a Bush con Hitler.

Barack Obama siguió los consejos de Kennedy y viajó a Alemania para pronunciar en Berlín un discurso como candidato a la presidencia que fue aplaudido por decenas de miles de personas. Su llegada a la jefatura de Estado despertó en Alemania expectativas difíciles de cumplir.

Obama y Merkel nunca fueron grandes amigos, si bien se respetan. Pero fueron las nuevas revelaciones sobre el espionaje de Estados Unidos a líderes de todo el mundo, incluyendo el teléfono móvil de Merkel, lo que agrietó el vínculo transatlántico.

“Entre amigos no se espía”, disparó Merkel hacia Washington, mientras su ministro de Exteriores citaba al embajador estadounidense para pedir explicaciones.

La alianza con Estados Unidos sigue siendo pilar fundamental de la política exterior y de seguridad de Alemania.

Aún cuando el comunismo pasó a la historia en Europa, cerca de 40.000 soldados norteamericanos siguen estacionados en territorio alemán. Las unidades se preparan para sus misiones en otros países y la base aérea de Ramstein es paso obligado para el aprovisionamiento de las misiones en el Cercano Oriente.

Además, el intercambio comercial con Washington es vital para Berlín. Estados Unidos es el primer socio comercial de Alemania fuera de la Unión Europea y Alemania es el más importante de Washington en Europa y el sexto a nivel global.