editorial

A Cristina le aguarda un escenario difícil

  • Más allá del clima festivo que rodeará la reaparición de la presidenta, el gobierno tiene por delante una compleja situación económica.

La verdadera situación de la salud de la presidenta Cristina Fernández sigue siendo una incógnita. Por el momento, desde las usinas informativas oficiales se asegura que la primera mandataria se recupera y respeta la prescripción médica de absoluto reposo.

De todos modos, a poco de conocerse la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre la constitucionalidad de la Ley de Medios, comenzaron a circular rumores sobre la pronta reaparición de Cristina.

En primer lugar habrá que decir, una vez más, que la salud de la mandataria es cuestión de Estado, sobre todo frente a un estilo de gestión centralizado y personalista como el suyo.

Las novedades sobre la Ley de Medios seguramente contribuirán a crear un clima festivo y hasta épico en la reaparición de Cristina. Sin embargo, el escenario que recibirá a la presidenta no brinda demasiados motivos de celebración.

La inflación creciente, la baja de reservas, el cepo al dólar, las inequidades en los subsidios y el déficit energético que consume cada dólar que ingresa a las arcas del Estado son algunos de los problemas que aguardan una pronta respuesta.

Luego del aplastante triunfo electoral de Cristina en octubre de 2011, se esperaba que el gobierno tomara algunas decisiones de fondo tendientes a encarrilar la situación económica del país. Sin embargo, el tiempo pasó y sólo se aplicaron algunos parches que jamás sirvieron para atacar los problemas de fondo.

Por ahora, los rumores que surgen desde fuentes oficiales hablan de profundizar algunas de las medidas que ya demostraron su fracaso. Se habla, por ejemplo, de mayores restricciones a la compra de dólares para viajar al exterior o de un impuesto sobre los gastos realizados con tarjetas de créditos fuera del país.

Sin embargo, no existen indicios que indiquen que el gobierno esté pensando en tomar medidas de fondo para enfrentar el mayor problema que sufre hoy la economía argentina, que es la inflación del 25 por ciento anual. En gran medida, favorecida por la emisión monetaria por parte de un Estado que prefiere emitir billetes en lugar de ordenar las cuentas públicas.

El saldo comercial favorable -forzado a partir de las restricciones al ingreso de productos desde el exterior- ya se encuentra comprometido para el pago de deuda pública, el financiamiento al turismo y la compra de combustibles que permiten mantener al país funcionando.

Las reservas del Banco Central se ubican alrededor de los 33.700 millones de dólares, lo que supone una caída de 1.000 millones durante el mes de octubre, de acuerdo con datos oficiales.

Esto significa que, en lo que va del presente año, las reservas muestran una caída de 9.576 millones de dólares. Desde la puesta en marcha del cepo cambiario, se perdieron 13.800 millones de reservas.

Si se comparan los niveles actuales con el récord de reservas del 26 de enero de 2011, la sangría de divisas asciende a nada menos que 18.940 millones de dólares. En aquella fecha, el Banco Central contaba con 52.654 millones de la moneda norteamericana.

En definitiva, y más allá de las celebraciones con que seguramente será recibida Cristina Fernández a su retorno, la presidenta y su gobierno tienen por delante una tarea difícil e ingrata. Es que, si no se toman las medidas necesarias cuanto antes, los problemas continuarán agravándose y los costos serán mayores.

Si no se toman las medidas necesarias cuanto antes, los problemas continuarán agravándose y los costos serán mayores.