El Litoral con Pablo Burtovoy, el de los penales en Paraguay...

La vuelta a la esencia del fútbol

Habló de Brown, de la hora y media de viaje todos los días desde Castelar para entrenar y que “mi historia está marcada con Colón y por eso le dije que no a Unión cuando me vinieron a buscar”.

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El ex arquero sabalero en diálogo con El Litoral en la tarde de Adrogué, que se llenó de recuerdos.

Foto: Julián Buccolini

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

“Muchachos, ¿necesitan algo?”. Compartía una charla con algunos colegas santafesinos antes del inicio del trabajo en la cancha de Brown de Adrogué, cuando se acercó la figura inconfundible de José Pablo Burtovoy. No parecía que, en apenas un rato, tuviese que sentarse en el banco de suplentes de su equipo para cumplir su trabajo profesional. Algo parecido pasó con Pablo Vicó, el técnico, que apenas arribó con el plantel a la cancha de Brown se fue a caminar el campo de juego, a charlar con el canchero y a brindar entrevistas a todos los que se la reclamaban. Pero volviendo a Pablito Burtovoy, el mismo de los penales en el Defensores del Chaco ante Olimpia y portador de un apellido ilustre para Santa Fe, fue muy grato no sólo volver a verlo sino compartir sus pensamientos, sus vivencias y sus recuerdos.

—¿Brown es la sorpresa del fútbol argentino, Pablito?

—¿Sabés qué pasa?, que si mirás alrededor tuyo no lo podés creer, pero la infraestructura no es nuestra referencia. Si visualizás lo que tenemos, estamos en similitud con el club San Cristóbal de Angel Gallardo, por ejemplo. O sea, podrías comparar esto con un club de la Liga. Pero trabajar sobre la escencia del fútbol es lo que nos está trayendo mucho éxito. O sea, no es proporcional la infraestructura con la manera en que estamos construyendo la campaña.

—Poco para mostrar en lo edilicio y mucho para sorprenderse en lo futbolístico, ¿no?

—Claro, y hacemos sentir que cada vez que entramos a la cancha lo hacemos con la convicción de que podemos ganar.

—¿Y por qué llegaron tan alto?

—Institucionalmente, tenemos orden y somos respetados. Hay clubes con más infraestructura que también tienen orden. Entonces, hay que ir a buscar la diferencia a la parte deportiva. Y allí nos encontramos con equipos que hacen seguimientos y científicamente buscan refuerzos y trabajo. Todo eso acá no pasa. Por eso es tan difícil explicar este fenómeno de Brown, sin sostenerse en la verdadera escencia del fútbol, en eso de volver a las raíces y pensar que nadie es más que nadie.

—¿Cómo se banca este club?

—Estamos al día. Hay un presidente y un gerente que gestionan el orden económico y estructural del club. El bingo de la ciudad respalda fuerte al equipo y a través del éxito deportivo se pudieron conseguir sponsors. Esta zona es políticamente ordenada, está Giustozzi, la gente está contenta con él y también, en forma personal, está al tanto de lo que pasa en el club.

—¿Dónde vivís?

—En Castelar, estoy a una hora y media de la cancha y es el camino que recorro todos los días. Vos te preguntarás por qué hago esto a los 37 años y es un poco lo que estamos hablando, volver a la escencia. Son experiencias, las tenés o no las tenés. Hace poco, un chico que se llama Andrés Miranda, el “Pitufito”, que está en Tierra del Fuego, muy amigo mío al igual que “Peri” Montenegro y toda esa gente de San Ignacio de Loyola y sus familias a las que siempre recuerdo y que ejemplifico en ellos dos, me escribió una carta... Yo siempre le pedí a Dios que me dé la chance de jugar en Primera, en la selección argentina, en el extranjero, y se me dio todo. Pero esto de Brown también es parte del fútbol. Y siento que Dios me está mostrando con Brown lo que es el fútbol. Por eso, esto se trata de despertarse todos los días y hacer lo que hago con pasión. Yo trato de buscar excelencia todos los días, al igual que lo hice cuando jugué en Colón, en el León de México, en Colombia, en Bolivia y acá, por más que el nivel sea diferente.

—Eso es mantener el fuego sagrado, porque después de haber sido “héroe” atajando penales en el ascenso, ahora te “comés” el banco...

—Si querés enredarte, creéme que te podés enredar porque encontrás situaciones justas e injustas y situaciones leales y desleales. Yo necesito jugar, tengo 37 años y lo mío no pasa por estructuras o dinero, necesito jugar para ser feliz. Terminaré este semestre, haré la evaluación correspondiente y veré el camino a seguir, yo quiero atajar.

—Veo que el técnico no fue claro con vos cuando te dijo que ibas a ser suplente...

—No... Pero tengo que hacer silencio. A los chicos les mostré siempre un perfil durante el año y más allá de que piense distinto al técnico, creo que los mayores tenemos que dar una imagen que no sea distinta a la que mostramos en otras situaciones. Los clubes no nos contratan sólo para jugar. Los arqueros, los centrales, aquéllos que jugamos en puestos que son un sostén en el equipo, tenemos que mostrar templanza, calma, profesionalismo, y que hay otra manera de pensar fuera del arrebato de analizar si me quieren o no me quieren. Para eso se contrata a los mayores.

—La gente de Colón recuerda aquel 30 de abril de 1998 como la noche de los penales de Burtovoy cuando se le ganó a Olimpia. Tu papá atajó en Colón y luego ascendió en Unión. Y a vos, Unión te llamó. ¿Habrías atajado en Unión?

—Le agradecí a los dirigentes y les dije que mi historia estaba marcada con Colón. Lo que hizo mi papá fue extraordinario, porque fue a Unión a ascender a Primera. Pasa el tiempo y cada vez tengo más orgullo de lo que hizo. Somos de Santa Fe y sabemos que socialmente a mi viejo lo respetan en todo lugar, pero fue otro tiempo. Mi historia está marcada muy fuertemente con Colón y quiero sostenerla así.

—¿Estás al tanto de lo que pasa en Colón?

—Reniego de la gente que no está en el club y que tuvo un paso por el club y no conoce con profundidad todas las cuestiones, pero da una opinión. Yo tengo que estar muy fino en la información para decir algo. Lo único que puedo decir es que deseo que los futbolistas juveniles sean respaldados y que puedan, deportivamente, acomodar al club. El fútbol es muy especial en este país y parece que las cosas están bien o mal según sean los resultados, cuando en realidad las cosas pasan por otro lado. Valoro lo que están haciendo los chicos jóvenes, los ví jugar con hombría ante Newell’s. Por eso, no voy a opinar sobre el club, pero deseo que los chicos puedan remontar la situación deportiva.

—¿Qué vas a hacer cuando esto se termine?

—Soy el gerente deportivo del fútbol juvenil de Corinthians Santa Fe y es algo que estamos desarrollando con mucho éxito. Me vine preparando en todos estos años en lo que se refiere a gestión deportiva y tengo una empresa con Franco Costanzo y Guillermo Pereyra, los chicos de River, y un economista. Tenemos una mesa de trabajo donde analizamos diferentes necesidades de gente amiga para desarrollarla. O sea que hay mucho por hacer el día después del fútbol.

—Un fenómeno como anfitrión...

—Es que así empezamos... Después, los momentos de la vida te distraen o visualizás otras cosas. Uno crece, tiene experiencias muy grandes pero siempre se vuelve a los orígenes, y yo veo y disfruto así este paso por Brown.


La vuelta a la esencia del fútbol

José Pablo Burtovoy sentado en el banco de suplentes de Brown. Fue el “héroe” del ascenso, pero le trajeron un arquero para que sea titular. Se la “banca” como lo que es, un señor. Foto: Matías Nápoli