Murió hoy, a los 79 años

Juan Carlos Calabró se va con su humor blanco y popular

Juan Carlos Calabró se va con  su humor blanco y popular

El cariño de su público fue nota distintiva en una carrera sin tropiezos, caracterizada por lograr sucesos de amplio alcance. La radio, el cine, el teatro y la televisión fueron los canales en los que el actor desplegó su talento.

Archivo El Litoral

 

De la redacción de El Litoral

El actor Juan Carlos Calabró falleció esta mañana en el Hospital Británico, a los 79 años, donde estaba internado desde el 23 de octubre a causa de una enfermedad que afectaba la producción de glóbulos rojos.

El cómico nacido el 3 de febrero de 1934 en Buenos Aires, creó personajes como “El Contra”, “Aníbal” y “Johnny Tolengo”, tres de sus más populares creaciones televisivas.

Pero además de alcanzar masividad en la pantalla chica, el artista desplegó una larga y exitosa trayectoria en cine y teatro que fue reconocida, por caso, en agosto pasado durante la entrega de los Martín Fierro donde tuvo su última aparición pública.

Calabró hizo sus últimas actuaciones regulares con “El Contra” en 2003, en recordada dupla con Antonio Carrizo, y tuvo intervenciones como actor dramático en “Padre Coraje” (2004), además de alguna aparición como invitado en ciclos ajenos.

El actor iba así tomándose un largo descanso de las cámaras parecido a una jubilación. Hizo, mientras tanto, apariciones en el teatro de revistas junto a Flavio Mendoza en “El Gran Burlesque... mucho más que una revista”, en Mar del Plata, y en “Carnaval de estrellas”, en el porteño Broadway.

“Cala” y “Coca”

Casado con Aída Elena Picardi, a la que hizo conocida por su apodo de “Coca” con quien tuvo a las mediáticas Iliana, de 47 años, y Marina, de 39, en 2009 se le animó al stand up con “Vení a reírte con Cala”, en el Multiteatro, también sobre la avenida Corrientes, como recordó la agencia Télam.

Coetáneo del boxeador Horacio Accavallo y el periodista Enrique Macaya Márquez, a principios de 1960 apareció en el programa radial “Farandulandia” -suerte de edición oral de la revista “Radiolandia”- y dos años después pasó a la TV. En la pantalla chica, se destacó entre los humoristas de “Telecómicos” por su presencia y su excelente dicción, donde los autores Delfor Dicásolo y Aldo Cammarotta eran dedicados sostenes de su actuación.

En el elenco figuraban Nelly Beltrán, Jorge Porcel, Osvaldo Canónico, Calígula, Horacio Bruno, Mariel Comber, Julio López, Iván Grey, Atilio Pozzobón y una jovencísima Luisina Brando, con la que el actor jugaba divertidas peripecias.

“Calabromas”

El ciclo se extendió algunos años, Calabró participó de “Circus Show” (1972), junto a Carlos Balá, Mario Sánchez y otros, y en 1978 comenzó a jugar en primera línea con “Calabromas”, un programa a su medida donde aparecieron sus personajes más emblemáticos.

A través de las temporadas “Calabromas” incluyó a “Gran Valor”, a “Johnny Tolengo, el Majestuoso”, y al ingenuo “Aníbal”, que luego pasó al cine en “Mingo y Aníbal, dos pelotazos en contra” (1984) y su secuela “Mingo y Aníbal en la mansión embrujada” (1986), en compañía del recordado Juan Carlos Altavista.

“El Contra” fue otro de los personajes que le agregaron popularidad, capaz de liquidar la paciencia de sus invitados, que constantemente se veían confundidos con otros -a veces ni siquiera parecidos- y cuestionados a cada paso.

A lo largo de los años, la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radio Argentinas (Aptra) lo consagró como actor cómico en 1975, lo incluyó en esa terna en 1990 y un año después le dio el Martín Fierro como protagonista de comedia por “Campeones de la vida”.

Calabró le tenía pavor a los aviones y por eso nunca salió del país, al que gustaba recorrer en su auto, aun cuando tenía que actuar en Mar del Plata u otros escenarios, en los que el público lo acompañaba gustoso ya que encontraba en él la figura con la que convivía frente a la pantalla chica.

Fue uno de los protagonistas de la primera versión argentina de “Extraña pareja” en escenarios porteños, mientras el cine lo incorporaba en “Escala musical” (1966), de Leo Fleider, a la que siguió “Las pirañas” (1967), dirigida por el español Juan Antonio Bardem.

Más cine

Su cartel empezó a crecer con “Villa Cariño está que arde” (1968), “La guerra de los sostenes” (1976), dirigida por Gerardo Sofovich, “Yo también tengo fiaca” y “La fiesta de todos” (1978), “Frutilla” (1980) y “Abierto día y noche” (1981).

También se lo vio en “¿Los piolas no se casan...?” (1981), “Diablito de barrio” (1983, junto a Lorena Paola), “Me sobra un marido” y “Johnny Tolengo, el Majestuoso” (1987) y en 2003 actuó en “Sangre”, a las órdenes de Pablo César, un director de culto.

Como si viera cercano su fin, no hace mucho declaró en un reportaje: “A la edad que tengo, uno piensa en la muerte”, tras dar detalles sobre la anemia que lo acompañaba en sus últimos años y los inquietantes resultados que surgían de sus exámenes médicos.

0pinión

por Juan Ignacio Novak

Personajes

inolvidables

  • Al igual que otros actores icónicos del espectáculo argentino que ya partieron, Juan Carlos Calabró es un hombre al que se va a extrañar mucho. Es que, a pesar de que en los últimos tiempos su edad y su salud lo alejaron de las pantallas (chica y grande) y los escenarios, diseñó a lo largo de medio siglo de carrera una serie de personajes que logró captar con lucidez el gusto de la audiencia y dejó una impronta que todavía persiste bajo la forma de frases que están incorporadas en la cultura popular argentina.

“Aníbal”, “Johnny Tolengo” y “El contra” figuran entre sus creaciones más celebradas, auténticas “factorías” de risas y diversión para varias generaciones. Pero también quedan en el recuerdo sus trabajos junto al inefable Juan Carlos Altavista (popular por su personaje “Minguito” Tinguitela) en la década del ‘80, como “Mingo y Aníbal en la mansión embrujada”.

El Martín Fierro que recibió por su medio siglo en el mundo del espectáculo llegó justo a tiempo y estuvo bien. No siempre ocurre: los homenajes póstumos, necesarios y significativos, no suponen lo mismo. Y Calabró lo merecía.

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