crónicas de barrio

EN EL DISTRITO ESTE

La paz de Villa Setúbal es alterada por los asaltos

Como pocas, esta barriada es una postal del crecimiento urbano. Hace 80 años no existía. Hoy es una zona residencial cuya tranquilidad está en jaque por los robos.

La paz de Villa Setúbal es alterada por los asaltos

Son 43 manzanas de cara a la Laguna, de la que toma nombre el barrio, con las vías del Ferrocarril Belgrano como espalda, que ensanchan la estrecha cintura de Salvador del Carril hacia el norte, en J. P. López.

 

En Tacuarí al 6300, Teresa Pérez barre su vereda. A mitad de cuadra, otra señora cruza la calle camino de sus compras. En la otra esquina, Ramón Ángel Chamorro espera el colectivo sentado en el cordón, en la puerta de la Escuela. Reinas del silencio, las mañanas corren más despacio en las calles de Villa Setúbal.

Sus cuadras alternan fachadas tradicionales de tejas y rejas con construcciones modernas de los nuevos vecinos. Como pocas, esta barriada es una postal del crecimiento urbano: hace 80 años, no existía. Se urbanizó entre los años ‘30 y ‘50, y estaba aislada por la vía en su conexión con el centro. La tranquilidad que caracterizó sus inicios es el rasgo que la convirtió en una de las zonas residenciales más caras de la ciudad y, por ello, también blanco de robos y asaltos callejeros.

Los rostros añejos de los vecinos explican que el barrio mantenga las tradiciones de antaño: Teresa admite que le gusta sentarse en la vereda, aunque ya no lo hace tan seguido como otros años: los asaltos están a la orden del día “algunos con golpes a las señoras y maltrato”. Todo parece indicar que el cartel que anuncia la “Alarma comunitaria” quedó en desuso: hace un par de años que esa sirena barrial no suena. Igual, cuenta que por las noches “hay sereno: un vigilador que camina las calles y silba, controlando las cuadras del barrio”.

Piden seguridad

Hace 52 años que Miriam García de D’Amico vive frente a la vecinal y participa de su comisión directiva. Cuenta que “la principal preocupación es la inseguridad: la gente reclama por los asaltos. Los chicos de la UTN salen de noche, tarde, y a veces son robados”. Inés Vicens de Ceresole, presidenta de Vecinal Villa Setúbal, coincide con su compañera: “Estamos pidiendo que poden los árboles para que no tapen la luz, más iluminación en el corredor que va por Antonia Godoy hacia la parada de colectivo para darle un poco más de seguridad a los chicos”.

“Te pueden llevar la plata, pero también te pueden matar” suma Walter Prete, que lo cuenta por experiencia propia. Lo asaltaron varias veces: la última, hace 4 meses, y con revolver en mano. En la esquina de Ángel Cassanello y Tacuarí, hoy atiende a puerta cerrada su local de indumentaria clásica masculina: “El problema no es la plata porque tenemos seguro; el tema es el mal momento que vivís y el riesgo”. Dice que “la zona es como todas: insegura” pero, también que “es el mejor lugar de Santa Fe para vivir, los vecinos son muy buenos y, si no fuera por los robos, los días son tranquilos”.

Los vecinos son todos buenos, acá no existe mala gente, el enriquecimiento mal habido. Acá el más pobre habla con el que tiene más plata. No hay personas malas, son todos educados”.

Ramón Ángel Chamorro,

se mudó al barrio en el año ‘52.

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En este barrio, la gente todavía se sienta en la vereda. No tanto como antes, cuando era más tranquilo, cuando teníamos menos miedo”.

Teresa Esther Pérez,

vecina de Villa Setúbal desde hace medio siglo.

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Hace 6 años que estamos en esta esquina y nos robaron varias veces. La zona es como todas: insegura. La última vez fue hace 4 meses. Entraron con pistola, cargaron todo lo que pudieron y se lo llevaron”.

Walter Prete,

comerciante de Ángel Cassanello.

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Un poco de historia

  • Sus calles todavía respiran un pasado con tardes de playa en la laguna, pesca de mojarritas o recorridas de espineles. Villa Setúbal nació como un apéndice de Villa María Selva: el barrio que se extendía al otro lado de la vía, que avanzaba hacia la laguna Setúbal con loteos incipientes.

Así, en octubre de 1952 un grupo de vecinos se reunió en el Club Ferroviario de Santa Fe para fundar la actual vecinal Villa Setúbal. “Los comienzos fueron difíciles, pero el empuje de ese grupo de vecinos hizo posible el progreso del barrio”. Lo cuenta Inés Vicens, quien se afincó en esas tierras y nunca más se fue.

Por aquellos días, la calle 26 sin nombre -hoy, Ángel Cassanello al 900- era la única asfaltada y, por eso, el escenario de los eventos sociales de la barriada: se organizaron bailes, meriendas, y en el viejo salón de baile de don Mario Millán Medina -estaba casi en la esquina- en los días patrios se servía chocolate con tortas y masitas. La primera línea de colectivo, la única que llegaba al barrio, fue la “R”: por su poca frecuencia la llamaban “la madre” (hay una sola).

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