Pelé recordó el famoso Maracanazo de 1950...

Lágrimas por Mandela en una ceremonia futbolera

2_1997245.jpg

El máximo ídolo. Pelé finalmente estuvo en la ceremonia y se refirió al vínculo pasional entre el fútbol y su país. Es la figura principal de la historia de este deporte en Brasil. Foto: EFE

 
sorteo_mundial_2014.pdf

E.C.

(Enviado Especial a Costa do Sauipe)

[email protected]

El emotivo homenaje a Nelson Mandela fue el puntapié inicial para la ceremonia inaugural. Enseguida, Joseph Blatter en su carácter de presidente de la Fifa, y Dila Roussef, la máxima mandataria brasileña, se hicieron presentes en el escenario que se vio invadido por la pegadiza y alegre música brasileña cuando subieron al escenario Vanessa Da Matta y Alexandre Pirez, quienes interpretaron “1 a 0”, la gran creación del inolvidable Pixinguinha.

En el recordatorio de los mundiales, el de 1978 se vio identificado para el mundo entero por un aspecto casi exclusivo de los futboleros en nuestro país: los papelitos que pese a la prédica de José María Muñoz, el enorme relator que tuvo la historia radial argentina, pusieron blanco el césped del Monumental cuando ingresó aquella inolvidable selección con el gran capitán Daniel Passarella encabezándola.

“Es el momento de presentar a los verdaderos protagonistas”, dijeron Rodrigo Hilbert y Fernanda Lima, los animadores, empezando a desfilar los videos de las 32 selecciones, apenas interrumpido para que suba Ronaldo, uno de los grandes ídolos contemporáneos del fútbol de este país, y luego se presente a la pelota y a Fuleco, la mascota, que hizo de las delicias bailando en el escenario.

Previamente, Vicente Del Bosque tuvo el honor de subir con la copa del mundo que su selección ganó brillantemente en 2010, con aquel gran equipo integrado por una constelación de estrellas, casi todos del Barcelona. A propósito, Del Bosque votó a Xavi y a Iniesta como los mejores del mundo. “Yo no entro en esa fiebre madridista de convertirse en antibarcelonista”, le dijo el técnico campeón del mundo a este enviado de El Litoral.

A todo esto, mucho nerviosismo podía apreciarse en la concurrencia. Alejandro Sabella vio todo el sorteo al lado de Juan Carlos Crespi, el vicepresidente de Boca, mientras que Julio Grondona se sentó al lado de Pelé, el astro brasileño. La Fifa invitó a Mario Alberto Kempes para que sea el representante de la historia del fútbol argentino por su consagración en 1978, donde además fue el goleador del torneo. Sin ánimo de ofender a la enorme e incuestionable jerarquía del Matador, la pregunta es: ¿por qué no se invitó a Diego Armando Maradona?, no hay dudas de que lo ocurrido con Diego en los últimos tiempos y sus permanentes críticas al ente rector del fútbol mundial dejaron huella.

Cuando subió Pelé, la anunciadora disparó una pregunta: “Pelé, ¿usted ve a Brasil disputando la final?”, a lo que Pelé dijo que le tiene mucha confianza y recordó la enorme tristeza del recordado Maracanazo, cuando Uruguay dio vuelta el partido y dejó llorando a 200.000 espectadores adentro del estadio y a muchísimos millones afuera, en 1950. “Vi a mi padre llorar cuando Uruguay nos ganó en el Maracaná y no quiero que a mis hijos les pase lo mismo. Les digo a todos los habitantes del mundo que Brasil los está esperando con los brazos abiertos”, dijo Pelé.

Luego aparecieron las figuras invitadas, como Kempes, Cannavaro, Matthaeus, Zidane, Hierro, Cafú y la mayor emoción cuando ingresó Alcides Ghiggia, el legendario jugador uruguayo que estuvo presente en aquella famosa tarde del Maracanazo en 1950.

Luego llegó el momento del sorteo propiamente dicho, el momento en que se acabaron las palabras, las ansiedades y las especulaciones. Ahora, llega el momento de trabajar largo y tendido para terminar con las obras y esperar el momento en que la pelota empiece a rodar. Faltan seis meses. No es nada. El Mundial de Brasil está a la vuelta de la esquina.


Uno corto y otro largo

Uno de los temas que, sin ninguna duda, preocupa a todos en un país con una geografía tan importante y cambiante, es el de las distancias. Argentina va a parar en la concentración del Atlético Mineiro, en Belo Horizonte, y se tendrá que mover a Río de Janeiro y a Porto Alegre en la primera fase, pero con el aliciente de que el partido del medio será, precisamente, en la ciudad de residencia.

Hasta Río de Janeiro, el plantel tendrá que desandar unos 490 kilómetros, que significan unos 40 minutos en avión, aproximadamente. Es como ir de Santa Fe a Capital Federal.

El viaje se alarga un poco más a los diez días, cuando se deba viajar a Porto Alegre para enfrentar a los nigerianos. Allí, la distancia trepa a unos 1.700 kilómetros.

En el caso de clasificar primeros, la distancia vuelve a ser muy corta cuando haya que viajar a San Pablo, porque apenas hay 580 kilómetros desde Belo Horizonte.

Todo esto que se acaba de expresar, formó parte de la gran alegría reinante en el campamento argentino luego del sorteo. A propósito de lugares, Sabella se quedó en Brasil para ver no sólo el hotel y el campo de entrenamiento elegido para la concentración, sino también para visitar las otras sedes en las que jugaremos e ir tomando decisiones.

" No nos tocó grupo de la muerte y no tenemos muchos viajes. Caímos en un grupo que nos gusta. Brasil es un país muy grande, con muchos climas y para nosotros los viajes serán cortos. Hay que ir partido a partido, no dar dos pasos sino uno. Sería una falta de respeto a los rivales y no podemos cometer ese error”.

Alejandro Sabella

DT de Argentina

análisis

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Costa do Sauipe)

...Y eso que es un país futbolero

Las cosas casi siempre se hacen por algún motivo y que el sorteo de la Copa del Mundo se haya realizado en Costa do Sauipe, en un lugar tan exclusivo y alejado, tiene una explicación: evitar las protestas y los piquetes que los brasileños han convertido en una costumbre desde hace un tiempo, reclamando inversiones en otras necesidades y no en la construcción de estadios e infraestructura para un evento deportivo.

Cuesta entenderlo si vemos a Brasil desde la perspectiva del fútbol y la pasión que este deporte despierta. Pero es absolutamente entendible si, por ejemplo, se observa el estado de indigencia en la que viven muchos bahianos, las carencias en alimentación, vivienda y los enormes problemas de seguridad que existen en varias ciudades brasileñas.

El estadio Fonte Nova de Bahía está listo y preparado para el Mundial, pero hay algunos que se encuentran en plena construcción. Por ejemplo, el de la inauguración -en el que se produjo el accidente hace algunos días- debería haber estado listo para principios de enero, pero habrá que esperar hasta mediados de abril, o sea dos meses antes del Mundial.

Se está trabajando contra reloj, al punto tal que el propio Blatter lanzó una frase que causa conmoción por donde se la mire o analice: “Que Dios nos ayude”.

La sensación es que el pueblo brasileño está frente a una gran dualidad. Por un lado, disfrutar de una de las cosas que más los atrapa (el fútbol); por el otro, manifestarse ante la gran cantidad de dinero que se desvía para construir estadios e infraestructura sin pensar en la pobreza y la inseguridad que existe en este país.

Este tema, el de la inseguridad, es uno de los que más preocupa a medio año del Mundial. De todos modos, la Fifa ya viene con la experiencia de lo ocurrido hace tres años en Sudáfrica, donde el principal escollo a superar era, precisamente, el de la inseguridad con la que se vive en Johannesburgo, principalmente.